miércoles, 18 de septiembre de 2019

LOS CULTOS ANUALES A LA VIRGEN DE LA LUZ SE CERRARON CON EL BESAMANOS


La Hermandad de Nuestra Señora de la Luz cerró este lunes los cultos anuales en honor a su imagen titular con el besamanos, que tuvo lugar dos días después de la suspensión de la salida procesional por segundo año consecutivo.
Efectivamente, el pasado sábado la hermandad decidió no salir a las calles de la feligresía debido a la inestabilidad meteorológica y a la alta probabilidad de que la lluvia hiciera acto de aparición a lo largo de la noche. Por ello, y como ocurriera en 2018 (ver), la salida procesional fue sustituida por el rezo de la Sabatina y la Virgen de la Luz se quedó un año más en el interior de la Iglesia de San Esteban.
Como es costumbre, durante el besamanos la Virgen se presentó a los devotos en la capilla sacramental del templo, vestida tal cual hubiera salido a las calles en condiciones normales y rodeada de las flores que adornaban su paso, principalmente gladiolos, nardos y orquídeas. Así, la Virgen de la Luz vestía su conjunto de salida de manto y saya de tisú celeste, toca de sobremanto bordada en oro sobre malla y fajín de color rojo, y tenía corona, ráfaga, cetro y media luna de orfebrería dorada. No faltó su característico rosario de grandes cuentas sujeto tanto por la propia Virgen como por el Niño Jesús, además de diversas joyas como pendientes, broches, medallas y un collar de perlas.
El propio montaje del besamanos no distaba mucho del de años anteriores, ya que, además de las flores antes descritas, se colocaron seis candeleros de metal dorado, tres a cada lado, tras sendos centros de flores elevados sobre pies cubiertos con tela de damasco rojo.
Finalmente, hay que mencionar que en el exterior de la capilla sacramental se colocaron el estandarte corporativo a la izquierda y el simpecado a la derecha, insignias ambas situadas en medio de sendas parejas de ciriales.

































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