La Hermandad del Buen Fin celebró este fin de semana el besapié a su crucificado titular y el besamanos a Nuestra Señora de la Palma, imágenes que invirtieron su posición habitual en este culto conjunto, ya que en los últimos años el Cristo estaba detrás, en posición vertical, y la Virgen delante.
Sin embargo, en esta ocasión la priostía ha colocado al Cristo del Buen Fin tumbado en el centro del espacio habilitado, en la nave central de la iglesia del antiguo Convento de San Antonio de Padua, mientras que la dolorosa estaba al fondo, ante un dosel de madera policromada con gotera textil en forma de portada con columnas y con la inscripción "Victoria Palma Beata Quae Credidit".
La Virgen de la Palma lucía su corona de oro, que le fue impuesta en su Coronación Canónica, en 2005, y vestía el manto verde bordado en oro por el taller de la hermandad según diseño de Paleteiro, manto estrenado en el besamanos del año pasado. Asimismo, llevaba una saya burdeos también con bordados en oro.
Sujetaba una rosa de pasión y un rosario en la mano izquierda, ofrecía la derecha a los devotos y en el pecherín tenía varios broches, una palma, la réplica de la Medalla de la Ciudad y una cruz. Y en la cotilla, estaba el escudo de la hermandad en una pieza dorada de orfebrería.
Tanto la Virgen de la Palma como el Cristo del Buen Fin estaban entre blandones dorados con cera blanca y entre jarras del paso de palio con diferentes flores, siendo moradas las situadas cerca del crucificado y blancas las de la dolorosa.
También veíamos diferentes candelabros plateados, mientras que alrededor de las imágenes, como es habitual en los montajes de la priostía de la hermandad, se utilizaron un sinfín de elementos y enseres colocados junto a las efímeras paredes creadas con tela de damasco rojo. Esto incluía columnas, lámparas, tallas de ángeles y santos franciscanos, pequeños doseles y un gran número de objetos litúrgicos.
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