miércoles, 26 de febrero de 2020

EL CRISTO DE LAS TRES CAÍDAS REGRESÓ A LA CAPILLA DE LOS MARINEROS


Tras el quinario celebrado la semana pasada y la función principal del domingo, este lunes regresaba el Santísimo Cristo de las Tres Caídas desde la Parroquia de Santa Ana hasta la Capilla de los Marineros.
Lo hizo en andas, vestido con una túnica lisa de terciopelo y con las potencias de plata repujada del primer tercio del siglo XVIII. Con la cruz a cuestas, sujeta por dos ángeles en la parte de atrás, el Cristo de las Tres Caídas estaba sobre un monte con diversas flores de variadas tonalidades, algunas de ellas en las jarras de madera dorada que iban en los costeros y que forman parte del paso de misterio. En cuanto a la iluminación de las andas, estaba a cargo de cuatro faroles de plata pertenecientes a la Parroquia de San Juan Bautista de la localidad de Marchena, donde son usados para el paso de la Custodia en la procesión del Corpus.
El traslado de vuelta comenzó a las ocho y media de la tarde y, pese a que el itinerario constaba únicamente de tres calles, se prolongó durante bastante tiempo al ir avanzando muy lentamente, a lo que contribuyó el acompañamiento musical que iba tras las andas, y que estaba a cargo de la Banda de Cornetas y Tambores San Juan Evangelista, de la propia hermandad.
El Cristo de las Tres Caídas salió por la puerta que da a la Plazuela de Santa Ana y recorrió una breve parte de la calle Pelay Correa a los sones de la marcha "Cristo del Amor". Seguidamente, giró a la antigua calle Vázquez de Leca y finalmente tomó Pureza hasta alcanzar la Capilla de los Marineros, donde lo estaba esperando desde el retablo mayor la Virgen de la Esperanza.





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