lunes, 29 de octubre de 2012

RECORRIDO POR LA HISTORIA DEL ROSARIO DE SAN JULIÁN


La Hermandad del Rosario de San Julián celebró este sábado una salida procesional muy larga, de cerca de seis horas de duración, durante las cuales la Virgen se acercó hasta los diferentes lugares por los que ha pasado a lo largo de su historia; tanto de la propia hermandad, como de la actual titular, que cumple en este año el 75 aniversario desde que Fernández Andes la tallara para sustituir a la imagen desaparecida en el incendio de San Marcos en 1936.
A las seis y media de la tarde daba comienzo en la Parroquia de San Julián una función presidida por el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, con el paso perfectamente preparado para la salida ubicado a un lado del altar.


Estaba previsto que la salida de la cofradía se produjera a las ocho, pero finalmente comenzó con unos veinte minutos de retraso. Abría el cortejo la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora del Sol, que inició su labor con la marcha "Cristo del Amor", aunque posteriormente estrenaría en la calle la nueva composición "Rosario de Ángeles". Tras la banda, la cruz alzada y ciriales, dando paso a las diferentes insignias y a numerosas representaciones de hermandades de fuera de Sevilla y de dentro; entre éstas últimas, formaron parte con sus estandartes las cofradías del Carmen de Calatrava, Candelaria Madre de Dios, Carmen de Santa Catalina, la Resurrección y la Hiniesta.


A las ocho y media apareció por el dintel de San Julián el paso, que recientemente ha sido objeto de una limpieza. Los costaleros tuvieron que llevar los costeros a tierra para que la ráfaga sorteara la ojiva y, culminado el proceso, la Sociedad Filarmónica Nuestra Señora de la Oliva de Salteras interpretó el Himno Nacional mientras se lanzaban algunos cohetes. La Virgen del Rosario lucía el manto rojo de la Virgen de la Granada de Guillena y saya blanca bordada en oro. La Plaza de San Julián se encontraba, como prácticamente todo el itinerario, repleta de público; además, presentaba unas banderitas rojas y blancas contribuyendo a darle un mayor carácter festivo a la procesión. Aquí sonó la marcha "Rosario de San Julián".









Tras dejar la plaza, el paso tomó la calle San Hermenegildo, donde se pudieron escuchar las marchas "Aniversario Macareno", "María Santísima de la O" y "Virgen de Montserrat". Prácticamente desde el principio, el capataz, José Manuel Díaz, tuvo que advertir que las levantás fueran suaves por el violento movimiento que en cada una sufrían los candelabros de guardabrisas, la ráfaga y la media luna.





El itinerario estuvo plagado de calles muy estrechas, lo que, unido a la gran cantidad de público que seguía a la Virgen del Rosario, hacía muy dificultoso que el paso avanzara en algunos momentos. La primera de estas calles fue Alcántara, en la que se pudo escuchar "Nuestro Padre Jesús". Desde allí salió a la Plaza del Pelícano, donde desde un edificio cercano se lanzaron nuevamente cohetes. Aquí la banda tocó "Encarnación Coronada" y después, en la calle Juzgado, "La Esperanza de Triana".










También fue complicado caminar en la calle Pasaje Mallol, tras la que la Virgen del Rosario llegó al Convento de Santa Paula, donde la imagen fue bendecida hace 75 años. Las hermanas del convento la esperaban desde detrás de una ventana para cantarle. Pero antes, en la misma calle Santa Paula, otras monjas, éstas de la orden de las Siervas de María, también quisieron cantar ante la Virgen y recibieron una rosa blanca del paso. "La Estrella Sublime", "Macarena" de Abel Moreno, "Consolación de Nervión", "Nuestra Señora de Guadalupe", "Esperanza de Triana Coronada" y "Rocío" fueron las marchas intepretadas en este tramo. Además, después de cantar las monjas de Santa Paula, el paso se levantó a pulso y dio varios pasos hacia adelante y hacia atrás para que las hermanas pudieran ver a la Virgen del Rosario más tiempo mientras sonaba "Pasan los campanilleros".













