Se rozó la perfección en 2014, pero finalmente no pudo ser. La lluvia hizo acto de presencia en plena madrugada del Domingo de Resurrección y no se habló de una Semana Santa completa. Sin embargo, la de 2015 sí que ha sido con total rotundidad una Semana Santa plena, con todas las hermandades pudiendo hacer sus estaciones de penitencia.
Han tenido que pasar seis años desde la última vez que se pudo decir esto. Pero entonces, en 2009, la nómina de hermandades que hacían estación de penitencia a la Catedral alcanzaba la cifra de 59, tras la incorporación en los años anteriores del Carmen Doloroso y el Polígono de San Pablo. Sin embargo, aunque oficialmente desde 2010, con la entrada del Sol, son 60 las cofradías que van a la Catedral en Semana Santa, no ha sido hasta este año cuando efectivamente todas ellas han podido hacer sus estaciones de penitencia.
Dicho de otro modo: la de 2015 ha sido la primera Semana Santa de la historia en que han llegado hasta la Catedral un total de 60 hermandades. Curiosamente, éste también ha sido el año en que ha quedado constatado, una vez más, que esta larga nómina de cofradías necesita cambios, ajustes y reordenaciones que van mucho más allá de simples retoques de minutos aquí y allá.
Pero ése será el entretenido debate de los próximos meses. Ahora, nos centramos en la feliz jornada del pasado Domingo de Resurrección, cuando desde Santa Marina completó la nómina de cofradías de penitencia la Hermandad de la Resurrección, que tras salir a la calle a las cinco menos cuarto de la madrugada, se encaminó a la carrera oficial por su nuevo itinerario de ida, por fin completado sin incidencias este año, por la zona de Inocentes y Monte-Sión.
Ya había amanecido cuando la hermandad alcanzaba la Plaza de San Francisco. A las ocho y media de la mañana, el paso del Señor Resucitado estaba detenido en la confluencia de la plaza con el final de Sierpes. Ha ganado muchísimo este paso con la remodelación que ha tenido lugar en los últimos años, con las nuevas esquinas y maniguetas de Francisco Verdugo, estrenadas en 2013, y los candelabros del mismo autor, con más puntos de luz que los anteriores y que, salvo los de los costeros, han salido este año ya dorados.
Asimismo, hay que subrayar la mayor altura del Cristo en el paso, que ha contribuido también, como todo lo anterior, a darle una mayor vistosidad al conjunto. Un gran acierto, por tanto, el de la hermandad al emprender todas estas reformas.
El paso del Señor, con un también acertado exorno floral con diferentes especies de tonos rojos combinadas con ramitas verdes, pasó por la Plaza de San Francisco a los sones de la siempre emotiva melodía de "Pescador de hombres", a cargo de la Agrupación Musical Virgen de los Reyes. Entre la gente que se encontraba en los palcos viendo el discurrir de la cofradía por esta zona, una mujer gritó "¡viva Cristo Resucitado!", expresando así la alegría que corresponde a la jornada en la que Jesús vuelve de entre los muertos, vence a la Canina que veíamos la tarde anterior y salva con ello a toda la humanidad.
Más atrás llegaba el palio de Nuestra Señora de la Aurora, bellísima talla de Dubé de Luque que cuenta con un paso del que destaca su impresionante orfebrería de los Hermanos Delgado, llena de detalles.
En su entrada en la plaza sonó "Aurora, Virgen del alba", nueva marcha de José Manuel Toscano y Alberto Barea estrenada este año.
Después, en su camino a la Avenida de la Constitución, la Banda de Música Nuestra Señora de la Victoria interpretó "Procesión de Semana Santa en Sevilla", con la que el palio, adornado con rosas y anthurium, entre otras especies, siguió avanzando hacia la Catedral, dejando tras de sí una plaza vacía por la que ya no iba a pasar ninguna hermandad por este año.
Pero aún quedaba mucho Domingo de Resurrección por delante y mucho que disfrutar con la cofradía de Santa Marina, que por fin alcanzó la Catedral, cosa que no ocurría desde 2012. Ambos pasos la recorrieron acompañados por algunas personas que no quisieron perderse detalle de este emotivo momento en que la última cofradía de la Semana Santa caminaba por las naves del principal templo de la ciudad hasta encontrarse con el sol iluminando la Puerta de los Palos, por la que salieron los pasos para emprender el regreso a casa.
Por la Cuesta del Bacalao, la Agrupación Musical Virgen de los Reyes acompañó al Señor Resucitado con dos marchas clásicas, "La clámide púrpura" y "Virgen de las Angustias", y una moderna cuando el paso giró para seguir por Placentines hacia Francos, como fue "Señor de la Paz".
Por su parte, el paso de palio de la Virgen de la Aurora giró de Alemanes a Álvarez Quintero para iniciar la subida con "Macarena", de Abel Moreno. Después, en plena cuesta, como ocurriera en 2012, el capataz, Antonio Santiago, mandó la derecha 'alante' y la izquierda atrás. En un balcón de una casa situada en la esquina de Argote de Molina con Placentines había una anciana, la misma que entonces, postrada en una cama. Ante ella quiso la Virgen de la Aurora detenerse un instante para mirarla y que la anciana pudiera verla también a Ella. Es la cercanía de las imágenes con quienes más necesitan del Señor y de la Virgen. Es la Semana Santa.
