Este fin de semana, desde el pasado viernes, primero de marzo, la Hermandad del Silencio celebró el besapié a Nuestro Padre Jesús Nazareno, aunque, siguiendo las recomendaciones del Arzobispado de Sevilla, ésta fue la primera hermandad en la que se impidió besar directamente la imagen para tratar de impedir los posibles contagios del coronavirus.
El Nazareno del Silencio vestía su túnica de terciopelo burdeos bordada en oro y lucía las potencias de salida. Además, llevaba su cruz de salida y estaba elevado sobre la habitual peana de madera dorada de sus besapiés, alrededor de la que había un buen número de lirios morados.
Los dos ángeles mancebos con faroles que van con el Señor en su paso procesional lo flanqueaban también en su besapié, colocados sobre pies de base cuadrada forrados en terciopelo morado con galones dorados.
Detrás, el retablo mayor de la Iglesia de San Antonio Abad se encontraba cubierto con un gran cortinaje de terciopelo rojo, ante el que había un repostero con la heráldica de la hermandad. Delante del cortinaje, sobre una mesa de altar, estaba el sagrario entre cuatro blandones dorados con cirios morados y dos jarras plateadas también con lirios, flores que igualmente llevaban las jarras del paso de palio de la Virgen de la Concepción que estaban en los laterales.
Por último, detrás del Nazareno se situaron dos de los faroles de las esquinas de su paso procesional, mientras que los otros dos estaban delante, uno a cada lado del presbiterio.
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