Por todos es conocida la enorme relación que existe entre los usos y costumbres de las hermandades jerezanas con los de las sevillanas, debido fundamentalmente a que hasta el año 1980 lo que hoy es la Diócesis Asidonia-Jerez pertenecía a la Archidiócesis de Sevilla. Era inevitable, por tanto, que se establecieran multitud de similitudes que alcanzan incluso a la creación misma de determinadas hermandades y a la elección de algunas advocaciones coincidentes, además de la compra por parte de las hermandades jerezanas de pasos, enseres y figuras secundarias procedentes de la Semana Santa hispalense.
En esta ocasión, sin embargo, nos detendremos en el origen de algunos de los retablos cerámicos que se pueden contemplar (siguiendo la costumbre sevillana ampliamente difundida por toda Andalucía y fuera de ella) en las fachadas de los templos jerezanos que son sede de hermandades de penitencia.
Pese a que la cerámica cofradiera autóctona ha experimentado un gran auge en los últimos años, sobre todo gracias a Manuel Castellano Sánchez, son muchas las hermandades de Jerez que han acudido (y en algún caso siguen acudiendo, como más adelante veremos) a Sevilla para encargar estas entrañables obras devocionales que nos facilitan la contemplación de las imágenes titulares cuando los templos están cerrados.
Vamos a ver solamente algunos ejemplos. De entre éstos, el más antiguo es el del Santísimo Cristo de la Expiración, situado junto a la puerta de la Ermita de San Telmo, sede de esta corporación del Viernes Santo. Se trata de una obra de la conocida fábrica Mensaque Rodríguez y Cía., aunque no consta el nombre del pintor, y que podría datar de la década de los años 20 del siglo pasado. Recientemente fue desplazado de su lugar original para acercarlo al lado derecho de la puerta del templo, dado que en el lado izquierdo se ha colocado otro retablo similar dedicado a la titular mariana de la hermandad, la Virgen del Valle, con motivo de su reciente coronación canónica.
Santísimo Cristo de la Expiración (Ermita de San Telmo)
Años más tarde, en 1944, se bendijo uno de los más interesantes azulejos jerezanos, como es el de Nuestra Madre y Señora de la Soledad. Situado en la fachada principal de la Iglesia de la Victoria, en la calle Porvera, y con más de dos metros y medio de altura, es una obra de Antonio Kiernam Flores realizada en Cerámica Santa Ana. Desgraciadamente su estado de conservación es verdaderamente lamentable, ya que presenta numerosos desperfectos causados probablemente por el vandalismo, además de contar con varias piezas a punto de despegarse por completo. En 2005 el entonces hermano mayor, José Torreglosa, se mostraba preocupado en la revista "Paso a paso" por el estado del retablo, aunque apuntaba que por la técnica con que fue realizado no tenía restauración posible. Por este motivo, se mostraba partidario de realizar uno nuevo y trasladar el antiguo al interior del templo. Seis años después nada de esto se ha hecho y la impresionante obra de Kiernam sigue a merced del paso del tiempo y de los enemigos del patrimonio urbano.
Nuestra Madre y Señora de la Soledad (Iglesia de la Victoria)
Mucho mejor conservado se encuentra el retablo cerámico dedicado a María Santísima de la Amargura, situado en una fachada lateral de la Parroquia de San Juan Bautista (Los Descalzos). Se atribuye también a Antonio Kiernam Flores, aunque en este caso es sólo una suposición. Lo que sí es seguro es que fue realizado en Cerámica Santa Ana y su bendición tuvo lugar en 1948.
María Santísima de la Amargura (Parroquia de San Juan Bautista)
El anterior retablo comparte con el siguiente no sólo la fábrica y probablemente el autor, sino también el marco que lo rodea, basado en hojas blancas sobre fondo azul. Es un azulejo de menores dimensiones dedicado a la imagen de Nuestro Padre Jesús del Consuelo, atribuido al círculo de Pedro Roldán y titular de la Hermandad del Transporte, que tiene su sede en la Basílica de la Merced. Está datado en la década de los años 50.
Nuestro Padre Jesús del Consuelo (Basílica de Nuestra Señora de la Merced Coronada)
De la misma década es el pequeño retablo de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto, que aparece junto al ángel que lo acompaña por las calles jerezanas cada Jueves Santo, según lo concibió el imaginero Juan Luis Vasallo. Se trata de una obra pintada por Antonio Muñoz Ruiz y realizada en Cerámica Montalván. El conjunto escultórico se representa ante un bucólico paisaje, mientras que en la esquina superior izquierda se incluyó el escudo de la hermandad.
Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto (Iglesia de Santo Domingo)
Destaca por su espectacularidad, a la que contribuye la enorme orla que lo enmarca, el retablo cerámico de Nuestra Señora del Mayor Dolor, que está ubicado junto a la puerta lateral de San Dionisio desde la que sale la hermandad el Jueves Santo. Lo realizó Cerámica Santa y la bendición tuvo lugar en 1952. En el ático del retablo se encuentra el escudo de la corporación rodeado por una guirnalda de flores y dos ángeles.
Nuestra Señora del Mayor Dolor (Parroquia de San Dionisio)
Junto a la impresionante Parroquia de San Miguel un retablo nos indica que entre sus muros recibe culto el Santo Crucifijo de la Salud, imagen atribuida a José de Arce que abre la Madrugá jerezana. Corresponde, como muchos otros, al extenso catálogo de obras salidas de Cerámica Santa Ana, aunque en este caso el encargado de pintarlo fue Facundo Peláez en la década de los 60. Es una pena, sin embargo, que la elevada altura a la que está colocado dificulte su detenida contemplación.
