miércoles, 20 de julio de 2022

EL CARMEN DE SANTA CATALINA HIZO DE SU SALIDA UNA CONTRARRELOJ


Las cosas claras: sacar una cofradía a la calle para correr como si estuviera participando en una especie de contrarreloj, con el único propósito de ir quitándose calles de encima como etapas que se van completando, y con idea de que todo pase cuanto antes... no tiene el menor sentido.
Y duele decirlo en una hermandad tan querida, para quien esto escribe, como la del Carmen de Santa Catalina. Pero uno no mantiene este espacio en internet para hacerle a nadie la rosca ni para parecer un 'bienqueda' como tantos hay que luego critican por detrás contradiciendo su opinión oficial. Lo cierto es que el pasado sábado no disfruté de la salida del Carmen de Santa Catalina. Al contrario. Resultó una salida un tanto estresante.
Uno puede entender que, cuando se sale con retraso, como ocurrió, se quiera correr para recuperar el tiempo perdido. Pero si la cofradía sale con un cuarto de hora o veinte minutos de retraso y entra con esa misma cantidad de adelanto (y porque ya en la puerta antes de entrar hubo vuelta completa y varias paradas), quiere decir que ha corrido demasiado sin haber necesidad.
Lo de salir tarde no es nada nuevo. Cada año se anuncia la salida para las nueve de la noche; pero eso siempre depende de la duración de la función que tiene lugar antes en el templo. Tiene que celebrarse la función, tiene que organizarse la cofradía y tiene que salir. Haría bien la hermandad en plantear si no sería mejor pasar la función al mediodía, como hacen otras corporaciones, y que la hora de salida que se fije se cumpla. Si la cofradía ya sale con retraso, mal empieza.
Y salió con retraso, así que empezó a correr. Su itinerario de este año llevó a la Virgen del Carmen, cuyo paso de palio estaba adornado con lilium, además de gladiolos, rosas y lisiantum, a buscar por Almirante Apodaca la plaza de San Pedro, a la que llegó a los sones de "Rocío", interpretada por la Banda de Música Ciudad de Dos Hermanas, que se estrenó con la hermandad el pasado 1 de noviembre tocando tras la Virgen del Rosario (ver).
Junto a San Pedro se detuvo el paso y antes de tomar la calle Doña María Coronel, el capataz, Emilio Moreno, aprovechó la presencia de su mujer para dedicarle la levantá. A continuación, el palio continuó con "Callejuela de la O" y después fue el turno de "Virgen de las Aguas".



















La anterior revirá para entrar en Doña María Coronel fue algo lenta. Y eso puso nervioso a algún hermano que poco después insistiría en la necesidad de ir más deprisa. "Venga, que vamos a entrar a las cuatro de la mañana", se escuchó. Poco después la exageración aumentaría: "Vamos, que desayunamos en la calle". 
Así que, ¿qué siguió haciendo la cofradía? Exacto: correr. Y claro, cuando en Doña María Coronel la banda interpretó "La Madrugá", la cosa no pudo resultar más extraña ni menos estética porque la marcha de Abel Moreno, utilizada incluso en una película para una escena de batalla a cámara lenta, no está hecha precisamente para que los pasos corran. Pero no había otra.
Minutos más tarde, el paso tomó Bustos Tavera con "Macarena", de Abel Moreno, y se detuvo a la altura del antiguo Convento de la Paz antes de que finalizara, por lo que la banda la interrumpió. Después hubo un pequeño espejismo que hizo pensar que la contrarreloj había finalizado cuando el paso se levantó y giró con "Pasan los campanilleros" hacia la puerta del templo, donde una representación de la Hermandad de la Mortaja recibió a la Virgen del Carmen.




















Pero lo dicho: fue sólo un espejismo. La consigna seguía siendo correr, no fuera a llegar la hora del desayuno y nos pillara a todos en la calle con la Virgen del Carmen. De la Mortaja el paso de palio se marchó con la marcha "Costaleros de la Virgen del Amparo", a la que siguió después "Reina de las Mercedes" al alcanzar la plaza de los Terceros. 
El palio rodeó la plaza se diría que con la misma celeridad o más que lo había hecho un mes antes la Hiniesta Gloriosa (ver). Claro que entonces llovía y se trataba de buscar refugio en la Iglesia de los Terceros... Al mismo templo iba ahora la Virgen del Carmen, que fue recibida por la Hermandad de la Cena. "María Santísima del Subterráneo" fue la composición con la que el palio llegó a Los Terceros y se volvió ante su puerta.
















