martes, 17 de septiembre de 2019

MONTSERRAT RECUPERA UN CULTO HISTÓRICO POR LOS 400 AÑOS DEL CRISTO


Dentro de los actos conmemorativos del cuarto centenario del Santísimo Cristo de la Conversión, tallado por Juan de Mesa entre 1619 y 1620, la Hermandad de Montserrat recuperó este domingo de manera excepcional un culto que antiguamente realizaba la corporación, como fue la función solemne a Nuestra Madre y Señora de Montserrat en la jornada de los Dolores de la Virgen; culto que en la actualidad la hermandad celebra en el mes de abril.
Para ello, la cofradía montó un altar que también supuso un guiño histórico en la forma de vestir a la dolorosa, atribuida igualmente a Juan de Mesa, con antigua corona de plata, manto rojo bordado en oro, tocado de líneas rectas alrededor del rostro y gran profusión de joyas en el pecherín.
La solemne función, presidida por el párroco de la Magdalena, Francisco Román Castro, se celebró con la Virgen de Montserrat en el centro del altar, a los pies del Cristo de la Conversión, que a su vez se ubicaba ante el dosel de cultos de la hermandad y un gran cortinaje rojo que cubría el retablo mayor de la capilla, lugar habitual del crucificado, la dolorosa y San Juan, así como las tallas de los dos ladrones, que están en los laterales del presbiterio.
La Virgen de Montserrat estaba sobre una ancha peana de madera tallada y dorada, y entre dos blandones con cera color tiniebla (otros dos estaban delante, junto a la mesa del altar) y dos jarras de su paso de palio sobre sendos pies de base cuadrada de madera dorada y con decoración pictórica.
Por otro lado, en la mesa del altar había dos candelabros de plata con velas blancas, y en los laterales del presbiterio se situaron cuatro ciriales. Finalmente, los altares de la Virgen del Rosario y la Magdalena contaban con seis candeleros cada uno, así como con las mismas especies florales que veíamos en todo el conjunto, que eran claveles, margaritas y nardos.












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