El Domingo de Ramos dio paso a un Lunes Santo que, en lo meteorológico, iba también a estar marcado por el calor y la tranquilidad; la misma tranquilidad con que la Sevilla cofradiera acogió el que quizá se pueda considerar el principal cambio musical de la pasada Semana Santa: la llegada de la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Pasión, de Linares, a la Hermandad de Santa Genoveva para acompañar a su paso del Cautivo.
Y es que, durante el último año, quienes dan al asunto de la música procesional más importancia de la que realmente tiene, encontraron entretenimiento primero con la desaparición de la banda de cornetas y tambores propia de la cofradía del Tiro de Línea, después con las diferentes quinielas sobre qué formación sería su sustituta, y finalmente con el anuncio de la contratación de la agrupación linarense. Esto último fue "noticia bomba" por dos razones: en primer lugar, porque la hermandad cambiaba radicalmente de estilo musical para su primer paso, sustituyendo las cornetas y los tambores por la variedad de una agrupación musical; y en segundo lugar, porque la agrupación escogida no era sevillana, sino de la, al parecer, lejanísima provincia de Jaén, lo que para muchos fue un imperdonable desprecio de la hermandad hacia los músicos locales.
Pero resulta que llega el Lunes Santo, sale el paso del Cautivo, la Agrupación Musical de la Pasión de Linares empieza a tocar (incluso suena en la salida la marcha "Cautivo", como todos los años), a la gente le gusta lo que oye y el paso es acompañado durante todo su camino por una formación de calidad que garantiza la brillantez de la estación de penitencia, que en modo alguno se resiente por el cambio.
Una pena, eso sí, por los miembros de la ya extinta Banda del Cautivo, que tras años de ilusiones y esfuerzo no acompañaron este año con sus sones al Señor del Tiro de Línea. Pero, por lo demás, el Lunes Santo se vivió en el barrio como cualquier otro, con sus vecinos volcados en seguir y en acompañar a sus titulares por las calles. En el caso del paso de Nuestro Padre Jesús Cautivo, ello hizo que la agrupación musical estuviera bastante alejada, dada la distancia a la que obligaba la gran cantidad de gente que iba sumándose a caminar tras el Señor. Afortunadamente, la plantilla de la formación linarense es lo suficientemente amplia como para que los sones llegaran hasta el paso, poniendo acordes nuevos tras él, como cuando por Almirante Topete se pudo escuchar "La Salve", una marcha muy característica de este género de la música procesional.
El Señor Cautivo vestía este año túnica morada lisa y pisaba un monte de flores de diversas especies y de tonalidad morada y lila, como se han visto este año muchos pasos de Cristo. Los Villanueva fueron de nuevo los encargados de conducir los pasos de la cofradía, que desde Almirante Topete, salió de su barrio hacia Nuestra Señora de las Mercedes buscando el lejano centro de la ciudad.
Tras la segunda parte del larguísimo cortejo de nazarenos de la cofradía, llegaba el paso de palio de Nuestra Señora de las Mercedes, para la que la Sociedad Filarmónica del Carmen de Salteras, que había trasnochado con la Amargura, tocaba con fuerza la marcha "Virgen de la Estrella" por Almirante Topete, a la que seguiría después "Macarena", de Abel Moreno, en el giro a la calle que lleva el nombre de la dolorosa.
También llamativo el exorno floral del palio de Santa Genoveva, que en los próximos años prevé estrenar diferentes elementos de su orfebrería, según el proyecto presentado recientemente por los Hermanos Delgado.
La Virgen de las Mercedes, bajo su palio restaurado hace tres años, se marchó por su calle con la marcha "Pastora de Capuchinos", una de las pocas marchas de gloria que suelen escucharse con frecuencia en las cofradías de penitencia.
