martes, 23 de julio de 2019

EL CARMEN DE CALATRAVA ESTRENÓ CANDELABROS EN SU SALIDA PROCESIONAL


El pasado domingo se cerraron las diversas procesiones de las hermandades carmelitas con la salida de la Virgen del Carmen de Calatrava, que estrenó un juego de candelabros para su paso, entre otros enseres que más adelante repasaremos.
Los cultos en honor a la Virgen del Carmen, que arrancaron con el triduo el pasado día 10, finalizaban así once días después. En este tiempo, como es tradicional, la hermandad de la calle Calatrava celebró con gran seguimiento por parte de hermanos y devotos su procesión fluvial (ver), así como su devoto besamanos (ver).
La capilla abrió sus puertas a las ocho menos diez de la tarde. Poco antes, desde la Puerta de la Barqueta, hizo su aparición la Banda de Música María Santísima de la Victoria, de Las Cigarreras, que ya se encargó del acompañamiento musical en la procesión fluvial del día 15. La característica cruz de guía dorada de la hermandad, flanqueada por faroles, comenzó a abrirse paso rumbo a la Alameda de Hércules, seguida del simpecado y las representaciones de diferentes hermandades, como la Anunciación de Juan XXIII, San José Obrero, el Carmen de San Leandro, el Rosario de San Julián, el Carmen de Santa Ana, el Carmen de San Gil y las tres hermandades de la Parroquia de Omnium Sanctorum, a la que pertenece la Capilla del Carmen de Calatrava: el Carmen Doloroso, los Javieres y Todos los Santos. También estuvieron la Agrupación Parroquial de las Maravillas y la Hermandad de la Virgen del Carmen de Villanueva del Ariscal.
A continuación, iban el libro de reglas, el estandarte corporativo del Carmen de Calatrava, la representación de la Real Liga Naval, la presidencia y el cuerpo de acólitos con cuatro ciriales.













Con el Himno de España, el paso de la Virgen del Carmen salió de la capilla a las órdenes del capataz Antonio Santiago y sus auxiliares. Una vez en la calle, la primera marcha que sonó fue "Virgen de los Negritos", seguida sin solución de continuidad por "Aniversario Macareno".
La gran novedad de la salida procesional de este año estaba en el juego de candelabros, cuatro en las esquinas y dos en la propia peana de la Virgen, aunque estos últimos ya se pudieron ver sobre las andas de traslado el día de la procesión fluvial. La talla corresponde a la labor de José Antonio García Flores, mientras que el dorado ha sido obra de Paco Pardo, aunque para el año que viene se ha dejado el dorado de los candelabros de las esquinas traseras. Para todos estos candelabros se estrenaron también las tacillas y coronitas de las tulipas, obra de metal plateado de Orfebre Bernet.
La Virgen del Carmen, por su parte, lució un encaje de punto de aguja que ha sido adquirido recientemente en un anticuario localizado en Reino Unido.
Tras una parada en la Alameda, y con algunas de las viviendas de la zona adornadas para la ocasión, la Virgen siguió su camino y giró a la calle Lumbreras a los sones de "Reina de la O", dándole ahora el sol de lleno desde su ocaso al otro lado del río.































Rodeada en todo momento por bastante gente, el paso siguió por Lumbreras con la marcha "Virgen de la Victoria Coronada" y giró después a la derecha en la calle Santa Clara con "La Asunción de Cantillana". Aún en las paredes de las calles por las que pasaba la Virgen del Carmen había carteles anunciadores de la procesión fluvial.
Claveles rosas, lilium, astromelias blancas y algunos gladiolos adornaban el paso, para el que después tocó la Banda de Las Cigarreras la marcha "Aurora, Reina de la mañana".


































Al final de la calle Santa Clara está la puerta de acceso al Monasterio de San Clemente, visita obligada cada año para el Carmen de Calatrava. Al patio interior accedió el paso mientras sonaba "María Santísima de la O". Seguidamente, para el recorrido interno hasta acceder al templo se enlazaron "Aurora de Santa Marina" y "Macarena", de Abel Moreno.
De esta forma, la Virgen del Carmen llegó a situarse en el presbiterio, mirando hacia el grandioso retablo de este cenobio fundado por el rey San Fernando y dedicado precisamente a San Clemente por ser el santo del día de la reconquista de la ciudad, el 23 de noviembre de 1248.
Las religiosas cistercienses, que ya desde la distancia tuvieron ocasión de saludar a la Virgen del Carmen en su camino hacia el río el día 15, le cantaron cuando la tuvieron delante.





















