domingo, 7 de abril de 2019

BESAPIÉ AL SEÑOR DE LA ENTRADA EN JERUSALÉN ENTRE SAN PEDRO Y SANTIAGO


El Señor de la Sagrada Entrada en Jerusalén, de la Hermandad del Amor, estuvo expuesto en devoto besapié durante la jornada del viernes y el sábado en la Iglesia del Salvador, repitiendo así para este culto la duración de dos días que se llevó a cabo en principio de manera extraordinaria el año pasado, con motivo del cuarto centenario de la fusión entre las cofradías del Amor y la Borriquita. Al igual que entonces, el viernes la hermandad tenía concertada la visita de varios colegios al besapié para que sus alumnos se acercaran al que es el Cristo de los niños.
El altar de este besapié se montó sobre una tarima de grandes dimensiones situada en el presbiterio, ante el imponente retablo mayor. En el centro se encontraba el Señor de la Entrada, sobre una doble peana cubierta con terciopelo y damasco, ambos de color rojo. A lomos de la burra con la que entró de manera triunfal en Jerusalén, el Señor se encontraba vestido con sus habituales prendas bordadas en oro, tales como túnica burdeos y mantolín azul. Y sobre la cabeza lucía unas potencias doradas.
En este besapié, San Pedro y Santiago, imágenes que forman también parte del misterio de la Borriquita, flanqueaban el Señor, aunque ubicados a menor altura. Todos ellos, el Señor y los dos apóstoles, tenían delante cada uno dos candeleros dorados con cera blanca; y además, detrás había cuatro altos blandones con cirios del mismo color.
El exorno floral del besapié, como es característico en el paso de la Entrada en Jerusalén, era todo de color rosa y se componía mayoritariamente de claveles y rosas. Estas flores estaban repartidas en un gran centro ante el Señor, en un grueso friso sobre su peana y en cuatro jarras elevadas sobre sendos pies de terciopelo rojo y base cuadrada.


























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