Y de un Cautivo a otro, del Tiro de Línea al Polígono de San Pablo, cuya hermandad conquistaba el centro un año más por la Puerta de Carmona. El Señor Cautivo y Rescatado, con túnica de terciopelo morado sin bordar, comparecía ante Herodes, quien lo despreciaba, como veíamos el Domingo de Ramos con la Hermandad de la Amargura. El personaje situado justo detrás del Señor se acerca sujetando una especie de capa blanca, con la que el excéntrico tetrarca, cuya opinión intenta condicionar Caifás, mostró su ausencia total de respeto por Jesús.
También el misterio del Polígono contaba con una combinación floral, compuesta en este caso por orquídeas, rosas, jacintos, minicalas, anémonas, ranúnculos, espino, sisal, amarantus y hortensias, todo ello en tonos morado, burdeos y ocre.
En la ida, la Banda de Cornetas y Tambores de las Tres Caídas se encargó del acompañamiento musical del misterio del Cautivo y Rescatado (a la vuelta iría la de San Juan Evangelista), ahora con un repertorio más libre y menos limitado que el impuesto por el Desprecio de Herodes de la jornada anterior.
Desde la Puerta de Carmona, el paso tomó la calle San Esteban, donde se detuvo ante la iglesia y la hermandad del mismo nombre antes de continuar hacia la Plaza de Pilatos buscando después por la Alfalfa y el Salvador el inicio de la carrera oficial.
Cerrando la cofradía, la Virgen del Rosario bajo el palio estrenado el año pasado, obra de Charo Bernardino. Después del incidente del estreno en 2018, cuando ya de vuelta se cayó la caída frontal, este Lunes Santo la cofradía pudo presumir durante todo su camino de una obra excepcional que el pasado mes de octubre tuvimos ocasión de conocer de cerca en la exposición celebrada en el Ayuntamiento (ver).
También la relación de flores que adornaban el palio de la dolorosa de ojos verdes que tallara Luis Álvarez Duarte resulta muy extensa: varios tipos de rosas y de orquídeas, delphinium, jacintos, brunias, hortensias, verdes africanos y llamativas flores de talco con formas de varias especies, mezclando así, en una combinación poco frecuente, las flores naturales con las artificiales. Además, también de talco había diversas mariposas en las jarras.
Por segundo año, se ocupó de guiar el palio como capataz Rafael Díaz Talaverón, mientras que el acompañamiento musical se debió a la Banda de Música María Santísima de la Victoria, de Las Cigarreras, a la ida, y la de Virgen del Castillo de Lebrija a la vuelta. A su paso por San Esteban sonó tras el palio la marcha "La Virgen de los Desamparados", dedicada a la dolorosa de la cofradía del Martes Santo.
La Hermandad del Polígono de San Pablo ocupaba la zona de la Alfalfa y, no lejos de allí, por San Pedro, se acercaba a la carrera oficial el paso de Nuestro Padre Jesús de la Redención, recibiendo el beso traidor de Judas en su paso de misterio, que por fin ha visto completado el diseño de Dubé de Luque con el estreno de los nuevos respiraderos, realizados por los Hermanos Caballero a juego con el canasto estrenado en 2005.
Casi no hace falta decir que este misterio, como los pasos de Cristo anteriores, también ha presentado este año una combinación de flores moradas. Por lo demás, en el impecable conjunto escultórico de Antonio Castillo Lastrucci ha vuelto a chirriar el hecho de que Judas Iscariote vista una túnica bordada, al igual que el propio Señor de la Redención y los apóstoles Juan, Pedro, Santiago, Andrés y Tomás. Doctores tiene la Iglesia, pero lo cierto es que si las ropas bordadas sirven para acentuar la divinidad o la santidad que representan las imágenes que las visten, no parece justificable vestir al apóstol traidor con bordados, aunque sean de plata y los del resto de las imágenes de oro. La Hiniesta o la Candelaria tienen sus palios y mantos bordados también en plata...
En cualquier caso, es siempre una delicia contemplar este paso de misterio y la conjunción con la propia Agrupación Musical de la Redención, que a su paso por la zona de la Encarnación apostó por marchas clásicas, como "Alma de Dios" al llegar a las Setas y "Costalero" para tomar Laraña.
