viernes, 25 de octubre de 2019

BESAMANOS EN SANTA ANA A LA VIRGEN DEL CARMEN TRAS SU RESTAURACIÓN


El pasado fin de semana tuvo lugar el besamanos a Nuestra Señora del Carmen en la Parroquia de Santa Ana; un culto celebrado inmediatamente tras su regreso después de la restauración a la que ha sido sometida por José Manuel Cosano, quien ha limpiado la policromía de la talla, que se encontraba bastante oscurecida, ha arreglado las articulaciones y ha reparado dos dedos que tenía dañados.
Para este besamanos, la Virgen del Carmen fue situada ante la capilla de la propia imagen, a los pies de la nave de la Epístola. Estaba elevada sobre una peana de madera dorada y vestía saya y escapulario de brocado marrón, manto blanco igualmente de brocado y toca de sobremanto. Sobre la cabeza tenía su corona y además a su alrededor llevaba su ráfaga de salida. En el pecherín contaba con una cruz; de la mano derecha, que es la que daba a besar, colgaba un ancla de orfebrería dorada y de la izquierda dos medallas. El Niño Jesús, por su parte, estaba vestido de blanco y tenía corona y dos escapularios de orfebrería, los mismos que tenía la propia Virgen.
Detrás de la imagen, tapando la puerta de acceso a la capilla, había un dosel conformado por una gotera de madera tallada y dorada, un fondo de damasco rojo y dos columnas de flores de diversas especies y tonalidades a ambos lados.
Flanqueando a la Virgen del Carmen veíamos cuatro blandones con cirios blancos y dos altos pies de damasco dorado que sostenían sendas jarras con flores que también veíamos en un gran centro a los pies de la imagen. Además, en el extremo derecho estaba el estandarte corporativo, mientras que dentro de la capilla asomaban otros enseres, como la cruz de guía y la bandera carmelita.






























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