La Capilla de la Universidad acogió ayer el besapié al Santísimo Cristo de la Buena Muerte, que presidió para ello un sencillo altar. El crucificado de Juan de Mesa se encontraba en su lugar de culto habitual, aunque a menor altura para facilitar a los devotos que alcanzaran a besar su pie. Además, la base de la cruz estaba cubierta por una pieza de forma casi triangular de madera dorada y policromada con el escudo de la hermandad en una cartela central.
Flanqueando al Cristo de la Buena Muerte se colocaron dos de las jarras del paso de palio de María Santísima de la Angustia con lirios morados. Cada una de estas jarras estaba dispuesta sobre una doble columna: una primera más ancha que servía de base y otra más alta, ambas de planta cuadrada.
Para llegar hasta el crucificado había que recorrer un pasillo formado por cuatro altos blandones dorados con cirios de color tiniebla. Y en los lados, entre los segundos y terceros blandones, se situaron otras dos jarras del palio también con lirios, flores que igualmente había en un centro en el suelo ante el Cristo. Finalmente, el estandarte corporativo estaba en el lado derecho.
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