Por su parte, el paso de palio de María Santísima del Rocío llegaba más atrás, desviándose ligeramente del recorrido para presentarse ante la puerta ojival de la Iglesia de Santa Catalina, donde fue recibida por una representación de la Hermandad de la Exaltación. El acto, que refuerza los lazos de unión entre ambas corporaciones y que ha sido posible tras la feliz reapertura del histórico templo mudéjar, contó con "Pasan los campanilleros" como banda sonora y se adornó con una lluvia de pétalos sobre el palio.
Y del saludo a una hermandad del Jueves Santo al guiño a otra, en este caso a los Negritos, cuando la Virgen del Rocío alcanzó la calle Imagen a los sones de "Virgen de los Negritos", dedicada a la dolorosa de los Ángeles, que el próximo 18 de mayo será coronada canónicamente en la Catedral.
La Banda de Música de las Nieves de Olivares era la encargada de acompañar a la Virgen del Rocío, para la que seguidamente tocó "Siempre la Esperanza" al llegar a las Setas y "Virgen de Montserrat" ya en la calle Laraña.
El contraste con todo lo que habíamos vivido hasta ahora de Lunes Santo lo puso la Hermandad de Santa Marta y sus largas filas de nazarenos de negro que, desde la salida de la Parroquia de San Andrés hasta la Plaza de la Campana apenas se detienen en su caminar. Tanto es así, que cuando la cofradía empieza a salir ya lleva una media hora pasando por dicha plaza la cofradía que la antecede en carrera oficial, la de Santa Genoveva.
Los nazarenos van muy pegados unos a otros y, tras ellos, los ciriales anuncian la silenciosa llegada de un paso de misterio impresionante, como es el del Traslado al Sepulcro del Santísimo Cristo de la Caridad, en el que se coló Santa Marta, sin que su presencia conste en los Evangelios en este momento de la Pasión. La imagen de la patrona de la hostelería, restaurada el pasado verano por Pedro Manzano, forma parte del misterio junto a Nuestra Señora de las Penas, San Juan Evangelista, las tres Marías, José de Arimatea y Nicodemo. La genialidad y la fuerza de Luis Ortega Bru con la belleza expresiva de Sebastián Santos.
Lirios morados adornaban el paso, así como una sola rosa roja bajo la mano derecha del Cristo de la Caridad; una rosa que brota de una gota de sangre caída entre los lirios. La forma de caminar de este paso, guiado por Manuel Villanueva, es muy especial, sobre todo cuando el capataz manda que se pare. Al tocar el llamador, los costaleros dan tres zancadas más antes de detenerse y bajar el paso.
Sin prisa, pero sin pausa, tras salir y cruzar la calle Trajano por San Miguel, el misterio de Santa Marta fue acercándose a la Campana por el lado derecho de la Plaza del Duque.
Cerca de allí, en la Capilla del Dulce Nombre de Jesús todo estaba preparado para la salida de la Hermandad de la Vera-Cruz, que se inició a las ocho menos cuarto de la tarde. Es la primera salida de las tres que se producen cada Lunes Santo en el barrio de San Vicente, una detrás de otra: Vera-Cruz, Penas y Museo.
El Cristo de la Vera-Cruz, guiado por Julián Huertas como capataz, abandonó la capilla con el acompañamiento siempre tan característico del grupo vocal De Profundis y la capilla musical Calvarium. La que se considera la imagen más antigua de toda la Semana Santa fue elevada una vez en la calle, ya que la doble puerta de salida obliga a hundir la cruz en el cajillo para superarla.
Entre cuatro hachones de color verde y los dos ángeles mancebos con faroles de plata, y sobre un monte de lirios morados salpicados de cardos, el crucificado comenzó a avanzar por la calle que lleva su nombre y pronto desde un balcón, y aún a gran distancia del paso, un hombre comenzó a interpretar una saeta.
