jueves, 12 de marzo de 2020

EL CRISTO DE LA REDENCIÓN, CON UN VELO DE TINIEBLAS DURANTE SU BESAPIÉ


La Hermandad de las Mercedes de la Puerta Real celebró este domingo un besapié muy especial al Santo Cristo de la Redención, dado que se presentó a los devotos con diversos elementos muy llamativos que evocaban tiempos pasados en la iconografía habitual de los crucificados.
Así, tal y como se refleja en una de las vitelas del libro de reglas de la corporación, la cruz del Cristo contaba con el llamado velo de tinieblas, un elemento muy propio de las representaciones artísticas de entre los siglos XVII y XIX, y que hace alusión al oscurecimiento del cielo por el eclipse producido tras la expiración del Señor. Precisamente por este motivo, en muchas ocasiones en el propio velo suelen aparecer el sol y la luna, como ocurre por ejemplo con el Cristo de la Expiración de Jerez (ver).
Pero además, el Cristo de la Redención contaba con un sudario de tul bordado en hojilla de oro, sobrepuesto al sudario tallado que la imagen tiene. Por otro lado, a los pies del crucificado había un monte de corcho donde veíamos, entre lirios y cardos, un cáliz alusivo a la Pasión, así como dos gubias pertenecientes a Antonio Joaquín Dubé de Luque, autor de la imagen que falleció el pasado mes de noviembre.
A un lado y a otro del Cristo, que llevaba corona de espinas y potencias, se desplegaban un total de seis blandones dorados con cera color tiniebla y las cuatro jarras de los costeros del paso de la Virgen de las Mercedes con flores de talco. Asimismo, junto al monte de corcho estaban los faroles de la delantera del mismo paso.
El Cristo de la Redención tenía detrás un cortinaje de damasco morado que tapaba el camarín de la Virgen de las Mercedes, que se encontraba en el lado izquierdo de la capilla, donde habitualmente está el propio crucificado. La Virgen tenía ante sí ocho candeleros (seis con cirios blancos y dos con flores de talco), el libro de reglas abierto por las vitelas y dos guardabrisas.























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