domingo, 15 de septiembre de 2019

BESAMANOS EN TORREBLANCA A LA VIRGEN DE LOS DOLORES TRAS SU RESTAURACIÓN


Dentro de los cultos anuales en su honor, la imagen de María Santísima de los Dolores, de la Hermandad de Torreblanca, ha estado este sábado expuesta en besamanos en el presbiterio bajo de la Parroquia de San Antonio de Padua.
Este besamanos ha permitido contemplar de cerca a la dolorosa después de la restauración a la que fue sometida por su autor, José María Gamero Viñau, entre los meses de junio y julio de este mismo año; una intervención leve durante la que el imaginero realizó una limpieza de la policromía, reintegración de ésta allí donde fue necesario y sustitución de las pestañas.
Se da la circunstancia de que la propia parroquia también ha estrenado recientemente un nuevo aspecto, al haber sido sustituido semanas atrás el suelo de toda la zona del presbiterio.
La Virgen de los Dolores se encontraba sobre una pequeña peana plateada y vestida con un manto liso de terciopelo azul, la saya burdeos que alguna vez lleva sobre su paso de palio el Sábado de Pasión y la toca de sobremanto bordada sobre malla que también suele portar en su estación de penitencia. Lucía la corona de salida, mientras que en el pecherín tenía un puñal, un broche de gran tamaño con su advocación en letras doradas y una medalla de la Virgen de los Reyes. Y a la altura de la cintura, la Medalla de la Ciudad concedida a la hermandad por el Ayuntamiento de Sevilla en 2016. Por otra parte, en la mano izquierda sujetaba un rosario y no llevaba nada en la derecha, que es la que daba a besar.
Flanqueando a la Virgen veíamos dos jarras de su paso de palio con claveles, margaritas, lilium y paniculata, flores todas ellas de color blanco. Cada jarra estaba sobre un pie de base cuadrada de damasco y terciopelo rojo.
Al fondo, un cortinaje igualmente adamascado y del mismo color cubría la pared del altar, y ante él se elevaba una estructura formada por los antiguos respiraderos del paso de palio, más jarras con las flores antes descritas, diversos candeleros y la nueva peana procesional, estrenada en 2017, sobre la que había un trono. Asimismo, encima de los respiraderos y en la zona central había repartidas más flores blancas.
El montaje se completaba con la presencia del estandarte corporativo en el lado izquierdo del presbiterio alto y de la cruz parroquial en el derecho. Por su parte, la imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo estaba junto a la de San Antonio.




























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