martes, 15 de enero de 2019

EL CRISTO DE LA BUENA MUERTE REGRESA A LA CAPILLA DE LA UNIVERSIDAD


El Santísimo Cristo de la Buena Muerte, de la Hermandad de los Estudiantes, ha regresado a la Capilla de la Universidad tras su restauración a cargo de Pedro Manzano, en cuyo taller ha estado el impresionante crucificado de Juan de Mesa durante cuatro meses, desde el pasado septiembre.
La propia hermandad explica en su web los pormenores de la restauración. Así, indica que la información obtenida mediante la tomografía axial computerizada y la radiografía digital ha permitido identificar aquellas zonas que presentaban deficiencias de unión entre los planos de ensamblaje de las maderas. Estas imperfecciones, que se manifestaban al exterior como fisuras o bien como separación de piezas, se han localizado principalmente entre los pliegues del paño de pureza. Para su consolidación, durante los trabajos de restauración se han insertado unas finas láminas de madera que se han fijado con acetato de polivinilo.
El análisis de la talla también ha permitido observar que la tensión que soportaba el brazo izquierdo del Cristo era superior a la de las demás extremidades debido a un problema en el apoyo de la mano sobre el patíbulo. Esto había generado algunas fisuras en la policromía. Para conseguir un apoyo firme de los dorsos de las manos sobre la cruz se han insertado dos piezas de madera en las zonas de contacto. Posteriormente, se han tallado en forma de nudos e integrado cromáticamente con la cruz. De ese modo, los puntos de contacto de la imagen con la cruz se han mejorado sustancialmente, consiguiendo equilibrar el conjunto.
También se ha practicado a la talla una limpieza de carácter menor, que se ha restringido a la suciedad depositada en superficie desde la última restauración, que tuvo lugar en 1995. Se ha utilizado un disolvente suave aplicado en hisopos de algodón, que permite retirar las sustancias que se han ido depositando sobre la superficie de la policromía con el paso de los años, manteniendo las reintegraciones cromáticas realizadas por los técnicos del Instituto de Conservación y Restauración de Obras de Arte (Icroa).
La fase final de la intervención ha consistido en la consolidación de los estratos polícromos que se encontraban desunidos del soporte, la reposición del estrato de preparación en aquellas zonas en las que se había desprendido y la reintegración cromática de las perdidas.
Entre las medidas de conservación preventiva planteadas para una mejor conservación de la imagen en el tiempo, destaca el control y seguimiento que con carácter anual se va a realizar del estado de conservación de la misma, mediante visitas concertadas en los momentos más críticos por los que atraviesa la imagen en su actividad cultual.
El resultado de esta labor de restauración a cargo de Pedro Manzano supone mantener en perfecto estado una de las tallas más destacadas de la Semana Santa sevillana. Lástima que otras hermandades no parezcan mostrar la misma preocupación por el estado de sus imágenes titulares, como es el caso de la Hermandad del Amor, que curiosamente también tiene un crucificado de Juan de Mesa. La comparación entre el estado de conservación del Cristo de la Buena Muerte y el del Cristo del Amor es sorprendente.


















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