El Cristo de la Vera-Cruz se detuvo poco antes de alcanzar dicho balcón y posteriormente continuó, seguido por las distintas y coloridas representaciones de muchas de las hermandades que conforman la Confraternidad de Hermandades y Cofradías de la Vera-Cruz, con sede precisamente en Sevilla y que el pasado mes de septiembre celebró su VI Congreso Internacional, que incluyó el traslado a la Catedral del Lignum Crucis propiedad de la Confraternidad, que es distinto al que posee la Hermandad de la Vera-Cruz y que cada año forma parte del cortejo de la cofradía.
Poco después, en su paso de palio adornado con sencillez, pero con muy buen gusto, por rosas blancas, salió a las calles María Santísima de las Tristezas, también con música de capilla, en este caso la formación Gólgota, como acompañamiento.
Luis León iba comandando el paso de palio de la Virgen de las Tristezas, obra de Antonio Illanes, que estrenaba varias piezas de la candelería, realizadas en metal plateado por Orfebrería Villarreal.
Desde la calle Jesús de la Vera-Cruz, la dolorosa, bajo el palio que antes perteneció a las cofradías de San Isidoro y las Penas, salió a una abarrotada confluencia entre las calles Virgen de los Buenos Libros y Cardenal Cisneros justo cuando desde San Vicente la Hermandad de las Penas se ponía también en la calle.
Y si de un cambio tranquilo hablábamos al inicio, en la Hermandad de las Aguas encontrábamos otro. El paso de Cristo estrenaba acompañamiento musical con la Banda de Cornetas y Tambores del Rosario de Cádiz, banda introducida en Sevilla por la Sed y que en las Aguas ha sustituido a la Banda de las Tres Caídas de Triana, que el Lunes Santo hacía doblete acudiendo a la Capilla del Rosario tras dejar en la Catedral al Cautivo y Rescatado del Polígono.
Atrás quedó aquel extraño episodio de la hermandad y la banda granadina que ofrecía pagar por tocar, episodio nunca del todo aclarado, y el consiguiente malestar de la banda trianera. Y atrás quedó para la banda gaditana la Hermandad de la Sed de Jerez, que se estrenaba este año en el Lunes Santo y que tuvo que cambiar de banda al venirse la del Rosario a Sevilla en esta jornada.
Al final, lo mismo dicho antes con Santa Genoveva: lo importante es que el Cristo de las Aguas ha contado con un acompañamiento de calidad, que esperemos que ponga fin a los tumbos musicales dados por la hermandad en los últimos años, desde aquella polémica ruptura del contrato con la Banda del Sol.
Por la calle San Pablo, beneficiándose así del arrastre de público de San Gonzalo, que había pasado poco antes por allí, se acercaba a la carrera oficial el paso en el que un ángel recoge con un cáliz la sangre y el agua que brotan del costado de Jesús, en presencia de la Virgen del Mayor Dolor, San Juan Evangelista y la Magdalena.
Un paso en el que de nuevo hay que hablar de combinación floral de tonos morados, en lo que hace ya tiempo que pasó de novedad a costumbre en los pasos de Cristo. La novedad hoy en día es el paso que lleva exclusivamente claveles. Exactamente, el misterio de las Aguas llevaba lirios, anthurium, rosas, claveles, astromelias, antirrhinum, minicalas y algunas variedades de verdes que contrastaban cromáticamente en el conjunto.
Más atrás, el paso de palio de María Santísima de Guadalupe, guiado como el misterio por Gonzalo Carrión y sus auxiliares, venía por la calle San Pablo a los sones de "Encarnación de la Calzada", a cargo de la Banda Municipal de Música de Mairena del Alcor. Interesante también el exorno floral del palio, a base de rosas, minicalas y flor de cera en las jarras y en las esquinas, mientras que en las jarras delanteras llevaba rosas de pitiminí y bouvardias.
