La sede de la Fundación Cajasol acoge hasta el 5 de enero la exposición "Pasión y gloria. Pedro Roldán y las Hermandades de Sevilla", una muestra dedicada al afamado imaginero que reúne algunas de las obras que realizó para diversas corporaciones hispalenses.
Recibe al visitante un texto que reproducimos a continuación:
"Pedro Roldán (1624-1699), de quien estamos celebrando este año 2024 el IV centenario de su nacimiento, es la personalidad más relevante del panorama escultórico sevillano de la segunda mitad del siglo XVII y uno de los protagonistas indiscutibles de la estatuaria barroca española.
Resulta incuestionable la impronta que, entre sus contemporáneos y hasta bien avanzado el siglo XVIII, dejó su peculiar técnica de talla abocetada y su gusto por las composiciones abiertas, así como la reconocible caracterización estilística y morfológica de sus imágenes, que reflejan una contenida dinamicidad y notable capacidad expresiva, sin olvidar su contribución a la hora de consagrar determinados modelos iconográficos.
Pedro Roldán, al frente de un importante taller de composición familiar, fue el escultor sevillano de su generación que gozó de mayor prestigio y proyección exterior, como lo prueba que sus creaciones escultóricas, mayoritariamente de temática religiosa y realizadas en madera policromada, piedra y yeso, fueran requeridas y enviadas, ya en su tiempo, a numerosas ciudades andaluzas y de la Baja Extremadura, además del País Vasco y el archipiélago canario.
Entre su numerosa clientela destacaron las hermandades de penitencia, gloria y sacramentales de la capital hispalense y de otras localidades, que le encargaron tanto imágenes de devoción destinadas a ser expuestas al culto, como figuras secundarias integradas en escenas de la Pasión y un buen número de esculturas y relieves de pequeño formato para ornamentar sus pasos procesionales".
La relación de obras expuestas comienza con una talla de San Miguel Arcángel, realizada entre 1656 y 1657, y perteneciente a la Hermandad de las Siete Palabras.
A continuación, vemos unos relieves de un antiguo paso de la Hermandad de la Quinta Angustia de 1659. Representan las escenas de Jesús ante Caifás, la Exaltación y el Santo Entierro.
De la misma hermandad y el mismo año son unos ángeles pasionarios de madera policromada que habitualmente se encuentran en la Capilla del Dulce Nombre de Jesús en la Parroquia de Santa María Magdalena.
Seguimos en la Parroquia de la Magdalena, en cuya Capilla Sacramental reciben culto dos tallas de entre 1663 y 1664 de los arcángeles San Miguel y San Gabriel.
La Hermandad del Amor tiene en su casa hermandad una talla de San José realizada por Pedro Roldán hacia 1668.
A la Hermandad de la Alegría pertenece una imagen de San Ignacio de Loyola de entre 1672 y 1673.
Volvemos a la Hermandad del Amor, que cuenta con una imagen de San Pedro atribuida a Pedro Roldán del último cuarto del siglo XVII. Forma parte del paso de misterio de la Sagrada Entrada en Jerusalén.
Nos referimos ahora a la Hermandad de la O, para la que Pedro Roldán talló en 1686 tanto la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno como las cartelas de su antiguo paso procesional. Vemos una foto del Nazareno y otra del paso, un libro de cuentas de la hermandad del periodo 1685-1707 donde constan los pagos dado a Roldán y a Miguel Franco y Miguel de Parrilla por la imagen y el paso, y las seis cartelas de dicho paso, que pertenece actualmente a la Hermandad del Santo Entierro de Carmona, y que representan las escenas de la Sagrada Cena, la Oración en el Huerto, el Prendimiento, Jesús ante Anás, la Flagelación y la Coronación de Espinas.
Regresamos a la Parroquia de la Magdalena. La Custodia de su hermandad sacramental cuenta con una escultura en plata de la Inmaculada Concepción labrada por Juan Laureano de Pina entre 1683 y 1685, que sigue el modelo ideado por Pedro Roldán.
