María Santísima de la Candelaria ha estado este fin de semana expuesta en besamanos en la Parroquia de San Nicolás, donde ha recibido a sus devotos bajo su palio, entre los doce varales y vestida como si fuera a salir a la calle en la tarde del Martes Santo.
La dolorosa y su palio ocupaban una tarima forrada en color azul situada en el presbiterio del templo, donde se elevaba en una peana de plata. Llevaba su manto de salida, así como la saya bordada en oro sobre otomán blanco por José Guillermo Carrasquilla en 1981. Lucía la corona procesional, tenía un fajín rojo y en el pecherín llevaba un puñal, un alfiler con su advocación, un camafeo y la Medalla de la Ciudad. Y en cuanto a las manos, en la derecha sostenía un pañuelo de encaje y un rosario, mientras que la izquierda es la que ofrecía a los devotos.
Junto a la imagen, entre los varales, había dos candeleros con velas rizadas, y fuera del palio diversas especies florales de color blanco, principalmente rosas, jacintos y calas, especies que también se encontraban en un gran friso y un centro en la parte frontal del montaje.
Detrás se podían ver unos candelabros y blandones de plata con velas blancas, y dos faroles. Los candelabros se elevaban sobre sendos pies de base cuadrada de color azul con el emblema mariano en la parte delantera. Y al fondo, ante el retablo mayor, se dispusieron diversos candeleros, dos candelabros y dos pequeños centros de flores.