viernes, 3 de agosto de 2018

COMPLETADA LA RESTAURACIÓN DE LOS FRESCOS DE LA CAPILLA DE LOS ÁNGELES


La restauración de las pinturas murales de la Capilla de los Ángeles, sede de la Hermandad de los Negritos, finalizó la semana pasada después de un proceso de varios meses llevado a cabo por Carlos Peñuela Jordán, máximo responsable de esta intervención, acompañado por Ana Marín López.
Fue el pasado mes de abril, después de la Semana Santa, cuando comenzó esta labor de restauración con los frescos existentes en la zona de retablo principal de la capilla, donde recibe culto la dolorosa de Nuestra Señora de los Ángeles, teniendo esta imagen que ser trasladada junto al Cristo de la Fundación, a la nave de la Epístola del pequeño templo de la calle Recaredo (ver).
Posteriormente, ya en junio, se comenzó con la actuación sobre las pinturas del altar del crucificado, pasando ambas tallas al presbiterio, con el Cristo en el centro y la Virgen de los Ángeles a sus pies en el lado izquierdo, sin llegar aún a ocupar su camarín (ver).
Ahora, por fin, las dos imágenes vuelven a sus lugares habituales de culto y la capilla presenta en sus pinturas murales el máximo esplendor, el que tenían cuando fueron realizadas por Rafael Rodríguez Hernández entre 1974 y 1975.
La propia Hermandad de los Negritos explica en su web el proceso completo de la intervención llevada a cabo sobre las pinturas murales de la capilla: "Los trabajos de restauración han consistido fundamentalmente en el estudio completo fotográfico de todos los murales; estudio analítico y estratigráfico de las distintas capas de color y paramentos; limpieza superficial y retirada de diferentes restos, así como de la antigua iluminación de la bóveda; fijación y consolidación de los paramentos y estratos pictóricos; limpieza mecánica y química de todos los paramentos de las pintura mural en toda la capilla; reconstrucción de algunos elementos y reintegración volumétrica de distintos paramentos; reintegración cromática de todo el conjunto con criterios de conservación de diferenciación, reversibilidad en los materiales y de mínima intervención para posteriormente protegerlos con una fina capa de protección".
Por otro lado, indica que se han descubierto distintas firmas del autor, en las que se puede leer "Rafael Rodríguez Hernández me pintó en el año de 1974", y se ha aprovechado esta restauración para la instalación de un nuevo sistema de iluminación en las dos bóvedas.






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