Como indican los carteles que se pueden ver en distintas calles de la feligresía de San Román y Santa Catalina por las que mañana debería pasar, este año Santa Lucía no saldrá al encuentro de sus devotos, sino que será ella la que los reciba desde su retablo, engalanado para la ocasión.
Efectivamente, entre las diez de la mañana y las dos de la tarde, la Iglesia de Santa Catalina estará abierta y quien acceda a su interior encontrará a Santa Lucía colocada de una manera especial, más cerca de los fieles, al haber salido de su hornacina para situarse a la altura del banco del retablo, sobre una peana de plata.
El retablo cuenta con diversos elementos distintos a lo habituales que evidenciarán que no es un día cualquiera, sino el último domingo de septiembre y, por tanto, el día que ha quedado fijado en Sevilla como el de la salida matinal de la santa italiana. Así, vemos dos cortinas de damasco rojo cubriendo parcialmente la hornacina del retablo, atadas con dos cordones sostenidos por ángeles.
Además, la parte central del banco del retablo está adornada con un faldón del mismo tejido y un paño, y encima hay dos jarras plateadas y seis candeleros con cera blanca. Otros cuatro, más pequeños, se sitúan en los laterales. Vemos también el juego de varas de la corporación y en el lado izquierdo está el estandarte corporativo.
Una mañana dominical muy distinta a la esperada será la que vivan los cofrades de Santa Lucía, que al menos en 2019 pudieron disfrutar saliendo de nuevo desde Santa Catalina tras muchos años cerrada y visitando el Santuario de los Gitanos (ver).
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