Del último tercio del siglo XVII son unos ángeles llorosos atribuidos a Pedro Roldán que pertenecen a la Parroquia de Santa Ana.
Vemos a continuación dos ángeles ceriferarios de la antigua Hermandad Sacramental de San Andrés, hoy fusionada con la de Santa Marta. Están atribuidos a Pedro Roldán y fueron realizados en la segunda mitad del siglo XVII.
Nos detenemos ahora en cuatro ángeles de 1666 de la Hermandad de las Cigarreras. Se sabe que formaban parte del paso del antiguo Cristo de la Púrpura, hoy desaparecido. Lo único que se conserva de dicho paso son estos ángeles.
Y llegamos a la última obra escultórica de la exposición: Nuestra Señora de la Antigua, Siete Dolores y Compasión, titular de una antigua cofradía de gran devoción que tenía su sede en la actual Capilla de Montserrat y que actualmente se conserva en la Parroquia de la Magdalena. Está atribuida a Pedro Roldán y datada en el tercer cuarto del siglo XVII.
Su antiguo paso de palio tenía las caídas que ahora cobijan cada Jueves Santo a Nuestra Señora del Valle. Por ello, sobre la dolorosa vemos en la exposición una de las caídas de dicho palio, bordado en hojilla de plata sobre terciopelo de seda burdeos por un bordador desconocido en el último tercio del siglo XVII.
Junto a la Virgen de la Antigua se puede ver una pintura al óleo sobre lienzo de la propia imagen, pintada por un artista anónimo hacia el año 1700. La obra pertenece a la Diputación Provincial de Sevilla y se acompaña de tres textos que describen a la dolorosa:
"Hizo su última estación en el año de 1766, quedando después tan perdida que no se volvió a restablecer, y el año de 1805 vendió el palio del paso de la Virgen a la cofradía de la Coronación... En el otro (paso), sobre rica peana de plata, y debajo del palio ya referido, con varas de plata, llevaban a la Santísima Virgen, con siete cuchillos muy grandes en el pecho; y entre cuchillo y cuchillo una tarjeta redonda de plata con relieves que en cada una figuraba uno de los dolores de nuestra Señora".
(Félix González de León, Historia crítica y descriptiva de las cofradías fundadas en la ciudad de Sevilla, 1852).
"Y en la Capilla de la entrada (del convento de San Pablo), hizo también (Pedro Roldán) la Sagrada Imagen de María Santísima de los Dolores, que llaman Nuestra Señora de la Antigua, que es la devoción de toda Sevilla".
(Antonio Palomino, El parnaso español pintoresco laureado, 1724).
"De rodillas, con las manos cruzadas, la cabeza levantada y los ojos fijos en el cielo, es como se ostenta esta Madre amante. La aflicción, la angustia, el dolor más acerbo se ven retratados en su semblante, excitando compasión y lástima en los corazones cristianos, a la vez que dolor y sentimiento, pues recuerda que sus penas las causaron nuestros pecados, y que las renuevan a cada paso nuestras ingratitudes y miserias".
(José Bermejo y Carballo, Glorias religiosas de Sevilla, 1882).
Concluye así esta exposición que supone una especie de "menú degustación" de la vastísima obra de Pedro Roldán, ya que las cofradías de Sevilla atesoran muchas otras grandes obras, tanto imágenes titulares como figuras secundarias y esculturas presentes en templos, pasos y altares. Conocemos tanto obras constatadas de Pedro Roldán como atribuidas, y por supuesto salidas de las gubias de su hija, La Roldana, e incluso de su yerno, Luis Antonio de los Arcos. Fue, además, maestro de otros muchos discípulos que también trabajaron para iglesias y cofradías sevillanas. Y es que Pedro Roldán fue el gran imaginero de la ciudad de Sevilla en la segunda mitad del siglo XVII.
Yo tengo entendido que la Virgen de la Antigua que es de Roldán es la que hay en la Iglesia de Santiago y que la de la Iglesia de la Magdalena es de Andrés de Ocampo.
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