martes, 29 de septiembre de 2020

UN MANTO DE SANTA GENOVEVA PARA LA VIRGEN DE LOS DOLORES Y MISERICORDIA


La Hermandad de Jesús Despojado celebró el pasado fin de semana un acto de veneración a María Santísima de los Dolores y Misericordia en sustitución del anual besamanos. Con este culto adaptado a las circunstancias se cerró en la Capilla del Mayor Dolor un mes dedicado a la dolorosa de las dos advocaciones, que se celebran ambas en septiembre: Dolores el día 15 y Misericordia (Merced) el 24.
Precisamente, para este acto de veneración pudimos ver a la Virgen de los Dolores y Misericordia con un manto perteneciente a la Virgen de las Mercedes de Santa Genoveva. En concreto, se trata de un manto de camarín de terciopelo azul bordado en oro. Llevaba además la saya blanca de tisú, bordada en oro en 2012 por José Antonio Grande de León, a la que tenía anudado un fajín militar de color rojo con borlones dorados. Asimismo, portaba la toca de sobremanto bordada en oro sobre malla también por Grande de León, un tocado blanco liso y la diadema de salida, de Ramón León.
En el pecherín se podía ver el puñal de oro que las cofradías del Domingo de Ramos regalaron a la Virgen de los Dolores y Misericordia en 2015, el relicario de Santa Genoveva Torres, un alfiler con la advocación Dolores y una cruz pectoral. Y en las manos, la dolorosa de Antonio Eslava tenía un pañuelo de encaje y una medalla en la derecha, y un rosario en la izquierda.
A ambos lados de la imagen estaban los nuevos faroles de su paso de palio, cuyo estreno estaba previsto para la estación de penitencia de este año. Son obra del taller de Orfebrería Marmolejo y sustituyen a los anteriores candelabros de cola, que han sido modificados y que se encontraban detrás de la Virgen, sobre el banco del retablo mayor de la capilla.
Hacia los extremos del presbiterio, donde se encontraba ubicada la dolorosa sobre una pequeña peana, había cuatro jarras del paso de palio, así como los paños de dos de las bocinas de la cofradía. Otras dos jarras estaban detrás, junto a los antiguos candelabros de cola. Las cuatro jarras contaban con varas de nardos, flores que igualmente estaban dispuestas a los pies de la dolorosa.
Por último, hay que apuntar la presencia de la talla de María Magdalena en el lugar de culto habitual de la Virgen de los Dolores y Misericordia, mientras que en el lado izquierdo del presbiterio estaba el estandarte corporativo, y en el derecho había una cruz alzada entre ciriales.
Como curiosidad, recordamos que el manto azul que lució la Virgen de los Dolores y Misericordia en este acto de veneración lo llevó también la Santísima Virgen Madre de la Divina Gracia, de la Hermandad de Padre Pío, en su besamanos de 2017 (ver).





























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