Tras una levantá dedicada a la Cena en la que se cayeron algunas flores, el paso de palio se alejó de Los Terceros marchándose por la calle Sol a los sones de "Y en Triana, la O". Más adelante, Emilio Moreno dedicó otra levantá, en este caso a la periodista y hermana de la cofradía Irene Gallardo, que durante mucho tiempo ha ejercido de fiscal de paso tanto de la Virgen del Carmen como de la del Rosario. 
Luego el palio pasó por la plaza de San Román y siguió por Sol con "Coronación de la Macarena", a la que siguieron otras dos marchas macarenas: "Macarena", de Cebrián, y "Pasa la Virgen Macarena", ésta tras girar a la calle Butrón. Esta última marcha fue interrumpida cuando el paso se paró poco después de que uno de los remates del varal delantero del costero izquierdo rozara una farola.


















Seguidamente, el paso se levantó a pulso 'aliviao' por la cercanía aún de la farola antes mencionada. Y con "Reina de San Román", la Virgen del Carmen discurrió por la parte más estrecha de Butrón, alcanzando después Gallos.
Hace rato que no lo menciono, pero la cofradía seguía corriendo. Tanto, que entre Gallos y Jáuregui, espacio compuesto por tres giros (de Gallos a Pinto, de Pinto a Puerta Osario y de Puerta Osario a Jáuregui), el palio voló hasta detenerse sin que a la banda le diese tiempo a terminar de interpretar "Ampárame", marcha que se había iniciado en la calle Gallos. 
"Este palio no está hecho para correr", comentaba una hermana en la delantera del paso. Pues corría. No eran ni las doce de la noche, quedaba una hora y cuarto en la calle, según los horarios de la propia cofradía, y del recorrido sólo restaban Jáuregui, Padre Jerónimo de Córdoba, Ponce de León y Santa Catalina...
Pero el ritmo no paraba. Enseguida los capataces recibieron instrucciones de seguir y recorrieron dicha calle con la marcha "Esperanza de Triana Coronada". Ya en Padre Jerónimo de Córdoba uno de los capataces se sorprendió al mirar el reloj. "A mí me han dicho que si se entra antes no pasa nada", decía otro. El retraso en la salida no era ya, por tanto, el motivo de la contrarreloj que estábamos viviendo.
La Virgen del Carmen siguió luego su camino con la marcha "Madre Hiniesta" hasta detenerse junto a la taberna Quitapesares, del recordado Peregil. Su hijo Álvaro fue el encargado de tocar el llamador y el paso se levantó, pero en ese momento uno de los cirios encendidos de la candelería se rompió y cayó hacia un lado. El propio Álvaro fue el encargado de apagarlo cogiendo una de las flores del paso. Y después prestó un cuchillo para terminar de romperlo para retirarlo de su candelero.















Solventado con diligencia el incidente, Emilio Moreno se dispuso a llamar de nuevo, dedicando la levantá a los costaleros que en ese momento estaban bajo las trabajaderas y que iban a dar su última chicotá antes de ser relevados en la siguiente parada. "Por vosotros y por los aguadores", dijo.
A continuación, el paso continuó hacia Ponce de León a los sones de "Madrugá Macarena", seguida después por "Como tú, ninguna". Desde Ponce de León, el paso se dirigió a la calle Santa Catalina, aunque según indicaban algunos hermanos el itinerario aprobado era seguir por Juan de Mesa a Alhóndiga y llegar a la puerta del templo por el lado contrario.
Así las cosas, con "A ti, Manué" la Virgen del Carmen tomó la calle Santa Catalina, aunque la marcha no se completó al detenerse el paso. Curiosamente, estando ya a pocos metros de las puertas del templo, éstas estaban aún cerradas, casi como si el propio templo no esperara tan temprano a su inquilina.















Una vez junto al templo, de repente desaparecieron las prisas. El retraso había dejado de ser excusa hacía un par de horas y el calor, que algún cofrade intuía que era la razón de tanta velocidad, tampoco parecía ya ser la explicación. El fiscal de paso les dijo a los capataces que con la siguiente marcha debían realizar un giro completo para que la Virgen del Carmen mirase a los músicos antes de entrar.
Efectivamente, tras acercarse hasta la puerta, ya abierta de Santa Catalina, el paso comenzó a volverse mientras la Banda Ciudad de Dos Hermanas interpretaba "Virgen de los Reyes". Tras detenerse de nuevo (ya no había contrarreloj), se levantó para encarar la puerta a los sones de "Encarnación Coronada". Nueva parada, los costaleros se dieron la vuelta y el paso se levantó a pulso para realizar la entrada en el templo. Sonó el Himno de España a la una en punto de la madrugada; quince minutos antes de lo previsto.










Una vez dentro, el paso se dio la vuelta para situarse de espaldas a la misma puerta por la que acababa de entrar. Los hermanos cantaron entonces la Salve y con ella se dio por finalizada esta estresante salida procesional. 
El itinerario previsto para cuatro horas y cuarto se hizo en aproximadamente tres horas y tres cuartos. Y eso porque ya en la misma puerta se fueron las prisas. Si no, el recorte de tiempo hubiera sido mayor. En cualquier caso, y pese a la relajación al final, se puede considerar que la marca obtenida en la contrarreloj fue bastante buena...

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