martes, 12 de septiembre de 2017

LA VIRGEN DE LOS DOLORES RECORRIÓ EL CERRO EN SU ROSARIO DE LA AURORA


El pasado domingo, segundo del mes de septiembre, tuvo lugar el rosario de la aurora presidido por la imagen de Nuestra Señora de los Dolores, de la Hermandad del Cerro del Águila, el primero de los cultos en su honor que se desarrollarán a lo largo de las próximas semanas.
Después del rosario de carácter extraordinario que se vivió el año pasado al visitar la Parroquia de San Sebastián por el XXV aniversario de la acogida que el templo del Porvenir le brindó a la Hermandad del Cerro para su estación de penitencia del Martes Santo de 1991 (ver), en esta ocasión el rosario de la aurora volvió a su formato tradicional sin salir de la feligresía.
A las siete y media de la mañana, cuando el día comenzaba lentamente a arrancar, emprendió la salida un pequeño cortejo de hermanos con cirios blancos que seguían a la cruz alzada entre ciriales. También iban el libro de reglas, una representación de la Hermandad del Rocío del Cerro y el estandarte corporativo de la propia cofradía de los Dolores.




El Coro de Campanilleros de Santo Domingo, de Bormujos, esperaba en la calle Nuestra Señora de los Dolores la salida de las andas sobre las que iba la Virgen. Y junto a ellos, un número de vecinos y devotos que se iría incrementando a lo largo del recorrido previsto.
Como es tradicional, son siempre hermanas de las corporación las que se encargan de portar las andas, a excepción de los momentos de la salida y entrada, que se reservan para los miembros de la junta de gobierno. Las andas estaban adornadas con rosas blancas y varas de nardos, mientras que los ángeles ceriferarios que forman parte del paso de palio estaban situados en las esquinas delanteras.
Para el rosario de la aurora, la Virgen de los Dolores ha vestido el manto estrenado el año pasado, bordado en plata sobre terciopelo azul por el bordador y ex hermano mayor Francisco Carrera, combinado con la saya del mismo color realizada dos décadas atrás a partir de un traje del torero José Sánchez 'Hipólito'.
Por otro lado, lucía la antigua corona de salida, de plata sobredorada, realizada en 1969 por Villarreal. En el pecherín, junto a un alfiler con su advocación, tenía la cruz de oro, esmeraldas y zafiros de Joyería Ignacio (1988), en la mano izquierda llevaba un pañuelo y en la derecha un rosario y la cruz pectoral impuesta por el Papa Juan Pablo II al Cardenal Carlos Amigo, y regalada por éste a la hermandad en 1989 con motivo de su primera estación de penitencia a la Catedral.













En la propia calle que lleva el nombre de la dolorosa del Cerro se rezó el primero de los misterios gloriosos del rosario. Después, tras una parada ante la casa hermandad del Rocío, la Virgen siguió por la calle Párroco Antonio Gómez Villalobos, de la que recorrió varios de sus tramos, continuando después por Maestro Falla, Tomás Pérez y Teruel, siempre con el acompañamiento del coro de campanilleros.















































Desde la calle Teruel, la Virgen de los Dolores salió a la amplitud de Tarragona y a continuación se introdujo por Calatayud. Más adelante, ya en la calle Francisco Carrera Iglesias, tres hermanos de Santa Cruz, cofradía decana del Martes Santo con la que el Cerro está hermanada desde hace algunos años, participaron durante un trecho contribuyendo a portar las andas.
Posteriormente, la dolorosa alcanzó la principal calle del barrio, Afán de Ribera, hasta llegar de nuevo a su calle, donde había en algunos balcones colgaduras con el rostro de la Virgen y algún repostero.































Eran aproximadamente las nueve y media de la mañana cuando la Virgen de los Dolores regresaba a la parroquia. Las andas accedieron al atrio, donde las hermanas se giraron para que la dolorosa de Sebastián Santos entrara mirando hacia la calle.
Antes, las hermanas fueron relevadas por los miembros de la junta de gobierno, que fueron los encargados de conducir a la Virgen hasta el interior del templo.

















De nuevo en casa, la Virgen de los Dolores fue situada en el lado derecho del presbiterio, cerca del altar del Santísimo Cristo del Desamparo y Abandono. Mientras tanto, los bancos de la parroquia se llenaban por completo para asistir a la misa que comenzó inmediatamente, eucaristía que puso el punto final al rosario de la aurora de la Reina del Cerro.


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