lunes, 14 de mayo de 2018

EL CARMEN DOLOROSO PRESENTA EL PROYECTO DE SU NUEVO PALIO


La Hermandad del Carmen Doloroso ha presentado el proyecto de nuevo palio para la imagen de Nuestra Señora del Carmen, diseñado por Rafael de Rueda a partir del primitivo proyecto de Francisco Reyes Villadiego, del que sólo se bordó la caída frontal (pensada para la trasera) y con una cartela pictórica en el techo de Antonio Díaz Arnido.
Este proyecto será sometido a la aprobación de los hermanos en un cabildo general extraordinario que tendrá lugar el 19 de junio. En caso de ser aprobado, en los próximos años la Virgen del Carmen saldrá bajo un palio con unos colores más propios de la advocación de la dolorosa, en marrón y blanco, en lugar del repetidísimo azul que por alguna razón se escogió para este palio estrenado en 2009. Así, si el proyecto finalmente ve la luz, la hermandad contará con un palio realmente personal y característico.
En la propia web de la hermandad, donde están publicadas las imágenes del diseño del palio, se explica con todo detalle lo que se quiere conseguir con este nuevo proyecto:

"Para lograr que el palio posea estas características propias e identificables con la identidad pretendida, el autor propone una reforma que afecta tanto al diseño como a su color, siguiendo las líneas premisas claramente señaladas por la comisión artística de la hermandad. Estas premisas han consistido fundamentalmente en que el palio adquiera una identidad visual carmelita sin que ello implicara perder las características más básicas de su diseño pues, aun siendo una hermandad joven, el tiempo ha hecho que se reconozcan como propios determinados aspectos del diseño de sus insignias y de la cofradía en la calle, incluido su paso de palio en la configuración actual. Ese estilo artístico empieza a ser reconocible y por ello no se desea que se pierda totalmente en el palio tras la reforma. Otra premisa artística ha sido la de incluir malla en su diseño para dotar al palio de mayor luz y un aire o efecto menos pesado visualmente.
En base a lo anterior, el autor ha seguido dos líneas de actuación:
La primera ha consistido en rediseñar la bambalina delantera manteniendo casi todos los elementos de su diseño, pero dibujándolos de nuevo para dotarlos de más volumen y definición para así hacerlos más reconocibles en la distancia. Se persigue con ello que el diseño se perciba y reconozca desde que el palio asome en la distancia hasta que nos alcance y para ello es importante que la decoración esté bien definida en su dibujo y se reconozcan flores, hojas y arquitecturas.
Una vez redibujados todos los elementos, se han recolocado algunos de ellos para dotar a la bambalina de mayor proporcionalidad entre sus elementos y conseguir un aire más elegante y armonioso. Principalmente se le ha dado la vuelta a los grandes roleos que flanquean las jarras para conseguir un efecto de guirnalda, además de ensanchar ópticamente la bambalina, algo muy interesante en el proceso de reforma, pues la bambalina es ligeramente estrecha para las medidas del paso. Este cambio no obedece solo a un criterio puramente decorativo. Se basa en los planteamientos decorativos inspirados en la naturaleza que nacen en la decoración romana y griega, y que tienen su máxima expresión en el Renacimiento. Así, la decoración vegetal se mueve de una manera natural al modo de la verdadera vegetación curvándose tallos y hojas en sus picos cuando nacen del suelo por el efecto de la gravedad, y al contrario, haciendo un efecto de guirnalda cuando se encuentran en la parte superior. Este efecto decorativo, al asimilarse con lo natural, nos hace todo más armónico pues lo reconocemos como movimientos decorativos lógicos inspirados en la naturaleza. La sabiduría popular hace que reconozcamos estos planteamientos estéticos de forma innata y, sin conocimientos de terminología histórico-artística, llamamos a las bambalinas las caídas del palio.
Este efecto de guirnalda se acrecienta al apoyarse la misma sobre la parte de malla de la bambalina y puede verse claramente en las caídas laterales, donde la continuidad de la misma es más evidente.
Todo esto se remata con una gran cartela central portadora del escudo de la hermandad, al modo de los clásicos palios sevillanos de otra época, que aporta mayor suntuosidad a la bambalina y ayuda a la sensación de que ésta es más grande. También se ha mantenido el perímetro decorativo inferior para que la bambalina mantenga lo más posible el recorte perimetral actual, haciendo que el aspecto final recuerde los más posible la línea de la actual.
La bambalina trasera posee, evidentemente, el mismo diseño de la frontal pero el escudo central es sustituido por un doble escudo orlado con los escudos de las dos órdenes carmelitas.
En función de todas estas características decorativas se ha diseñado un techo de palio acorde a las mismas, manteniendo la arquitectura de las bambalinas, con esa importante cenefa rectilínea superior que caracteriza a las mismas y que aquí permite formar un marco decorativo idóneo para el techo, donde la protagonista principal es la gran cartela central portadora de una imagen icónica de la estética carmelita, que será realizada con la técnica de pintura por Antonio Díaz Arnido. Esta cartela central se encuentra rodeada de un perímetro de malla que permite aislarla visualmente del resto del techo, aumentando así su protagonismo.
Respecto al color del palio, y si bien existe una tendencia a crear una estética carmelita sobre la base de colores claros o blanco, mayormente en palios, lo cierto es que no hay un color unitario para definir la estética carmelita. Existe un tono que parece predominante, en este caso el marrón, hábito creado por la visión de la indumentaria carmelita. Pero lo cierto es que la indumentaria carmelita está compuesta de dos colores: blanco y marrón. El autor plantea en este caso una estética bicolor basada en los colores blanco y marrón de manera indisoluble, siendo éste el planteamiento cromático del palio. Se ha creado un palio marrón y blanco que, de una manera equilibrada, no da protagonismo a ninguno de los dos sino a ambos a la vez; donde cada color se apoya en el otro para que, conjuntamente, se realcen creando un conjunto innovador cromáticamente hablando. Esta estética bicolor, en el que uno de los colores, el marrón, no ha sido usado casi nunca en un palio, aporta una estética única asociada a la hermandad, aportando con ello singularidad y estilo propio. La singularidad del marrón queda compensada con la inclusión del blanco carmelita, que no ha de ser blanco puro, y de la malla que aligera en cierta medida el peso visual del marrón. Además, para tener una visión de conjunto en ese equilibrio cromático, el autor ha diseñado un faldón para el paso donde el blanco tiene más peso que el marrón, invirtiendo la tendencia del palio y consiguiendo finalmente ese equilibrio entre colores donde no se sepa exactamente cuál de ellos predomina más y logrando así la deseada estética bicolor.
El resultado en su conjunto es un palio magnífico y regio, personalísimo y sobre todo carmelita, digno de la 'domus aurea' que ha de portar a Nuestra Señora del Carmen".

Teniendo en cuenta la amplia explicación que ofrece la propia hermandad, lo que parece evidente es la desaparición del escudo del Cardenal Carlos Amigo Vallejo, que actualmente podemos ver en la caída frontal (ideada como trasera) y que ya no tiene cabida en el diseño ahora presentado de las caídas. Hay que recordar que fue el Cardenal Amigo el que aprobó las reglas de la Hermandad del Carmen Doloroso y bajo su mandato en la Archidiócesis se incorporó a la nómina de las hermandades que hacen estación de penitencia a la Catedral en la tarde del Miércoles Santo.




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