Como cierre de los cultos que en este mes de mayo han tenido lugar en su honor, el pasado domingo estuvo expuesta en solemne veneración Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad, de la Hermandad de la Carretería. Así, pudimos ver a la dolorosa ante su retablo sobre una pequeña peana plateada, colocada a su vez sobre una alfombra, y vestida con su manto procesional, bordado por las Hermanas Trinitarias en 1959 para sustituir al anterior, destruido en un incendio fortuito, y con la saya burdeos bordada en oro por Manuel Solano en 2017. En la cabeza tenía la corona de salida, en el pecherín llevaba un puñal y con la mano derecha sujetaba un pañuelo de encaje.
Alrededor de la dolorosa del jerezano Alonso Álvarez de Albarrán había cuatro jarras de su paso de palio sobre pies de base cuadrada con decoración pictórica y dorada en la que destacaba la cruz de Santiago. Las jarras contenían calas, astromelias y paniculata, todo ello de color blanco. Además, a sus pies había un centro floral también de la misma tonalidad.
Detrás, el retablo estaba presidido por el Sinelabe entre dos de los ángeles mancebos que van en las esquinas del paso de misterio del Santísimo Cristo de la Salud. En el centro, cobijada en un manifestador de madera dorada, veíamos la reliquia del Lignum Crucis y en los laterales un buen número de candeleros con cera blanca.
Finalmente, se dispusieron diez jarritas con las mismas flores antes mencionadas y entre ellas las figuritas de ángeles de orfebrería que van en el paso de palio cada Viernes Santo. Y en el lado izquierdo de todo el conjunto completaba el montaje la presencia del estandarte corporativo.
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