lunes, 11 de septiembre de 2017

ALFOMBRA DE SAL Y LLUVIA DE PÉTALOS DE LOS JÓVENES PARA LA VIRGEN DEL JUNCAL


La Virgen del Juncal salió a las calles de su barrio el pasado sábado en una procesión marcada por el cariño y la dedicación que los más jóvenes de la hermandad tienen por su pequeña imagen titular. “Esto, porque lo organiza la gente joven; si no, no saldría”, comentaba en la puerta de la parroquia una mujer momentos antes de la salida.
Lo decía justo al lado de la alfombra de sales de colores que ya se ha convertido en algo tradicional de esta salida y de la que son precisamente los jóvenes los encargados de realizarla. Se trataba de un gran rectángulo blanco enmarcado en azul, los mismos colores de la palabra “Juncal” y el emblema de María, con tres óvalos en la parte inferior: el morado, alusivo al Señor Cautivo en Su Soledad; el amarillo, una custodia por el carácter sacramental de la hermandad; y el verde, con un ancla que aludía a la Virgen de la Esperanza, Reina de los Mártires.


A las ocho de la tarde, con rigurosa puntualidad, se abrían las puertas de la Parroquia del Juncal. La agrupación musical de la propia hermandad acababa de llegar tocando desde la calle Araquil , y rodeando el templo por la parte de atrás se colocó a un lado de la puerta. A continuación, salió el pequeño cortejo, compuesto por la cruz alzada entre ciriales, la representación del grupo joven de la cercana Hermandad de la Milagrosa, el estandarte del grupo joven del Juncal, la bandera concepcionista, el guión sacramental, el libro de reglas y el estandarte corporativo.





Todos ellos, además de la presidencia, alcanzaron la calle Araquil evitando pisar la alfombra de sales, reservada exclusivamente para el paso, que no tardó en salir a la calle bajo las órdenes de Fernando Pérez Lorenzo, que se ha estrenado este año como capataz de la Virgen del Juncal.
La Agrupación Musical del Juncal, tras tocar el Himno de España, interpretó como primera marcha tras la Virgen “Cautivo en Su Soledad”, dedicada al titular que fue hasta 1945 el antiguo Señor del Prendimiento de la Hermandad de los Panaderos. Finalizada la marcha, el paso se detuvo justo antes de comenzar a pisar la alfombra de sales.














A continuación, el paso se levantó y caminó sobre la alfombra mientras la agrupación tocaba “Madre Nuestra”. Con ella, la Virgen del Juncal giró a su derecha para tomar la calle Araquil, donde quedó detenida al completarse la partitura.
La Virgen vestía manto rosa claro, toca de sobremanto y su habitual corona de salida. Llevaba además la ráfaga y a los pies de su particular peana una media luna. En cuanto al exorno floral, contaba con rosas, lisiantum, lilium y nardos, éstos únicamente en las esquinas.
En línea recta, la Virgen del Juncal comenzó a recorrer su barrio a los sones de marchas clásicas, como “Virgen de las Angustias”, seguida después por “Alma de Dios” ya en el giro de la calle Araquil con Nalón. En dicha esquina, tuvo lugar una lluvia de pétalos desde un edificio de viviendas; una petalada organizada también por el grupo joven que mantiene tan viva a la hermandad.







































Después de la ofrenda floral, la Virgen del Juncal siguió su camino con la marcha “Cinco Llagas” por la calle Nalón, dispuesta a recorrer su feligresía en una procesión que cada año demuestra el empuje, las ganas y la valía de que son capaces los jóvenes cofrades en cualquier rincón de la ciudad.





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