lunes, 23 de octubre de 2017

NUESTRA SEÑORA DE LAS LÁGRIMAS, EXPUESTA EN DEVOTO BESAMANOS


La Hermandad de la Exaltación celebró el pasado fin de semana el besamanos a Nuestra Señora de las Lágrimas, que fue situada para ello en el presbiterio de la Parroquia de San Román, elevada sobre la habitual peana de madera dorada con una cartela policromada en su centro.
La dolorosa, que lucía la corona procesional, vestía una saya burdeos y un manto negro, ambos bordados en oro, así como un fajín hebraico. Llevaba una cruz pectoral, un alfiler con su advocación, un puñal y varias joyas. Además, en la mano izquierda tenía un rosario y un pañuelo, mientras que ofrecía la derecha a los devotos.
Dos altas columnas de flores de tonalidades blanca y morada se situaron detrás de la Virgen, una a cada lado, mientras que dos grandes blandones dorados con cera blanca la flanqueaban.
Al fondo, el retablo mayor de San Román estaba oculto por la estructura del altar de cultos que días atrás estuvo presidido por la Virgen de las Lágrimas. Sin embargo, para el besamanos, ante un dosel de damasco rojo que contaba igualmente con un pabellón de terciopelo del mismo color, se colocó una pintura de la Virgen con el Niño.
En este altar se utilizaron diferentes elementos del paso de palio de la hermandad, como la peana, los respiraderos, la candelería y diversas jarras. Además, había tallas de ángeles repartidas por el altar, algunas sacras y un templete con una pequeña imagen de la Inmaculada Concepción. Finalmente, como base de todo el conjunto estaba la mesa del altar provisional que la Hermandad de la Exaltación ocupa en San Román.
Hay que recordar, por otro lado, que durante los cultos en honor a la Virgen de las Lágrimas, acompañaba en su altar al Cristo de la Exaltación y a San Juan Evangelista la imagen de Nuestra Señora del Subterráneo, de la Hermandad de la Cena, ubicada también temporalmente en el mismo templo (ver).
























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