lunes, 14 de octubre de 2019

LA VIRGEN DE LA VICTORIA VISITÓ LA PARROQUIA DE LOS PADRES BLANCOS


La Hermandad de las Cigarreras retomó el pasado domingo 6 de octubre su habitual rosario público por las calles del barrio de Los Remedios, después de que en 2018 este culto se celebrara con la Virgen de la Victoria en su paso de palio y durante el traslado a la Catedral para su Coronación Canónica (ver).
El rosario de este año comenzó a las nueve de la mañana, aunque antes de la salida la Capilla de la Fábrica de Tabacos se encontraba abierta, dejando ver a la dolorosa sobre sus andas en el centro del presbiterio, entre el Cristo de la Púrpura y el de la Columna y Azotes.
La Virgen de la Victoria estaba vestida con el manto de camarín de terciopelo negro bordado en oro por Jesús Rosado, según diseño de Rafael de Rueda y José Manuel López Bernal, y con la saya morada de José Muñoz Moreno; piezas ambas estrenadas el año pasado con motivo de la Coronación. Asimismo, lucía la corona procesional, obra original de Manuel Seco Velasco, enriquecida por Miguel Ángel Cerezo. Y también de 2018 son la cruz pectoral, el puñal y el rosario, obras de Joaquín Ossorio las dos primeras, y de Cerezo el rosario.




La cruz alzada con manguilla entre ciriales encabezaba el cortejo que, con rigurosa puntualidad, salió de la capilla rumbo a la Parroquia de los Sagrados Corazones, donde tendría lugar después una eucaristía presidida por la Virgen de la Victoria. Detrás iba un único tramo de hermanos con cirios que se cerraba con el estandarte corporativo. Y antes del cuerpo de acólitos y las andas puso la nota musical de este rosario la coral de la Hermandad de Jesús Despojado, que suele participar también en el vía crucis del Señor de la Sagrada Columna y Azotes en Cuaresma.




Llevada por hermanos de la corporación a las órdenes de los Villanueva, la Virgen de la Victoria hizo lo que el pasado Jueves Santo la lluvia impidió: salir de la capilla a la calle (ver). Seis candeleros iluminaban las andas, adornadas además por dos jarras con nardos, así como por un friso de rosas blancas, más nardos y otras flores.
Las andas contaban con el llamador del paso de palio, labrado también el año pasado por Joaquín Ossorio con diseño de Rueda y López Bernal, que se inspiraron para ello en un dibujo para una escultura del Monasterio de El Escorial realizado por Juan de Licalde en 1628.
Saliendo de la capilla y del recinto de la ya clausurada Fábrica de Tabacos tuvo lugar el rezo del primer misterio glorioso del Santo Rosario: la Resurrección del Señor. Al salir a Juan Sebastián Elcano, como hace la cofradía el Jueves Santo, tomó enseguida la calle Virgen de la Victoria, donde más adelante se rezaría también el segundo misterio: la Ascensión del Señor.


























Al llegar a la confluencia de las calles Virgen de la Victoria y Asunción, el cortejo no giró a la derecha, como dicta el itinerario del Jueves Santo, sino a la izquierda, para recorrer algunos metros de la principal arteria del barrio de Los Remedios antes de internarse por la calle Virgen de Loreto, donde tendría lugar el rezo del tercer misterio glorioso: la Venida del Espíritu Santo.

















Y de una calle con nombre de Virgen a otra, ya que la siguiente calle por la que discurrió el rosario de la Hermandad de las Cigarreras fue Virgen del Valle, de la que la dolorosa de la Victoria recorrió en primer lugar el tramo anterior al cruce con Virgen de Luján, tramo en el que se rezó el cuarto misterio: la Asunción.
Después, con celeridad y siguiendo las instrucciones de la Policía Local, el cortejo cruzó al siguiente tramo de la misma calle, donde entre ésta y Fernando IV se rezó el quinto y último misterio glorioso del Santo Rosario, que es la Coronación de la Virgen.




























El recorrido se iba completando poco a poco, ya que desde el breve tramo de Fernando IV, la Virgen de la Victoria salió por fin a la calle Juan Ramón Jiménez, donde se encuentra la Parroquia de los Sagrados Corazones, conocida popularmente como la de los Padres Blancos. En dicha calle se rezaron las letanías finales del rosario.














Eran cerca de las diez y media de la mañana cuando la Victoria Cigarrera alcanzaba la Parroquia de los Padres Blancos. Los Villanueva mandaron que las andas se colocaran de forma que la Virgen entrara mirando hacia la calle y después se detuvieron para que los cofrades que las portaban se dieran la vuelta.
Seguidamente, la Virgen de la Victoria comenzó a entrar en el templo, teniendo los hermanos que sujetar las andas con los antebrazos para, una vez pasada la zona de soportales, poder acceder al interior sin que la corona rozase con el dintel.














Ya dentro de la parroquia, la Virgen de la Victoria fue conducida por el pasillo entre los bancos hasta la zona derecha del presbiterio, donde se quedó definitivamente para la celebración de la misa, que comenzó pocos minutos después de la llegada de la dolorosa.








Finalizada la eucaristía, la Virgen de la Victoria saldría nuevamente a la calle para regresar a su capilla, lo que hizo por un itinerario distinto, ya que pasó por la Parroquia de los Remedios en su camino de vuelta. Y de nuevo en casa, con la Virgen colocada en la puerta de la capilla, se celebró en el exterior un concierto de la Banda de Cornetas y Tambores de Las Cigarreras con motivo de su cuadragésimo aniversario.

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