Santo Crucifijo de la Salud (Parroquia de San Miguel)
En la década de los 60 también se dio forma en Cerámica Santa Ana a una pareja de azulejos destinados a la Capilla de los Desamparados, sede de la Hermandad de la Coronación. Antonio Kiernam fue de nuevo el pintor de ambas obras dedicadas al Santísimo Cristo de la Coronación de Espinas y a María Santísima de la Paz en su Mayor Aflicción, que hacen estación de penitencia en la tarde del Domingo de Ramos. Al igual que sucede con otros retablos, desgraciadamente en éstos también se notan los efectos de algún que otro vándalo sin entretenimientos más productivos.
María Santísima de la Paz en su Mayor Aflicción y Santísimo Cristo de la Coronación de Espinas (Capilla de los Desamparados)
La fábrica de Ramos Rejano fue la encargada de realizar en la década de los años 60 el retablo de María Santísima de la Concepción. Su autor, Alfonso Chaves, tuvo el detalle de pintar a la dolorosa sosteniendo en su mano izquierda un racimo de uvas, al ser titular de la hermandad conocida como Las Viñas por la advocación de la Virgen a la que está dedicado el templo parroquial. Este retablo hace juego con otro colocado en el lado opuesto de la puerta de la iglesia y que representa al Sagrado Corazón de Jesús.
María Santísima de la Concepción (Parroquia de Nuestra Señora de las Viñas)
Damos un gran salto en el tiempo y llegamos a 1990, año en que se bendice el enorme retablo cerámico de Nuestro Padre Jesús de la Salud en sus Tres Caídas, colocado junto a la puerta de salida de la Iglesia de San Lucas con motivo del cincuentenario fundacional de la hermandad del Miércoles Santo. Ésta es una de esas corporaciones que desde su génesis pusieron la mirada en Sevilla, ya que al autor de la imagen, Ramón Chaveli, se le pidió expresamente que se inspirara en el Señor de las Penas de San Vicente. En lo que se refire al retablo, salió de la fábrica de Cerámica Santa Ana, donde lo pintó Emilio Sánchez Palacios. La orla que lo enmarca es de forja e incluye arriba, en el centro, el escudo de la hermandad.
Nuestro Padre Jesús de la Salud en sus Tres Caídas (Iglesia de San Lucas)
De 1990 es también el retablo cerámico del Santísimo Cristo de la Defensión, pintado por Antonio Martínez Adorna en Cerámica Santa Ana. Se trata de un azulejo que resume la historia de la llegada de la imagen hasta Jerez procedente de Valencia, de donde era su autor, José Esteve Bonet. Fue un fraile capuchino, Fray Buenaventura de Cádiz, quien encargó el Cristo, el único de Jerez con cuatro clavos. La imagen fue trasladada en barco por el Mediterráneo, donde sufrió un gran temporal del que milagrosamente salió indemne. Finalmente, a través del Guadalete llegó a su destino, la Cartuja de Nuestra Señora de la Defensión, de la que tomó prestada la advocación. Desde allí pasaría al Convento de Capuchinos, en la calle Sevilla, donde se fundó la hermandad en 1957. Por todo ello, en el retablo aparece el Cristo de la Defensión sobre el mar, donde navega un barco. Asimismo, se puede ver la fachada de la Cartuja jerezana.
Santísimo Cristo de la Defensión (Convento de Capuchinos)
Volvemos a la Hermandad del Transporte porque en la década de los 90 encarga a Cerámica Santa Ana, que 40 años antes realizó el retablo del Señor del Consuelo, uno dedicado esta vez a Madre de Dios de la Misericordia, bellísima dolorosa de Sebastián Santos. El encargado de pintarlo fue Patricio Zabala, quien situó a la Virgen sobre un verdadero fondo celestial.
Madre de Dios de la Misericordia (Basílica de Nuestra Señora de la Merced Coronada)
También pertenece a la década de los 90, aunque presenta una estética más antigua, el retablo de Nuestra Señora de las Angustias, situado en la fachada lateral de la capilla del mismo nombre, sede de la cofradía que cierra el Domingo de Ramos. Fue realizado por Juan Aragón Cuesta en su taller de la sevillana calle Águilas, mientras que el autor del dibujo fue José Ramón Fernández Lira.
Nuestra Señora de las Angustias (Capilla de las Angustias)
El último azulejo que vamos a analizar es muy reciente, ya que fue bendecido en 2010. Lo interesante del mismo es que aún hoy algunas hermandades optan por encargar este tipo de obras en Sevilla. Este retablo en concreto, colocado en la fachada lateral de la Basílica de Nuestra Señora del Carmen Coronada, fue realizado por Antonio Hermosilla Caro en un taller particular. Sobre fondo de color marrón, igual que las túnicas de los nazarenos, aparece el Santísimo Cristo de la Lanzada con corona y potencias. Se puede leer una leyenda dividida en dos cartelas: "Por tu Santa Lanzada, Divino Redentor" ... "Déjame traspasada el alma de dolor". Además, en su parte inferior y sobre fondo azul se encuentra el escudo de esta hermandad del Jueves Santo jerezano.
Santísimo Cristo de la Lanzada (Basílica de Nuestra Señora del Carmen Coronada)