sábado, 8 de febrero de 2020

LA VIRGEN DEL BUEN FIN SE TRASLADÓ AL PRESBITERIO PARA SUS CULTOS


La Hermandad de la Lanzada celebró anoche el traslado de María Santísima del Buen Fin desde la capilla en la que recibe culto, en la nave del Evangelio, hasta el presbiterio de la Iglesia de San Martín, donde del 13 al 15 de febrero tendrá lugar el triduo en su honor, y el día 16 la función solemne.
La dolorosa estaba sobre unas andas iluminadas por cuatro guardabrisas y adornadas con claveles blancos y paniculata. Estaba vestida con el manto de terciopelo rojo bordado en oro que suele llevar la Virgen de Guía sobre el paso de misterio, además de saya blanca de tisú también bordada.
Sobre la cabeza llevaba una corona de plata y en el pecherín tenía varios broches, entre ellos uno con su advocación, así como un puñal plateado. Por otro lado, sujetaba un rosario en cada mano y un pañuelo además en la derecha.




A las ocho y media comenzó el acto de traslado, que contó con una serie de meditaciones pronunciadas por Elena Carazo, periodista y hermana de la Lanzada. Las andas fueron portadas en todo momento por hermanas de la corporación. Delante iban varios hermanos con cirios, la cruz alzada con manguilla y cuatro ciriales.
Con el templo prácticamente a oscuras, la Virgen del Buen Fin comenzó a moverse para avanzar por la nave central camino del presbiterio. Pero antes de llegar, a la altura de la capilla sacramental las andas se giraron para situarse frente al Cristo de la Lanzada, deteniéndose durante unos instantes.







Finalmente, la Virgen del Buen Fin alcanzó el presbiterio y el breve acto de traslado se cerró con el canto de la Salve por parte de todos los presentes.




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