martes, 1 de octubre de 2019

LA HERMANDAD DE LOS SASTRES ESTRENÓ CUATRO GRANDES CANDELEROS EN SU PASO


El pasado sábado tuvo lugar la salida procesional de Nuestra Señora de los Reyes, de la Hermandad de los Sastres, que presentó como novedad la presencia de cuatro grandes candeleros con guardabrisas en la delantera, iluminando a la imagen titular de la que se considera la cofradía letífica más antigua de Sevilla. Igualmente hubo novedad en el itinerario, ya que este año la Virgen de los Reyes no llegó hasta la Plaza de la Alfalfa ya en el tramo final de su recorrido.
A las siete de la tarde salió de la Parroquia de San Ildefonso, buscando en primer lugar el Convento de San Leandro y llegando después hasta la Iglesia de Santiago y la de San Esteban. El cortejo se iniciaba con la característica cruz entre faroles. También participaron las representaciones del Colegio de las Mercedarias de San José y de las hermandades de la Virgen de la Luz, el Beso de Judas y la Sacramental de San Ildefonso.
A continuación, iban el libro de reglas y el estandarte de la propia Hermandad de los Sastres antes de la presidencia y el cuerpo de acólitos.








Tras la última de estas visitas, la cofradía tomó desde Medinaceli la calle San Esteban. Para despedirse de la hermandad del mismo nombre, la Virgen de los Reyes se alejó del templo mudéjar a los sones de la marcha "La Virgen de los Desamparados", interpretada por la Banda de Música María Santísima de la Victoria, de Las Cigarreras.
Vestida con un manto liso de color rojo y una saya de color crudo, la Virgen de los Reyes discurrió bajo su palio de tumbilla y a las órdenes del capataz, Carlos Yruela, por la Plaza de Pilatos, mientras la banda tocaba "Pasa la Virgen Macarena", con la que llegó hasta el principio de la calle Águilas.

















A continuación, el paso de la Patrona de los Sastres continuó para acercarse hasta el Convento de Santa María de Jesús, cuyas hermanas clarisas esperaban para recibir a la Virgen desde la alargada ventana situada en el lado derecho de su amplia fachada.
Hasta ellas llegó el paso con la marcha "Triana" y se volvió para que pudieran contemplar la cara de la Virgen de los Reyes y del Niño que sujeta en su regazo, al modo tradicional de las históricas imágenes marianas fernandinas. Cuando la tuvieron delante, las religiosas interpretaron el cántico "María es esa mujer".











Cuando las monjas terminaron de cantar, Carlos Yruela tocó el llamador y pidió que la siguiente levantá, a pulso, fuera "por estas voces angelicales". Acto seguido, el paso comenzó a moverse para seguir su camino mientras la Banda de Las Cigarreras tocaba "La Virgen de Sevilla". Las religiosas despidieron con un aplauso a la Virgen de los Reyes agradeciendo así a la hermandad la visita.
Más adelante, aún por la calle Águilas, el palio de tumbilla siguió avanzando, ahora con la marcha "Pasan los campanilleros". A continuación, desviándose de su recorrido del año pasado (ver), giró a la derecha en Cabeza del Rey Don Pedro, calle por la que se internó mientras sonaba "Como tú, ninguna".













Cerca ya de San Ildefonso, la Virgen de los Reyes salió a Boteros, giró a su derecha a los sones de "El Cachorro. Saeta sevillana" y se marchó de camino a su templo.










La Hermandad de los Sastres puso fin a su salida procesional alrededor de las diez y media de la noche, entrando en San Ildefonso y cerrando así una procesión que hasta hace pocos años no se celebraba debido un periodo de languidez de la cofradía. Actualmente, sin embargo, está más viva que nunca y es ya cita imprescindible de cada último sábado de septiembre.

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