viernes, 5 de octubre de 2012

"PERDÓN, GRACIAS Y HASTA SIEMPRE"


El hermano mayor de la Misión, José Carlos Campos, se ha despedido del cargo ante la Asamblea de Hermanos Mayores del Consejo General de Hermandades y Cofradías con la lectura de una carta titulada “Perdón, gracias y hasta siempre”, que supone toda una ‘bofetada sin manos’ a la institución y al conjunto de cofradías penitenciales de Sevilla por el trato que se le ha dado, o más bien que no se le ha dado, en los últimos años a la corporación que preside. Eso sí, sin perder en ningún momento las formas e incluso mostrándose agradecido por haber “compartido este trecho del camino” con todas las hermandades de la ciudad a través del Consejo.
A José Carlos Campos no se le puede negar su compromiso cristiano, vehiculado siempre a través de su hermandad y del espíritu claretiano de la misma. Por eso, es habitual en él recurrir a la Palabra de Dios para apoyar y complementar sus argumentos. Se vio, por ejemplo, durante el acto de colocación de la primera piedra de la ejemplar casa hermandad que está a punto de inaugurarse en la calle Teba, y se ha visto ahora con esta carta en la que defiende lo trascendental frente a lo accesorio.
Recuerda Campos que lleva cuatro años esperando al menos una respuesta al deseo de su hermandad de dar cumplimiento a las reglas que aprobó el Cardenal Amigo y en las que figura con claridad que la Hermandad de la Misión debe hacer estación de penitencia a la Catedral. Se lamenta, en este sentido, de algo que desgraciadamente ha distinguido a Adolfo Arenas durante el anterior mandato de la Junta Superior del Consejo y, mucho nos tememos, seguirá siendo norma de la casa: callar ante las dificultades, no responder a temas espinosos, esconder la cabeza y esperar que las cosas se solucionen solas o bien desaparezcan por cansancio del personal ante el silencio administrativo. “El silencio más hiriente e irritante; la negativa que no admite réplica ante la ausencia de argumentos”, dice Campos, quien añade que si acaso la única respuesta, siempre vaga, ha recurrido a “dificultades insalvables” y al supuesto “blindaje” de la Semana Santa.
El hermano mayor de la Misión se dirige directamente a las hermandades, a las que pide un gesto de “compasión” para facilitar la incorporación de nuevas cofradías. En este sentido, se pregunta cómo puede haber debates sobre el paso de determinadas hermandades por las setas de la Encarnación (algunas incluso han modificado sus itinerarios para sortearlas) y no se abran debates sobre posibles cambios de recorrido para facilitar a hermanos, porque todos lo son, de otras cofradías que hagan estación de penitencia a la Catedral.
Hay que recordar que la Hermandad de la Misión ve posible su incorporación como primera cofradía del Martes Santo siempre que Los Estudiantes acceda a sustituir en su itinerario de ida San Gregorio, Plaza de la Contratación y Miguel de Mañara (ya pasa por ahí a la vuelta) por la Avenida de la Constitución. Una simple modificación que podría permitir a los cofrades de Heliópolis algo tan básico como es cumplir sus reglas.
“La paciencia todo lo alcanza”, dijo en aquel acto de la primera piedra de la casa hermandad el director espiritual, José Márquez. Y paciencia es lo que ha demostrado José Carlos Campos y toda su junta de gobierno en estos años. Por ello, en su despedida, desea a su sucesor más suerte que la que él ha encontrado en este tema.
Algún medio ya se ha hecho eco de la anécdota, en lugar de lo principal. Subrayan que el hermano mayor propone como posible solución hacer estación de penitencia a la Catedral sin pasar por la Carrera Oficial. No creo que sea ése el verdadero deseo de la Hermandad de la Misión, que lo único que reclama es el hueco que sin duda merece. Aquí lo importante es la denuncia que, en voz alta y ante los representantes de todas las cofradías de la ciudad, ha hecho el hermano mayor de una corporación que no es precisamente de ayer por la mañana, sino que sus orígenes se remontan a principios del siglo XX, su llegada a Heliópolis tuvo lugar en los años cuarenta y la incorporación del carácter sacramental y penitencial a la Archicofradía del Inmaculado Corazón de María se produjo en los años ochenta. De hecho, la primera salida por el barrio del Santo Cristo de la Misión se celebró en 1988. No es, por tanto, una recién llegada, sino que tiene una historia y una dilatada labor pastoral que para sí quisieran otras corporaciones con más suerte administrativa.
“Perdón, gracias y hasta siempre”, dice José Carlos Campos con la actitud de quien, desde su carácter tranquilo y silente, casi sin querer molestar, se disculpa por una despedida en la que pone nombre a las cosas y dice aquello que algunos no quieren oír. Sobre todo quienes prometieron y jamás cumplieron con esta hermandad.
Gracias, José Carlos, por esta carta. Y como tú, yo también deseo suerte a tu sucesor. Mientras tanto, seguirá quedando como último recurso la paciencia, la que todo lo alcanza, como dijo Santa Teresa. Esperaremos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario