Prácticamente diez días después de su besamanos extraordinario en el Convento del Pozo Santo (ver), Nuestra Señora del Sol ha estado las últimas tres jornadas expuesta de nuevo en besamanos en su capilla. El besamanos se inició el miércoles, festividad de la Expectación de la Virgen, dado que la advocación de la dolorosa alude en parte a una de las antífonas de los días previos a la Navidad. En concreto, a la del día 21, que es el día principal de los cultos en su honor, la que dice: "Oh, Sol, que naces desde lo alto, resplandor de luz eterna, Sol de justicia".
Para este besamanos, la Virgen del Sol se ha presentado sobre una fina peana de plata en la que había una media luna. Vestía su manto de salida, con las vistas bordadas, y la saya conocida como la turca, bordada en oro sobre tisú del mismo metal. Tenía también su corona y ráfaga de salida, el puñal sobre el corazón de orfebrería, varios broches y el resplandor con el Niño en su vientre.
Junto a la Virgen se dispusieron dos parejas de blandones dorados con cera blanca y dos columnas de fuste salomónico con sendas jarras del paso de palio en las que había rosas moradas, claveles amarillos y astromelias blancas, entre otras especies. Y otras dos jarras se encontraban detrás, donde estaban el Varón de Dolores de la Divina Misericordia, San Juan Evangelista y Santa María Magdalena, cada uno de ellos sobre una parte de los respiraderos del paso de la Virgen de la Salud de la misma hermandad. Además, cada imagen estaba flanqueada por candeleros con cirios blancos, y ante el Varón de Dolores se podía ver la parte superior de la cruz de guía de la hermandad que abre el Sábado Santo.
Finalmente, hay que comentar que tras las mencionadas imágenes había un cortinaje de damasco rojo, y que el estandarte corporativo se ubicaba en el lado izquierdo del montaje, delante de la vitrina en la que se expone durante todo el año el techo del palio de la dolorosa.
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