Al pasar el palio de la Virgen de Guadalupe por delante de la Parroquia de la Magdalena sonó otra marcha de gloria, en este caso "Bajo tu Amparo", excelente y emotiva composición dedicada a la Virgen del Amparo, que cada mes de noviembre sale de dicho templo.
Más adelante, sería el turno de composiciones como "Al cielo con Ella" y "Danos la Paz", ésta ya en la Plaza de la Magdalena, mientras la dolorosa con advocación mexicana y extremeña se encaminaba hacia la calle Rioja.
A esa hora la larguísima Hermandad de San Gonzalo estaba abandonando la Catedral para emprender el camino de regreso a Triana una vez realizada su estación de penitencia. Como pasó el día anterior con la Estrella, mucha gente se amontonaba, literalmente, frente a la Capilla del Baratillo, situación que se veía aún más complicada para la movilidad por la presencia de la estructura metálica de una cámara de televisión dispuesta, como muchas de las personas presentes, a ver lo mismo de siempre en el mismo sitio de siempre.
Tras el extenso cortejo de nazarenos blancos con cirios rojos del misterio, hizo su aparición el paso de Nuestro Padre Jesús en su Soberano Poder ante Caifás, representando ese momento clave de la Pasión del Señor en el que, ante la cegada autoridad religiosa del momento, reconoce su divinidad, "ego sum", y advierte a quienes le escuchan de cosas que a ellos sólo les sirven de feliz excusa para su condena.
Con el acompañamiento musical de la Banda de Cornetas y Tambores de Las Cigarreras, y a las órdenes de Jesús Manuel Garduño Lara como capataz, el misterio de San Gonzalo, adornado, éste sí, únicamente con claveles rojos, caminaba de forma poderosa por Arfe y Adriano de camino a su cita con la Hermandad del Baratillo. El Señor lucía la túnica bordada estrenada en el Vía Crucis de las Cofradías del año 2011.
El misterio realizaba sus habituales coreografías ante el Baratillo mientras el paso de palio de Nuestra Señora de la Salud se encontraba por la zona del Postigo, en su saludo a la Hermandad de la Pura y Limpia.
Luis Miguel Garduño comandó un año más el paso de palio de la dolorosa de Ortega Bru coronada hace dos años y que contaba con claveles blancos como exorno floral. El acompañamiento musical volvió a correr a cargo de la Banda de Música Santa Ana, de Dos Hermanas, que interpretó para la Virgen de la Salud la marcha "Esperanza de vida" a su paso por la calle Arfe.
No muy acertada estuvo la banda poco después, o quizá fuera cosa de la hermandad, cuando una mujer estaba cantando una saeta desde un balcón en el inicio de la calle Adriano con el palio parado. Cuando se levantó, los músicos comenzaron a tocar por encima de la saetera, que concluyó su rezo cantado sin que pudiera ser escuchado por los presentes. ¿No habíamos quedado en la importancia de cuidar las saetas?
El final del Lunes Santo se acercaba y había que buscarlo ahora en el barrio de San Vicente. La Hermandad de las Penas volvía, según el itinerario fijado hace unos años, por la Plaza de la Campana, donde el paso del Nazareno caído bajo la cruz de carey y plata giró con mucha lentitud ante el vacío palquillo para tomar de nuevo, como a la ida, la Plaza del Duque y la calle Alfonso XII.
Sobre su monte de claveles rojos, el Señor de las Penas vestía la misma túnica que en su besamanos del Domingo de Pasión (ver), la bordada en oro sobre terciopelo burdeos por Salvador Aguilar y Manuel Mendoza en 2012, y lucía las potencias de oro de Jesús Domínguez, de 1962.
Por la calle Alfonso XII llamaba la atención la acumulación de gente en la acera de la derecha, hacia la que mira el Señor, y la comodidad para caminar acompañando al paso por la de la izquierda. Al fin y al cabo, la de Nuestro Padre Jesús de las Penas no es una imagen concebida para salir a las calles sobre un paso, sino una imagen de retablo pensada para ser contemplada exclusivamente desde un lado.
