La Hermandad de las Aguas se encuentra celebrando estos días el LXXV aniversario de la imagen de Nuestra Madre y Señora del Mayor Dolor, bendecida el 18 de marzo de 1945 y que se tiene por obra tallada por Antonio Eslava, quien sacó de puntos la imagen en barro realizada por el ceramista José Romero Morillo, basada a su vez en la antigua Virgen de José Montes de Oca dañada en el incendio fortuito de la Parroquia de San Jacinto, donde por entonces residía la hermandad, en 1942.
Ésta es la versión más extendida de la historia material de esta imagen que, en cualquier caso, ha pasado por varias manos a lo largo de los años. Para complicarlo todo aún más, dos de los restauradores que han intervenido sobre la talla (Francisco Peláez del Espino en 1981 y José Manuel Bonilla Cornejo diez años después) dijeron haber encontrado restos de madera carbonizada y otras evidencias que les hicieron pensar que al menos parte de la imagen actual sea aún la obra original de Montes de Oca, cuyos rasgos conserva.
Sea como fuere, la cofradía del Lunes Santo dedica varios días a este LXXV aniversario que se manifiesta externamente a través de una enorme fotografía que cuelga de la torre de la Capilla del Rosario, donde vemos a la dolorosa con un faldón en el que se puede leer "75 aniversario Mayor Dolor"; algo que la hermandad ya hizo en 2017 con motivo del L aniversario de la Virgen de Guadalupe y el año pasado por los 75 años del Santísimo Cristo de las Aguas.
Los cultos extraordinarios en honor a la Virgen del Mayor Dolor consisten en un triduo que comenzó ayer y que se extenderá hasta mañana, viernes, comenzando a las ocho de la tarde con el rezo del Santo Rosario y la posterior misa a las ocho y media. Y el domingo 20 a las doce del mediodía será la solemne función en la Iglesia de San Jorge, del Hospital de la Caridad, donde además durante todo el día permanecerá expuesta a la veneración.
Como es evidente, la pandemia del coronavirus ha obligado a modificar los planes inicialmente previstos, dado que el traslado de la imagen desde la capilla hasta San Jorge debería haberse hecho en andas el sábado, y la exposición a la veneración del domingo tendría que haber sido un besamanos extraordinario. Pese a todo, son éstos unos días donde la dolorosa que acompaña al Cristo de las Aguas en su paso adquiere todo el protagonismo.
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