Tras dejar la estrechez de la calle Santa Paula, la cofradía tomó Enladrillada, donde sonó “Valle de Sevilla”, marcha que pasó bastante desapercibida en el momento de su composición, en 1990, pero que hace algunos años empezó a ser reconocida y muy interpretada. Posteriormente, la banda tocó “Procesión de Semana Santa en Sevilla” y “Coronación de la Macarena” al salir a la Plaza de San Román. Allí, antes de continuar por la calle Socorro, el paso se dirigió a la puerta de la parroquia mientras sonaba “Esperanza Marinera” y se detuvo frente a la puerta, donde se despidió la representación de la Hermandad del Carmen de Santa Catalina. Dentro del templo, la Virgen del Rosario de dicha hermandad se encontraba ya subida en su paso para la salida del próximo jueves, mientras que la Virgen de las Lágrimas de la Exaltación estaba en el presbiterio en su besamanos. Fuera, un coro de campanilleros dedicó unas sevillanas a la Virgen del Rosario de San Julián.










El paso se alejó en dirección a la calle Socorro a los sones de “Madre de los Gitanos Coronada”. Las siguientes paradas estaban en los dos puntos más destacados del itinerario de esta procesión que conmemoraba los 75 años de la bendición de la Virgen: la Capilla de los Servitas, donde residió varios años tras su bendición en Santa Paula, y la Parroquia de San Marcos, sede de la hermandad hasta el incendio del 36. De camino a estos lugares, la Banda de la Oliva interpretó las marchas “Cristo de Vera-Cruz”, “Hiniesta” y “Hosanna in excelsis” en la revirá hacia la calle Siete Dolores de Nuestra Señora. Y al acercarse hasta los Servitas sonó “Quinta Angustia”. Una representación de la cofradía del Sábado Santo esperaba en la puerta con estandarte y varas. El paso se volvió ante la capilla y se marchó, tras una levantá a pulso, con “Soleá dame la mano”.












Nueva parada inmediatamente después ante la Parroquia de San Marcos, donde se pudo escuchar “Corpus Christi”. También las puertas de este templo se encontraban abiertas de par en par y con la fachada y la torre completamente iluminadas.






Desde allí, la hermandad continuó por la calle San Luis con marchas como “El Dulce Nombre” y “Alma de la Trinidad”. Durante aquellos difíciles años la hermandad también residió un tiempo en la Iglesia de San Luis de los Franceses, templo que ejercía de parroquia tras los incendios de San Marcos, Santa Marina y San Julián. Hoy la iglesia, propiedad de la Diputación de Sevilla, está siendo sometida a unas obras de restauración, pero también formó parte del itinerario del Rosario de San Julián en esta especial salida procesional de repaso a su reciente trayectoria histórica.






La representación de la Hermandad de la Resurrección se adelantó para recibir a la Virgen del Rosario en la puerta de Santa Marina. Hasta ella llegó el paso mientras sonaba “Virgen de los Ángeles”, firmada así por su autor, Pedro Morales, aunque más conocida popularmente como “Virgen de los Negritos”. La Virgen del Rosario de San Julián se encaminó hacia el templo y casi se metió por completo hasta quedar frente al Señor Resucitado, que preside el altar. Acto seguido, el paso se levantó a pulso y se alejó a los sones de “Pasa la Virgen Macarena”, a la que siguió “Nuestra Señora del Patrocinio”.








Posteriormente, la cofradía volvió a internarse por las estrecheces de la feligresía en la recta final de la procesión por las calles Padre Manjón, Bordador Rodríguez Ojeda y Duque Cornejo. Durante este trayecto hubo varias petaladas por parte de los vecinos y se oyeron las marchas “El Cachorro (Saeta sevillana)”, “Virgen de la Estrella”, “Hiniesta Coronada”, “Margot”, “María Santísima del Subterráneo”, “Esperanza Macarena” y “Pasan los campanilleros”.











Finalmente, la Virgen del Rosario salió de nuevo a San Julián con “Virgen de las Aguas” y “Rosario de San Julián”. Eran ya las dos de la mañana y el público se había reducido de forma significativa en comparación con el que había a la salida. La media hora de retraso al salir se calcó en la entrada.








El Himno Nacional interpretado por la Banda de la Oliva de Salteras fue relevado por el que sonó desde el órgano de la Parroquia de San Julián. La salida procesional más larga de la Virgen del Rosario concluyó con la ubicación del paso frente al altar de la hermandad, en la nave del Evangelio.

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