La Asociación de Fieles del Santísimo Cristo del Perdón, del Convento del Socorro, ha adelantado este año su salida al último sábado de octubre (en los años anteriores ha sido habitualmente en noviembre), por lo que hace unos días salió a las calles para recorrer la zona de San Marcos y San Pedro rodeado de niños y jóvenes, que son los que se hacen cargo cada año de esta particular salida procesional de un interesante crucificado de menor tamaño al natural.
Una sencilla cruz de madera iniciaba el breve cortejo procesional que cerraba la Banda de Cornetas y Tambores Rosario y Victoria, de Sevilla, formación musical que es una fusión, producida el año pasado, entre las bandas del Rosario de Brenes y la de la Misericordia de San José de la Rinconada. El resultado es una banda que interpreta un repertorio de composiciones más bien modernas, aunque hay lugar también para alguna más clásica en determinados momentos.
Durante la salida procesional, el Cristo del Perdón fue visitando algunos templos y conventos que salían a su encuentro. A las seis de la tarde se ponía en la calle para dirigirse hacia Bustos Tavera y Doña María Coronel, y salir a la Plaza de San Pedro, que con motivo del paso de esta asociación vivió un cierto caos de tráfico. Y es que no se cortó del todo la circulación, lo que generó un atasco entre los coches y autobuses de Tussam que iban y venían de la zona de la Encarnación.
Además, el cortejo tardó en pasar más de la cuenta al girar el paso y detenerse ante el monumento a Santa Ángela de la Cruz, donde hubo incluso un relevo de costaleros. Desde ahí, el paso, adornado con una muy acertada combinación floral de diferentes tonalidades, se introdujo precisamente por la calle dedicada a la santa sevillana para visitar su convento, al que el Cristo del Perdón llegó a los sones de "Requiem".
Las hermanas del convento le dedicaron a la imagen, vuelta hacia ellas, un cántico con la letra del famoso Soneto a Cristo Crucificado. Posteriormente, se alejó para seguir su camino mientras la banda tocaba el bellísimo "Ave María" atribuido popularmente a Caccini.
Desde Santa Ángela de la Cruz, el Cristo del Perdón siguió hasta el Convento del Espíritu Santo y después se dirigió por la estrechísima calle del mismo nombre hasta Castellar. En ella, poco antes de salir a la Plaza de San Marcos, los capataces dedicaron una levantá, que siempre son a pulso en este paso, a Pepa, una de las fundadoras de la asociación de fieles, que ha fallecido recientemente.
Ya en la Plaza de San Marcos, el paso rodeó la parroquia para visitar, como hace cada año, el Convento de Santa Isabel, donde las hermanas filipenses esperaban al crucificado, que, tras rodear la fuente de la plaza, quedó parado frente a la puerta y al Cristo de Juan de Mesa que recibe culto en dicho convento.
Finalizada la visita al Convento de Santa Isabel, el Cristo del Perdón volvió por la misma calle Vergara por la que había llegado de nuevo hacia la Plaza de San Marcos y, con cierto retraso sobre el horario previsto, avanzó con prontitud hacia la calle Socorro, donde sonó la marcha "En el Cielo de tu Gloria".
Minutos más tarde, tuvo lugar la entrada del paso por la complicada puerta del convento, cuya planta está a menor altura que la propia calle. Una vez dentro, y tras la Marcha Real, la Banda de Cornetas y Tambores acompañó la colocación del paso en un rincón del convento con la interpretación nuevamente del "Ave María".
Así, bajo la atenta mirada de varias hermanas Concepcionistas Franciscanas que residen en el convento, concluía la salida, más tempranera que otros años, del Santísimo Cristo del Perdón, el Cristo de los niños.