Pero no acabaron ahí los emotivos momentos que iba a deparar esta cofradía, ya que, tras el giro al último tramo de Placentines con la marcha "Madre Hiniesta", el paso se paró, y cuando Antonio Santiago fue a llamar, les dijo a sus costaleros: "Os voy a pedir un favor. Vamos a dar esta levantá por el padre de vuestro compañero Javi Romero, que está ahí debajo con vosotros. Hoy hace 30 años que murió su padre, cuando él tenía once". La madre de Javi Romero, esposa del hombre que murió hace ya tres décadas, estaba en ese momento delante del paso, absolutamente incapaz de contener las lágrimas.
Con "Virgen de la Estrella", el paso siguió por Francos. Porque el Cielo está lleno de estrellas que un día se fueron de nuestro lado.
Uno de los momentos más destacados de esta cofradía está en la Cuesta del Rosario y en la Plaza de la Alfalfa, donde suele producirse una concatenación de marchas tras el Señor Resucitado, iluminado ya por la soleada y alegre mañana del Domingo de Resurrección.
Este año no fue menos, y por esta zona se pudieron escuchar seguidas varias marchas como "Resucitó", "Caridad del Guadalquivir", "Caminando van por tientos" y "Gitano de Sevilla", con la que el paso buscó la estrechez de Boteros desde la calle San Juan.
Tras la Virgen de la Aurora, la Banda de Música de las Cigarreras tocó por la zona de la Alfalfa "Rosario", de Marvizón, y "Pasan los campanilleros". La Plaza de la Alfalfa, tan cofradiera durante toda la Semana Santa por la gran cantidad de hermandades que pasan por allí, se despedía de todas ellas tras el manto azul de la Aurora.
Después de pasar por San Pedro y visitar el Convento de las Hermanas de la Cruz, la hermandad continuó su camino ya de vuelta por Dueñas y Doña María Coronel, donde volvió a sonar para el Señor Resucitado la adaptación que la Agrupación Virgen de los Reyes hizo de la marcha de Paco Lola "Caridad del Guadalquivir". Posteriormente, en el giro a Bustos Tavera, la agrupación tocó "Salve a la Macarena".
La Virgen de la Aurora, después de salir de la calle Santa Ángela de la Cruz, siguió de frente hasta otro convento, el del Espíritu Santo, ante el que se detuvo para que las hermanas le dirigieran unas oraciones. De allí se fue a los sones de "Hermanos costaleros", a la que siguió más tarde, por Dueñas, "Triana, tu Esperanza".
El sol apretaba con fuerza en la calle San Luis, en los últimos metros del itinerario de la Resurrección. Como cada año, no faltó la parada del Señor ante el Colegio de La Salle, lugar donde se gestó la hermandad, cuyos nazarenos lucen algunos de los emblemas lasalianos.
En la puerta, varios profesores y padres de alumnos esperaban a los titulares. Una chica que iba siguiendo a la cofradía por las calles se acercó a una profesora y se presentó como antigua alumna suya. La profesora la reconoció, se acordaba de ella y se interesó por su vida. Momento de cariñosos recuerdos entre alumna y profesora ante la hermandad que nació en un colegio.
Con el paso del Resucitado vuelto hacia la puerta del centro lasaliano, los profesores y padres le cantaron. Seguidamente, el paso siguió hacia Santa Marina con la marcha "Resucitó". Ya en la pequeña plaza que se abre ante el antiguo templo mudéjar, sonó "Cristo de San Julián" mientras el Señor se acercaba a la ojiva, una semana después de que ese Cristo, el de San Julián, el de la Hiniesta, saliera de otra ojiva no lejos de allí.
Finalmente, la agrupación tocó el Himno Nacional, a la que siguió, ya dentro del templo, "Y al tercer día".
Poco después llegaba al colegio lasaliano el paso de palio de la Virgen de la Aurora, mientras la banda interpretaba "Encarnación Coronada". También hubo cánticos para Ella, así como una gran petalada, antes de alejarse con la marcha "Coronación".
Más adelante, Antonio Santiago dedicó una levantá a la Hermandad de la Macarena, cuyo hermano mayor, Manuel García, veía la cofradía desde un balcón. Acto seguido sonó "Madrugá macarena" y después, ante la Iglesia de Santa Marina, el estreno musical de este año, "Aurora, Virgen del alba".
Como es tradición, la Banda de Música de las Cigarreras comenzó entonces a tocar "Amarguras", mientras el palio entraba en el templo y recorría la nave central. "¿No le tocan el himno? ¡Qué raro! A todas las hermandades se lo tocan", comentaba una chica algo despistada. Sí que hubo interpretación del Himno Nacional, pero cuando el palio alcanzó el presbiterio, como cada año.
"Amarguras", la marcha que suena siempre en el Pregón de la Semana Santa, la dedicada a esa gran dolorosa del Domingo de Ramos, la genial partitura que dentro de poco cumplirá cien años, es la mejor manera de cerrar el círculo cofradiero en Santa Marina.
Y las puertas se cerraron. Y lo que con tanta ilusión se esperó, había acabado. Pero dejando un sentimiento de gran alegría y agradecimiento por lo vivido junto a tantas representaciones de Jesucristo y la Virgen María recorriendo las calles de la Jerusalén sevillana.
Semana Santa histórica, con 60 hermandades visitando la Catedral, además de las vísperas por sus barrios. Hermandades que han salido a la calle por esos ancianos que esperan a que sus imágenes devocionales pasen bajo sus balcones para verlas, por esas personas que en tiempos de dificultad se agarran a su fe, por las que tienen mucho que agradecer, por las que esperan y las que sufren, por las que están, por las que no están y por las que estarán.
Cada paso, cada chicotá, cada estación de penitencia ha sido por ti, que quisiste estar y no pudiste. Pero Ellos saben, como lo sabes también tú, que estarás...