jueves, 26 de mayo de 2022

LA AURORA REINÓ POR SU FELIGRESÍA EN UN VÍA LUCIS EXTRAORDINARIO


De un tiempo a esta parte, la Hermandad de la Resurrección vive un momento muy dulce. Parece haber sido tocada por la fortuna del acierto constante: su nuevo horario en la jornada del Domingo de Resurrección, la reforma y ampliación de su paso de misterio, el nuevo palio... Y ahora, además, está celebrando un cincuentenario fundacional inmejorable del que este domingo tuvimos la suerte de contemplar un vía lucis extraordinario en un doble sentido; extraordinario porque no forma parte de los cultos anuales de la hermandad, pero también por la forma en que todo fue preparado, organizado y desarrollado en las calles.
En octubre será el momento del Señor, pero este domingo la que reinó por las calles de la feligresía de San Julián y Santa Marina fue Nuestra Señora de la Aurora, que salió en una tarde histórica para la corporación cuando había pasado poco más de un mes de la estación de penitencia (ver).
La cruz de guía volvió a marcar el camino a estos cofrades que llevan cincuenta años poniendo el imprescindible epílogo a la Semana Santa. Y tras la cruz, varias parejas de hermanos con cirios que daban paso a la representación con estandarte de la Hermandad del Rosario de San Julián, al propio estandarte de la Resurrección y a una pequeñas andas llevadas por cuatro jóvenes monaguillos en las que iba el cirio pascual. Un cirio del que, a modo de curiosidad, hay que indicar que tenía pintado al Señor de la Hermandad del Resucitado de Almería gracias a los pinceles de Carles Salafranca.





Con el arco ojival de Santa Marina adornado con flores y colgaduras, la Virgen de la Aurora salió a la placita que hay delante del templo y la Banda de Música María Santísima de la Victoria de Las Cigarreras, que vivió un intenso fin de semana, tocó el Himno de España. Y muy intenso también el fin de semana del capataz, Antonio Santiago, que venía corriendo tras dejar a su hijo a los mandos del paso de la Virgen del Carmen de Calatrava en la plaza Nueva (ver).
El vía lucis comenzó nada más salir la Virgen de la Aurora, cuando se rezó la primera estación. Pudimos entonces contemplar a la luz del sol la nueva diadema que estrenaba la imagen, realizada en oro, plata, plata sobredorada y piedras preciosas por Orfebrería Bernet, y donada por los propios hermanos de la corporación. Además, también eran novedad unos puños de encaje de Juan Carlos Macías Díez y un rosario de plata sobredorada y perlas blancas restaurado por Joyería Ofir y donado a la Virgen.
Las andas sobre las que iba la Virgen de la Aurora fueron cedidas por la Hermandad de Monte-Sión y eran las mismas sobre las que el Señor de la Oración en el Huerto presidió el Vía Crucis de las Cofradías en 2017 (ver). Por otro lado, llevaba el manto con el que fue coronada la Virgen de la Salud de San Gonzalo. Sobre el manto tenía la toca estrenada este año, bordada en oro, sedas y marfil sobre malla por Paleteiro, y también lucía la saya de tisú realizada con bordados del antiguo estandarte de José Guillermo Carrasquilla.










Finalizada la primera estación del vía lucis, Antonio Santiago tocó el llamador, que era el del propio paso de palio, y la Virgen de la Aurora inició su camino con la marcha "Coronación", girando a la derecha a la calle San Luis. La siguiente marcha, "Rosario de Monte-Sión", se escogió en señal de agradecimiento por el préstamo de las andas, cuyo exorno floral se componía de nardos, tulipanes, barbatus, crisantemos y estátice.
Por otro lado, no eran pocos los broches y joyas que llevaba la Virgen de la Aurora en el pecherín, en la cintura o en el fajín rojo que tenía. No faltaba el de la Hermandad de los Javieres, hermanada con la Resurrección, como tampoco la insignia "Indivisa manent", de la Comunidad Lasaliana, y la de Protección Civil de Sevilla, de cuyo cuerpo la Virgen es Patrona desde este mismo año.























La Virgen de la Aurora dejó la engalanada calle San Luis y alcanzó la plaza del Pumarejo con la marcha "Aires de Triana" como detalle con los cofrades de San Gonzalo por el préstamo del manto. En el Pumarejo tuvo lugar el rezo de la segunda estación del vía lucis, tras la que la Virgen siguió por Fray Diego de Cádiz con "Macarena", de Abel Moreno, y más adelante con "Aniversario macareno". Minutos después, tomaría la calle Morera con "Esperanza de vida".























Por la Puerta de Córdoba discurrió la Virgen de la Aurora mientras la Banda de Las Cigarreras tocaba "Pasa la Virgen Macarena". Después se detuvo ante la representación de la Hermandad de San Hermenegildo, que salió a recibirla. Y a continuación, las andas continuaron hacia Madre Dolores Márquez a los sones de "Virgen de la Estrella".
Fue ésta la última composición interpretada por la banda antes de ser sustituida momentáneamente por la Agrupación Musical Virgen de los Reyes, que estaba perfectamente formada en la plaza de San Julián, junto a la parroquia, en cuya puerta estaba el estandarte corporativo de la Hermandad de la Hiniesta.
Si dulce es el momento que vive la Resurrección, ¿qué decir de la agrupación que pone cada año sus sones al Resucitado? Verdadera expectación generó su participación en este vía lucis, con las inmediaciones de San Julián repletas de gente para disfrutar de un pequeño recital en el que Virgen de los Reyes encadenó cuatro marchas, a cuál mejor: "Y al tercer día", "Reina de Reyes", "La Esperanza de María" y "Vida". Y todo ello, mientras la Virgen de la Aurora se acercaba poco a poco a San Julián y llegaba a entrar en la parroquia con el repique de sus campanas.


