Los auxiliares de Antonio Santiago, que iba con el palio, se encargaban de comandar el paso en silencio de regreso a casa, discurriendo por Santa Vicenta María, Virgen de los Buenos Libros y Cardenal Cisneros.
De nuevo en la Campana, el impresionante paso de palio de María Santísima de los Dolores, felizmente restaurado en sus bordados en los últimos años, giraba hacia el Duque con la marcha "Margot", a cargo de la Banda de Música del Maestro Tejera.
El clasicismo triunfaba también en este paso de palio, con los claveles blancos que lo adornaban casi en su totalidad, a excepción de los habituales claveles rojos sobre la propia peana de la dolorosa.
Antonio Santiago mandaba ante el paso de palio, para el que la Banda de Tejera tocó "Macarena", de Emilio Cebrián, en el giro a Santa Vicenta María, calle por la que después se pudieron escuchar "Quinta Angustia" y "La Madrugá", ésta en una lenta revirá hacia Virgen de los Buenos Libros.
Y llegamos a la novena y última hermandad del Lunes Santo, la del Museo, que con bastante puntualidad estaba ya de regreso a su capilla, al menos la primera parte de la cofradía. Impacta la contemplación del Santísimo Cristo de la Expiración y su dramático movimiento en el momento de exhalar el último aliento instantes antes de morir, cuando todo se ha consumado.
De un tiempo a esta parte, sorprende esta hermandad con el exorno floral, especialmente llamativo en el caso del paso del crucificado, dado que en el palio siempre ha sido más habitual la utilización de especies florales no muy conocidas. Este año, el paso del Cristo de la Expiración tenía un monte de calas, rosas de varios tipos, gerberas, hipericum, begonias, tulipanes, todo ello de color rojo, hiedra y esparraguera.
Con su personal forma de caminar, prácticamente de costero a costero, el paso del crucificado de Marcos Cabrera se acercaba poco a poco a la Capilla del Museo desde la calle Miguel de Carvajal entre una cantidad de gente no exagerada, lo que permitía saborear con calma el regreso de la cofradía decana del Lunes Santo.
Con el añadido de las capas blancas sobre las túnicas y antifaces negros de los nazarenos del Cristo, el cortejo del paso de palio precedía a una dolorosa excepcional, María Santísima de las Aguas, que preside con sencillez un paso de palio que es toda una pieza de museo, nunca mejor dicho.
La Virgen de las Aguas, su palio, su caminar con el rítmico movimiento acompasado de sus caídas y de su techo calado, enganchan al que lo contempla por mucho cansancio acumulado que uno arrastre tras una jornada tan larga de nueve cofradías en las calles.
El Museo es una cofradía dividida en dos formas de sentir y de expresar la fe. Del silencio del paso de Cristo a la presencia como de hermandad populosa de barrio del paso de palio de la Virgen de las Aguas, que por Gravina discurrió a los sones de "La Estrella Sublime", interpretada por la Sociedad Filarmónica Nuestra Señora de la Oliva, de Salteras.
Poco después, el palio de la Virgen de ojos tremendamente abiertos y tocado monjil, adornado únicamente con agapanthus de color blanco, giró con "Virgen de la Paz" a la calle Pedro del Toro, donde también sonaría "Macarena", de Abel Moreno.
La Hermandad del Museo, que antes de Semana Santa pidió a las Aguas un intercambio de puestos en carrera oficial y recibió un "no" como respuesta por alguna razón de difícil comprensión, hizo el esfuerzo de mantener la puntualidad de toda la cofradía en la entrada en su capilla, despidiéndose de las calles la Virgen de las Aguas en torno las tres y cuarto de la madrugada.
Acababa así en el Museo un Lunes Santo, en resumen, absolutamente brillante y que ha asumido con normalidad y naturalidad pequeños cambios que, si le damos importancia a lo que realmente la tiene, a nadie deben hacer rasgarse las vestiduras. Eso ya lo hace por San Gonzalo el amargado de Caifás...