La Virgen de las Nieves recorrió este domingo el barrio de Santa Cruz durante su salida procesional, que se inició con algo de incertidumbre por la situación meteorológica, aunque finalmente la junta de gobierno acertó decidiendo salir a la calle como estaba previsto.
Tras el itinerario distinto al acostumbrado que siguió la hermandad el año pasado (ver), evitando las calles más estrechas por la pandemia, este año volvió a su recorrido habitual, por lo que se reencontró con el Convento de San José, conocido popularmente como Las Teresas, tras pasar por los Jardines de Murillo y la plaza de Santa Cruz.
Encontramos a la Virgen de las Nieves precisamente tras dicha visita al convento, discurriendo por Ximénez de Enciso, donde la Banda de Música del Maestro Tejera interpretó la marcha "Hiniesta Coronada". Más adelante, tras un relevo de costaleros, salió a Rodrigo Caro a los sones de "La Estrella Sublime". En esta calle, adornada en el tramo por el que pasó la cofradía con farolillos y alguna pancarta, como una que definía a la Virgen como "La perla de Santa Cruz", recibió una petalada y después alcanzó la plaza de la Alianza con la marcha "Coronación".
Con el Giraldillo asomando y con el azulejo del Cristo de las Misericordias de testigo de excepción, la Virgen de las Nieves afrontó entonces la calle Joaquín Romero Murube con "Amarguras", llegando con ella hasta la plaza del Triunfo.
Rosas, claveles, astromelias y nardos adornaban el paso de la Virgen de las Nieves, que discurrió por la plaza del Triunfo a tambor hasta que, tras una parada, se dirigió a la plaza de la Virgen de los Reyes a los sones de la marcha llamada precisamente igual que la plaza, como es habitual en muchos pasos de palio de la Semana Santa al salir de la Catedral. El paso se detuvo entonces delante del monumento a San Juan Pablo II después de haberse girado levemente ante él.
Con la marcha "Rocío", la Virgen de las Nieves continuó su camino por la calle Mateos Gago, como siempre cuajada de turistas. Luego la Banda de Tejera tocó "Virgen de Montserrat" y "Cristo en la Alcazaba"; ésta llegando a la Parroquia de Santa Cruz y volviéndose ante la puerta. La cofradía decana del Martes Santo la recibió con su estandarte corporativo e hizo una ofrenda floral que fue entregada por un par de niños de la corporación. Además, en este punto se rezó la Salve a la Virgen de las Nieves.
Las puertas de Santa Cruz estaban abiertas de par en par, lo que permitía que se viera al fondo, en el altar mayor, al Santísimo Cristo de las Misericordias presidiendo el templo.
La Banda del Maestro Tejera interpretó "La Virgen de las Angustias" para que el paso se despidiera de Santa Cruz. La marcha fue acogida por gran satisfacción por un joven que agitó los brazos con los primeros acordes como si su equipo acabara de marcar gol, e inmediatamente sacó su móvil para grabar el momento.
Más adelante, la Virgen de las Nieves tomó la calle Fabiola a los sones de "Pasan los campanilleros", y en la siguiente parada se produjo un relevo de costaleros. Sí, en una zona realmente estrecha de la calle, cuando sólo una chicotá antes se podría haber realizado con mucha más comodidad en una parte bastante más amplia.
A continuación, el capataz Paco Reguera mandó levantar el paso para seguir adelante, sonando después "La Madrugá" entre Fabiola y Ximénez de Enciso (el extremo contrario a aquél por el que pasó antes). Desde un balcón de la confluencia entre ambas se lanzaron algunos pétalos y un hombre se empeñaba en apuntar con una potente linterna al rostro de la Virgen. Posteriormente, el paso se paró y de nuevo hubo un relevo bajo las trabajaderas.
La siguiente marcha, cuando ya quedaban muy pocos metros para el final de la salida procesional, fue "Rocío", composición con la que la Virgen de las Nieves giró a la calle Santa María la Blanca. Los capataces pidieron alargar el paso porque querían que la llegada a la puerta del templo coincidiera con el final de la partitura. No pudo ser así, la marcha acabó y el paso siguió andando un poco a tambor hasta alcanzar la puerta de la antigua sinagoga.
Los costaleros se dieron la vuelta y con la marcha "Virgen de las Nieves" giraron después para dejar el paso colocado ante la puerta. Entonces un hermano subió con una escalera, primero por el costero izquierdo y luego por el derecho, para abatir el remate de la ráfaga, indispensable para poder realizar la entrada por una puerta de tan reducidas dimensiones.
El paso se levantó, se retiraron los zancos y se procedió a realizar la complicada maniobra de entrada con los costaleros de dentro siendo ayudados por otros desde fuera. A las diez y treinta y siete minutos de la noche la Virgen de las Nieves entró en su casa y la Banda de Tejera tocó el Himno de España.
Ya en el interior del templo, el paso fue conducido hasta el presbiterio y los hermanos cantaron la Salve. Finalmente, tomó la palabra el hermano mayor, Eduardo Manuel Pérez Caballero, quien confesó que por la incertidumbre meteorológica no era del todo partidario de salir a la calle, pero que afortunadamente la tarde había sido muy bonita, por lo que dio las gracias a la Virgen de las Nieves, pero también a todos los que habían preparado y participado en la salida procesional.
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