La Hermandad de San José Obrero celebra este fin de semana el besamanos a Nuestra Señora de los Dolores después del triduo y la función solemne que tuvieron lugar la semana pasada con motivo de su festividad, marcada en el calendario cada 15 de septiembre.
Para este besamanos, la Virgen de los Dolores se encuentra frente a la puerta del templo que da a la calle Samaniego, elevada sobre una peana de madera tallada, dorada y policromada. Viste su habitual manto rojo bordado en oro combinado con una saya de terciopelo negro también bordada, una cotilla de oro sobre malla con el emblema de los Dolores de la Virgen en el centro y un fajín militar de color rojo con tres entorchados y borlones dorados.
La dolorosa tiene varios broches, destacando en el pecherín el alfiler con su advocación y una medalla de la hermandad. Luce diadema dorada con los atributos de San José Obrero en un pequeño óvalo central y sujeta un rosario con la mano izquierda mientras ofrece a besar la derecha.
Como fondo de este altar de besamanos vemos un gran cortinaje de damasco rojo ante el que se ha colocado la bambalina frontal y dos varales del paso de palio con un repostero pintado con diferentes elementos decorativos de color azul y dorado.
Delante, sobre la peana procesional de la Virgen, hay un trono en el que se apoya una rosa de pasión de orfebrería dorada y un pañuelo. Y ante la peana, una pequeña escalinata con una alfombra que marca el simbólico camino bajado por la que es Reina de los Cielos para su cercano encuentro con sus devotos. Dos ángeles de talla se sitúan en los extremos del escalón superior.
Y en cada lado del altar se han situado nueve candeleros con cera blanca. En cuanto al exorno floral, colocado ante los candeleros, a los pies de la Virgen y junto al trono, se compone de flores blancas, como rosas, lisiantum, margaritas, gladiolos y paniculata.
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