Tras los cultos en su honor celebrados en la Parroquia de Santa Ana, los devotos del Santísimo Cristo de las Tres Caídas pudieron venerarlo desde el pasado Miércoles de Ceniza y hasta la mañana de este primer domingo de Cuaresma en el presbiterio de la Capilla de los Marineros, a los pies de la Virgen de la Esperanza.
Vestido con una túnica de terciopelo morado sin bordar, el Cristo de las Tres Caídas se ha presentado a sus fieles con la antigua cruz de salida, de 1922, recuperada por la hermandad hace algunos años, y con las potencias de plata del siglo XVIII, donadas a la imagen en 2008, como también es de plata el cíngulo.
La imagen se encontraba sobre la peana habitual de los besamanos (culto que sigue sin recuperarse en esta hermandad por alguna razón) y ésta a su vez sobre otra de formato cuadrangular de terciopelo rojo con galones dorados y una cartela de orfebrería en el centro.
A sus pies, sobre la alfombra que adornaba el suelo y la escalera del presbiterio, veíamos varias especies florales de color rojo, mientras que en la parte alta se dispusieron dos blandones de plata con cera blanca y cuatro jarras del paso de palio de la Esperanza con las mismas flores, elevadas sobre columnas y estípites de madera dorada.
Finalmente, ante el retablo se podían ver un buen número de candeleros con cirios también blancos, además de otras jarras y jarritas con las flores ya mencionadas, y tres sacras. En cuanto al camarín, la Virgen contaba a su lado con dos jarras con flores blancas.
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