Nuestro Padre Jesús de la Salud, de la Hermandad de la Candelaria, ha estado este fin de semana expuesto a la veneración de sus devotos en el presbiterio de la Parroquia de San Nicolás. Este viernes debería haber tenido lugar su vía crucis por las calles; un culto externo que para este año, en que se cumple el primer centenario de la hermandad, tenía previsto un itinerario especial que iba a conducir al Nazareno de Francisco de Ocampo hasta la Parroquia de la Magdalena, donde se encontraba antes de su traslado a San Nicolás para ocupar el hueco dejado en 1880 por el Señor de los Gitanos tras su marcha a San Román.
En principio, está previsto que este vía crucis de recorrido extraordinario se celebre en noviembre si las circunstancias sanitarias lo permiten. Y estas circunstancias son las que han hecho que este fin de semana no se lleve a cabo el tradicional besapié, sino que el Señor de la Salud ha estado en el presbiterio en una posición más adelantada de lo habitual para que los devotos lo pudieran contemplar de cerca, pero sin besar el pie.
Con su cruz de salida, y también con el ángel que la sostiene en el paso a modo de cirineo, el Nazareno se encontraba elevado sobre una peana de madera dorada y policromada con flores de diferentes especies que igualmente estaban repartidas por diversas jarras en distintos puntos del altar.
Alrededor de la imagen, que lucía sus potencias de salida, había varios blandones dorados con forma de ángeles mancebos y con cirios blancos. Y detrás, con el retablo mayor de San Nicolás cubierto con un cortinaje de damasco rojo, se alzaba todo el aparato del altar del pasado quinario al Señor, compuesto por el dosel de cultos de la hermandad, parte de los respiraderos de su paso procesional, numerosos candeleros del paso de palio, dos tallas de ángeles, dos jarras y la cruz de guía.