Nuestra Señora de la Encarnación, de la Hermandad de San Benito, celebró este martes el XXX aniversario de su Coronación Canónica con una función solemne tras estar toda la jornada expuesta en besamanos en el presbiterio alto de la parroquia.
La dolorosa se encontraba vestida con manto de camarín de terciopelo azul y saya rosa de tisú, ambos bordados en oro. Además, llevaba la toca de sobremanto de malla bordada y lucía la corona procesional. En el pecherín tenía un puñal, una cruz pectoral y varios broches, uno de ellos con su advocación. Y en el vientre portaba la Medalla de la Ciudad. En cuanto a las manos, tenía un rosario en cada una, siendo la derecha la que ofrecía a los devotos, y en la izquierda sostenía un pañuelo.
La Virgen de la Encarnación estaba elevada sobre una peana de plata y flanqueada por cuatro blandones dorados con cera blanca y dos mesas de madera dorada con bandejas de plata, dos jarritas y varios candeleros. Y más hacia los extremos estaban el guión de la Coronación y el estandarte corporativo.
Detrás, el camarín de la Virgen de Valvanera estaba ocupado por un trono del que bajaba una escalera hasta el presbiterio. Sobre el camarín, un dosel compuesto por paños de bocina a modo de gotera y abierto en el centro para que se viera el trono.
En el altar se veían igualmente parte de los respiraderos del paso de palio, los candelabros de entrevarales y otros cuatro candelabros más de menor tamaño. Asimismo, se ubicaron varias jarras también del palio con rosas, claveles y astromelias de color blanco.
Finalmente, hay que indicar la presencia de dos ángeles con filacterias moradas en las que se leía "Sine labe concepta", bajo las columnas del retablo mayor se dispusieron unas caídas doradas, y ante las puertas laterales unos reposteros con jarras de azucenas, símbolo de la hermandad.
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