Nuestra Señora de Gracia y Esperanza, de la Hermandad de San Roque, se encuentra desde ayer, jueves, y hasta el domingo expuesta en solemne veneración en el altar de la parroquia con motivo de la festividad de la Expectación del Parto. La Virgen se encuentra sobre su peana procesional, en la que vemos diferentes flores de color blanco como las que pueden verse en un total de seis jarras del paso de palio.
La dolorosa viste su manto de salida, bordado en oro sobre terciopelo verde por Esperanza Elena Caro en 1965, la saya blanca de tisú bordada en oro por las Hermanas Martín Cruz en 1960 y la toca de malla del mismo año y las mismas bordadoras. Asimismo, tiene un fajín rojo con borlones dorados, en cuyo nudo hay otro broche. En el pecherín tiene su característico broche con el escudo de la hermandad y la Medalla de la Ciudad. Y en la mano derecha sujeta un pañuelo de encaje, mientras que en la izquierda tiene un rosario.
Por supuesto, sobre la cabeza tiene su corona de salida, la que en 1947 hizo Emilio García Armenta y que este año ha sido restaurada y enriquecida por Orfebrería Ramos y por el joyero Miguel Ángel Cerezo, coincidiendo con el LXXV aniversario de la coronación litúrgica de manos del Cardenal Segura y con el XXV aniversario del reconocimiento de aquélla como Coronación Canónica por parte del Cardenal Amigo, lo que dio lugar a una exposición en septiembre (ver) y a la salida extraordinaria del 12 de octubre (ver).
Flanqueando a la Virgen de Gracia y Esperanza vemos, además de las jarras ya mencionadas, un total de seis candeleros con cera blanca. Detrás, ante un cortinaje de damasco rojo que cubre el retablo mayor del templo, hay un pabellón de damasco de tonalidad dorada y blanca que en el centro deja ver un trono colocado sobre parte de los respiraderos del palio. Asimismo, se han colocado más candeleros entre las jarras y un paño de altar en el que aparece el escudo de la hermandad y la doble advocación de la dolorosa. Por último, hay dos parejas de blandones de madera dorada, una a cada lado.
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