Finalizada la visita, la hermandad emprendió la salida del monasterio, momento en que dos jóvenes constataron la importancia del latín, tan vilipendiado y casi despreciado por los planes educativos más recientes. Sobre la puerta del monasterio puede leerse "O clemens, o pia, o dulcis virgo". Pues bien, los chavales no se ponían de acuerdo en lo que significaba aquello. Uno aseguraba que lo de "clemens" era por San Clemente, mientras que el otro no entendía qué pintaba un signo del zodiaco, "Virgo", en dicha inscripción... Sobran las palabras.
Volviendo a la procesión, la Virgo Carmeli de Calatrava salió de nuevo al patio del monasterio, momento en el que la Banda de Las Cigarreras interpretó la marcha "Virgen de los Reyes", seguida después por "Cádiz cofrade" hasta que el paso pisó otra vez la calle Santa Clara.
A continuación, el paso giró para adentrarse en la calle Arte de la Seda con "Corona de Estrellas" y avanzó después con "Encarnación Coronada" mientras caía una lluvia de pétalos sobre la Virgen del Carmen.























Por Lumbreras y Santa Clara, ahora por un tramo más largo, la Virgen del Carmen siguió su camino, visitando la residencia de María Reparadora y posteriormente el Convento de Santa Ana, donde días atrás pudimos asistir al besamanos a una pequeña talla de la Virgen del Carmen (ver).
Como había hecho en San Clemente, el paso entró por completo en el templo y fue situado mirando hacia la clausura, donde estaban las religiosas, que le cantaron también a la Virgen antes de que se marchara y saliera a la calle Santa Ana, momento en que la banda interpretó "La Caridad del Arenal".
Con esta marcha, el paso llegó hasta el lugar donde cada año se produce unos de los momentos más esperados. Desde un balcón, Ángel Díaz cantó a la Virgen del Carmen una sevillana con la que un año más mostró su amor por la pequeña talla de Cristóbal Ramos.
En su parte final, se dirigió al propio capataz: "Levántala ya, Antonio, y que del cielo lluevan flores". Dicho y hecho. Cuando finalizó el cante y el paso se dispuso a seguir su camino, cayó sobre el paso una intensa petalada mientras la banda tocaba "Siempre la Esperanza".

















Tras detenerse, la Virgen del Carmen siguió adelante, girando a Jesús del Gran Poder a los sones de "Pasa la Virgen Macarena", tras la que comenzó a sonar "Coronación de la Macarena". Terminada esta segunda marcha, el paso se detuvo y dos miembros de la hermandad subieron al paso para volver a encender los codales de los nuevos candelabros, que se habían apagado prácticamente en su totalidad con los pétalos caídos momentos antes.
Con el paso ya encendido, la cofradía siguió por Jesús del Gran Poder con las marchas "Amor y Socorro" y "Madre de costaleros", tras la que el paso se paró de nuevo poco después del cruce con Lumbreras.

















Faltaban unos pocos metros para llegar a la capilla, a la que el paso de la Virgen del Carmen se acercó con la marcha "Se arrodilla Triana". Después, mientras giraba ante la puerta fue el momento de escuchar "La Estrella Sublime".
La última levantá en la calle la hicieron los costaleros a pulso y a continuación el paso se acercó a la puerta y comenzó a entrar con la "Salve Marinera". Las dimensiones de la puerta y la bajada que hay que afrontar nada más entrar, dado que la superficie de la capilla está a un nivel inferior al de la calle, obligan a realizar la maniobra de entrada con la ayuda de varios costaleros desde el exterior.
Finalmente, la ráfaga de la Virgen logró superar el dintel y el paso se adentró en la capilla mientras la banda tocaba el Himno Nacional.








Colocado definitivamente el paso en el presbiterio de la capilla, la procesión de la Virgen del Carmen de Calatrava, y con ella los cultos anuales en su honor, concluyó pasadas las doce de la noche con el canto de la Salve y con varios vivas a la imagen.



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