jueves, 14 de marzo de 2019

EL CRISTO DE LA SALVACIÓN SE EXPUSO EN BESAPIÉ Y PRESIDIÓ SU ANUAL VÍA CRUCIS


La Hermandad de la Soledad de San Buenaventura celebró el pasado sábado el besapié al Santísimo Cristo de la Salvación y el posterior vía crucis con la imagen llevada en andas por las calles cercanas al convento franciscano.
Para el besapié, el crucificado de Manuel Cerquera estaba en posición vertical, con una tela de damasco negro y un cíngulo cubriendo la estructura que sujetaba la base de la cruz. Junto al Cristo se ubicaron dos de las jarras de plata del paso de la Virgen de la Soledad con flores de tonalidad morada de diferentes especies. Y tras cada jarra, veíamos tres candeleros con cirios también morados. Asimismo, había cuatro faroles, dos delante y dos detrás, así como una pareja de ángeles en el suelo, junto a la cruz.
El Cristo ocupaba el espacio marcado con cortinajes de color negro en la cabecera de la nave de la Epístola del templo de la calle Carlos Cañal. Delante de la tela que ocultaba el retablo de la Virgen de Guadalupe veíamos una mesa de altar en la que había varios candeleros plateados, algunas sacras y las otras dos jarras del paso de la Soledad.























Cerrado el besapié y tras la celebración de la misa, se produjo la salida del vía crucis en torno a las nueve y media de la noche, con un breve cortejo de hermanos que encabezaba la antigua cruz de guía de la cofradía del Viernes Santo. Posteriormente, se situaban el estandarte corporativo, un trío de música de capilla y el cuerpo de acólitos.
Y por último, iba el Cristo de la Salvación llevado en andas por los hermanos, que se fueron turnando a lo largo del recorrido. El capataz de la hermandad, José Manuel Rechi, los iba guiando por las calles por las que pasó el crucificado, que fueron Carlos Cañal, Cristóbal Morales, Santas Patronas (con llegada hasta la casa hermandad), Cristóbal Morales, Adolfo Cuéllar, Plaza de Molviedro (donde fue recibido por la Hermandad de Jesús Despojado en su capilla), Castelar, Gamazo, Padre Marchena, Doña Guiomar, Zaragoza y Carlos Cañal, regresando a su capilla sobre las once de la noche.
Por último, hay que indicar que los cuatro faroles que en el besapié estaban rodeando al Cristo de la Salvación, hicieron lo propio durante el vía crucis llevados por otros tanto hermanos.



















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