martes, 24 de septiembre de 2019

ADELANTADO BESAMANOS A SANTA MARÍA DE CONSOLACIÓN MADRE DE LA IGLESIA


El pasado fin de semana se celebró en la Parroquia de la Inmaculada Concepción el besamanos a Santa María de Consolación Madre de la Iglesia, de la Hermandad de la Sed, un culto que tuvo lugar una semana antes de lo habitual, dado que normalmente se celebra los últimos sábado y domingo de septiembre.
El motivo de este adelanto está en que el próximo sábado 28 será la salida extraordinaria del Santísimo Cristo de la Sed, con motivo del cincuentenario de la hermandad. Y en cuanto al habitual rosario vespertino de la Virgen de Consolación, que también es en septiembre, este año se ha pasado a finales de octubre.
Con todos estos cambios debidos a este año extraordinario que está viviendo la Hermandad de la Sed, la Virgen de Consolación estuvo expuesta en besamanos en el lado de la Epístola de su parroquia, ante el altar de la hermandad, donde se encontraba únicamente el Cristo de la Sed, dado que la imagen de San Juan Evangelista, realizada como la dolorosa por Dubé de Luque, fue desplazada al altar de la Virgen de los Reyes.
Sobre una fina peana de plata, la Virgen de Consolación se presentaba a los devotos con su corona de salida y vistiendo un manto de terciopelo verde bordado en oro, además de la saya bordada en oro y sedas sobre tisú de tonalidades dorada y marfil por Charo Bernardino en 2013 y estrenada en la calle el Miércoles Santo del año siguiente. Llevaba asimismo la toca de sobremanto de salida, bordada en oro sobre malla, un puñal, la insignia de la Orden de San Juan de Dios, una cruz pectoral, un alfiler con su advocación y algunos broches.
En la mano derecha, la que daba a besar, tenía un rosario, mientras que en la izquierda sostenía otro, con cuentas de menor tamaño, y la barquita de orfebrería labrada en 2014 por Fernando Marmolejo en el cincuentenario de la proclamación de María como Madre de la Iglesia.
Junto a la Virgen veíamos varios blandones de plata con cera blanca y algunas jarras de su paso de palio con especies florales de diversas tonalidades, elevadas algunas sobre pies de base cuadrada con el emblema de la hermandad en una de sus caras. El Cristo de la Sed, por su parte, tenía un friso de rosas rojas a sus pies y dos hachones con cirios color tiniebla.
























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