Una vez dentro del templo, la Virgen de la Aurora avanzó por la nave central hasta el presbiterio, frente a la Hiniesta Gloriosa, que estaba preparada para la celebración al día siguiente del aniversario de su Coronación Canónica (ver). Después miró al Cristo de la Buena Muerte y se dio la vuelta mirando hacia la puerta ojival. Así tuvo lugar el rezo de la tercera estación del vía lucis antes de volverse hacia la Virgen del Rosario.
De las dos hermandades con sede en San Julián la Virgen de la Aurora recibió regalos: la Hiniesta le dio un broche en forma de retama de hiniesta, y la Hermandad del Rosario le regaló un rosario de plata y nácar.









Al salir de San Julián, volvió tras la Virgen de la Aurora la Banda de Las Cigarreras, que interpretó "La Estrella Sublime" mientras caía una gran lluvia de pétalos sobre la imagen. Luego, entre Duque Cornejo y Moravia sonaría "Madre Hiniesta".
Tras una parada, varios miembros de la Agrupación Musical Virgen de los Reyes portaron las andas de la Virgen de la Aurora, que se marchó por la calle Juzgado, también adornada en su honor, con la marcha "Y en Triana, la O", seguida después en Lira por "Esperanza Macarena".

















En la calle Lira, que es en realidad, como Hiniesta, un conjunto de callejuelas, la Banda de Las Cigarreras tocó las marchas "Triana" y "Siempre Macarena". Con ésta salió a la plaza en la que ambas calles se encuentran y en la que se rezó la cuarta estación de este vía lucis extraordinario.
Seguidamente, la Virgen de la Aurora continuó por Hiniesta con la marcha "Reina de la Aurora", a la que siguió luego "Candelaria" para llegar a la puerta del Colegio Santa Isabel, cuyas religiosas cantaron la Salve. Una de ellas no se puedo contener y gritó un "¡Viva la Virgen de la Aurora, lo más bonito de Sevilla!".
Se acumulaba cierto retraso sobre el horario previsto, como comentaban un par de hermanos ante las andas, aunque poco importaba en una jornada tan especial. A los sones de "Como tú, ninguna", la Virgen de la Aurora siguió su camino en dirección a la plaza de Santa Isabel, lugar marcado para la quinta estación.














Seguidamente, las andas rodearon la fuente de la plaza y se dirigieron con la marcha "Virgen de los Negritos" a la calle Siete Dolores de Nuestra Señora, donde la Hermandad de los Servitas esperaba con las puertas de su capilla abiertas de par en par a la Virgen de la Aurora.
La imagen que tallara Dubé de Luque entró en el templo de la hermandad de la que el propio imaginero fue hermano mayor y responsable artístico. Frente a frente quedaron la Virgen de la Aurora y la de los Dolores, con el Cristo de la Providencia en su regazo. Después, salió de la capilla en dirección a la plaza de San Marcos mientras sonaba la marcha "Jerusalén". Ya en la plaza, donde un vehículo de Protección Civil tuvo que echarse un poco para atrás para permitir el giro de las andas, fue el momento de rezar la sexta estación del vía lucis.













Con cierta celeridad para minimizar el retraso, la Virgen de la Aurora tomó la calle San Luis mientras la banda tocaba "Reina de la O". Más adelante, llegó a la sede fundacional de la hermandad, el Colegio La Salle-La Purísima, ante cuya puerta se volvió para que unos niños le cantaran a la Virgen.
Poco después, con la composición "Esperanza que guía a Triana", la Aurora se marchó y recibió otra gran petalada con la que encaró los últimos metros de este vía lucis extraordinario.









Cuatro horas después de la salida, la Virgen de la Aurora llegó a Santa Marina, momento para el que sonó la marcha "Aurora, Reina de la mañana". Con ella, las andas giraron y se detuvieron mirando hacia la puerta del templo, momento en que se rezó la séptima y última estación del vía lucis.
A continuación, Antonio Santiago hizo levantar las andas y comenzaron a girar con "Pasan los campanilleros" para, después, entrar en Santa Marina con el Himno de España. Pero no acabó aquí la labor de la Banda de Las Cigarreras, dado que mientras la Virgen de la Aurora se acercaba al presbiterio por la nave central, los músicos tocaron la parte final de "Encarnación Coronada", cantando los presentes el Ave María.
















A las once menos cuarto de la noche finalizaba un extraordinario vía lucis para el recuerdo. Era 22 de mayo, lo que significa que faltaban exactamente cinco meses para la salida sobre su paso del Señor Resucitado. Será otra cita imprescindible con la que la Hermandad de la Resurrección seguirá escribiendo las mejores páginas de su cincuentenaria historia.

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