viernes, 2 de noviembre de 2018

LA PIEDAD JEREZANA SE TRASLADÓ A LA MERCED PARA CELEBRAR SUS 300 AÑOS


Sólo cinco días después de la salida extraordinaria del Señor de la Oración en el Huerto (ver), Jerez vivió ayer otra con el traslado de Nuestra Señora de la Piedad hasta la Basílica de la Merced, donde está teniendo lugar un triduo con motivo del tercer centenario de su hechura por parte del imaginero Ignacio López.
La elección del lugar de destino de este traslado no fue casual, sino que responde a dos circunstancias: por un lado, el octavo centenario de la Orden de la Merced y por otro, el hecho de que la Hermandad del Santo Entierro se fundó a finales del siglo XV precisamente en el convento mercedario al que ayer regresó la dolorosa en la conmemoración de los tres siglos que lleva siendo objeto de devoción en la ciudad gaditana.
La salida extraordinaria, que tendrá su segunda parte el domingo con el regreso a la Real Capilla del Calvario, sede de la hermandad, lo fue aún más por un hecho destacado. Y es que en el paso de palio estos días puede verse únicamente a la Virgen de la Piedad, sin la presencia de las tallas de San Juan y las tres Marías que desde 2003 la acompañan cada Viernes Santo durante la estación de penitencia, y que son obra igualmente de Ignacio López de 1718. Antiguamente, la Piedad salía cada Semana Santa en dos ocasiones: en la Madrugada del Viernes Santo y en la tarde de ese mismo día. En una jornada iba sola y en la otra acompañada en la representación de la escena del Duelo.
Así las cosas, desde hace quince años no se veía por las calles de Jerez a la Virgen de la Piedad sola bajo el impresionante conjunto de palio y manto que la Hermandad del Santo Entierro compró a la sevillana Hermandad de la O en 1930, y que había sido confeccionado por las Hermanas Antúnez entre 1882 y 1891. Afortunadamente, la cofradía jerezana ha sabido conservar semejante joya del bordado, pero también del diseño, que se debió a Manuel Beltrán Jiménez. Y, además, también conservó las que hasta la adquisición de este palio fueron las antiguas caídas, utilizadas hoy como sobrefaldones.
El traslado, sin acompañamiento musical alguno, comenzó a las doce del mediodía de una soleada jornada de Todos los Santos, con la apertura de las puertas de la Capilla del Calvario, situada junto al Seminario Diocesano y frente al zoo jerezano. Curioso escenario al que estaba a punto de salir fuera de su época habitual la Virgen de la Piedad.
La cruz de guía entre faroles daba inicio al cortejo, seguida del primero de los dos tramos de hermanos con cirios blancos y la medalla de la corporación al cuello que iban acompañando a la dolorosa, separados por el estandarte corporativo. Después iban la presidencia, donde estaba junto al hermano mayor del Santo Entierro su homónimo del Transporte, corporación con sede en la Merced, y el cuerpo de acólitos con seis ciriales.





Pronto sonó el llamador en la puerta contigua, desde la que salen los pasos cada Viernes Santo y también ayer el paso de palio de la Piedad, al no poder hacerlo por la principal por su estrechez. Juan Antonio García Gallego 'Gorrión' fue el encargado de guiar el paso, habiendo participado también en la salida extraordinaria de la Oración en el Huerto.
El paso, adornado con claveles blancos salpicados de otras especies que conformaban un conjunto muy interesante, salió al patio que la capilla comparte con el Seminario y se encaminó hacia la calle Taxdirt, donde bastante gente permanecía expectante para encontrarse con la Piedad sola en su palio y, además, con el sol iluminándolo fuertemente desde lo más alto, circunstancias ambas que no se dan el Viernes Santo, cuando sale ya cerca de la anochecida.




















Tras salir y girar hacia la izquierda como cada Viernes Santo, la Virgen de la Piedad comenzó a bajar la antigua calle de la Sangre avanzando con un paso muy corto y en chicotás algo breves. Por Taxdirt la gente buscaba fundamentalmente la acera en sombra en su acompañamiento a la dolorosa de tres siglos de existencia que cierra en las calles la Semana Santa jerezana.
Sin embargo, poco después se desviaría de su itinerario habitual al girar a la derecha en el cruce con la calle Armas de Santiago, buscando después Cantarería y Nueva.























Por las estrechas calles inmediatas a la Iglesia de Santiago discurrió la Virgen de la Piedad, dando así un pequeño rodeo en este traslado por los que son los dominios tradicionales de la Hermandad del Prendimiento, así como de la Buena Muerte, que incluso tiene en la calle Nueva su casa hermandad.
Estas dos corporaciones, junto a la Sacramental de Santiago, esperaban ante la puerta de dicho templo con sus estandartes corporativos para recibir a la Virgen de la Piedad, a la que hicieron una ofrenda floral cuando el paso de palio llegó hasta ese punto, volviéndose hacia la iglesia, donde en ese momento se celebraba el besapié al Cristo de la Buena Muerte (ver).
El paso se detuvo, se rezaron algunas oraciones, se cantó la Salve y, después de la llamada del capataz, la Virgen de la Piedad avanzó algunos metros hasta acercarse al máximo a la puerta, dando la sensación por un momento de que iba a acceder al interior. No lo hizo, pero volvió a pararse antes de continuar en dirección a la calle Merced para afrontar la recta final de este breve traslado.






















Sólo quedaba recorrer la calle Merced para que la Virgen de la Piedad completara su traslado hasta la Basílica de la Patrona de Jerez. A chicotás cortas, el paso de palio ganaba metros rodeada de muchos de los cofrades que acompañaban a la dolorosa desde el momento de la salida.
Por fin, alcanzó la Basílica y entró en ella cerca de las dos y media de la tarde sin darse la vuelta, dejando a los cofrades que se encontraban fuera del templo la contemplación de su manto. Pese a ir en silencio, un aplauso rubricó el traslado en el momento de la entrada del paso de palio.



































Una vez dentro del templo, el paso de palio fue conducido hasta el altar mayor, donde quedó colocado a los pies del camarín de la Virgen de la Merced. El comendador de la Orden Mercedaria en Jerez, Felipe Ortuno, tomó la palabra para agradecer la visita de la Hermandad del Santo Entierro, invitar al triduo extraordinario en honor a Nuestra Señora de la Piedad y dirigir las oraciones finales.







La procesión extraordinaria de regreso a la Capilla del Calvario tendrá lugar este domingo a partir de las cinco y media de la tarde. Entonces sí llevará acompañamiento musical, ya que detrás del paso irá la Unión Musical Astigitana, que rendirá por la calle Merced un homenaje al compositor jerezano Germán Álvarez Beigbeder, fallecido hace cincuenta años, interpretando varias de sus composiciones.
El recorrido de vuelta será: Merced, Plaza de Santiago, Ancha, Lealas, Juan de Torres, Plaza de Santiago y Taxdirt, estando prevista la recogida en la Real Capilla del Calvario para las nueve y media de la noche.

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