Además, los cofrades hombres no llevan oculta la cara, sino que llevan sobre sus cabezas unas tocas egipcias que caen hacia atrás. Las mujeres sí que tapan sus caras, aunque carecen de capirotes y todas ellas portan faroles.
Éstas y otras características podrían hacernos pensar que nada hay que pueda emparentar al Nazareno de Jerez con Sevilla. Sin embargo, en febrero de 2014 Juan Antonio Vidal Dorado dio a conocer en un artículo publicado en el Boletín de las Cofradías de Sevilla al menos tres aspectos que demuestran la vinculación de esta cofradía jerezana de la Madrugá (allí conocida como Noche de Jesús, en alusión precisamente al Nazareno) con la Hermandad del Gran Poder.
Empecemos por comentar el paso del Nazareno de Jerez, talla anónima de principios del siglo XVII (probablemente de 1604), aunque otra teoría defiende la fecha de 1671.
Nuestro Padre Jesús Nazareno (Foto: jerezpenitente.es)
El Nazareno procesiona sobre un paso de estilo barroco de Juan Pérez Calvo, que tiene sólo canasto, sin respiraderos, ya que, como hemos dicho, el paso es cargado por cofrades al hombro, tanto por dentro como por fuera. Durante muchos años era iluminado por seis faroles dorados, aunque hace algunos años se recuperaron los primitivos candelabros de guardabrisas, que son los que lleva actualmente.
Pero en el paso no va únicamente el Nazareno, sino que le acompaña la figura de un sayón que va tirando del Señor con una cuerda que éste lleva atada, en ocasiones al cuello y en otras a la cintura. El sayón recibe el nombre popular de Marquillo, que podría provenir del nombre propio Malco, sayón que abofeteó al Señor ante Anás, aunque también hay quien ve en Marquillo una contracción de la expresión "mal chiquillo", por el daño que va infligiendo a Jesús al tirar de él de esa forma.
Paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno, con Marquillo en la delantera.
Lo curioso del asunto es que este personaje, que siempre acompañó al Nazareno de Jerez en su paso y que tan poco habitual es en la iconografía del Nazareno de prácticamente ningún sitio en la Semana Santa, aparece en una de las cartelas del paso del Gran Poder, obra de Francisco Antonio Gijón tallada entre 1688 y 1692, posterior, por tanto, a la talla del Nazareno jerezano y de Marquillo, tanto si tomamos como referencia la fecha de 1604, como la de 1671.
El 'Marquillo' del paso del Gran Poder aparece en la cartela frontal con la misma postura e incluso con un ropaje parecido, que se quiere vincular, y así lo afirma Juan Antonio Vidal en su artículo, al de los tercios de Flandes de aquella época. Sin duda, Gijón tuvo que conocer la iconografía del Nazareno de Jerez cuando talló las cartelas del paso del Señor de Sevilla.
Cartela frontal del paso del Gran Poder, con una figura similar a Marquillo delante de Jesús.
Pero si en el tema que acabamos de tratar podríamos ver una influencia estética del Nazareno de Jerez en la Hermandad del Gran Poder, al hablar de la dolorosa la influencia sería la inversa: de Sevilla a la ciudad gaditana. No hay más que analizar cuál es la advocación de la imagen de la Virgen a la que da culto la Hermandad del Nazareno, y que no es otra que Nuestra Madre y Señora del Traspaso.
Curiosamente, hasta principios del siglo XIX no consta en ningún documento de la hermandad jerezana advocación alguna para su dolorosa, aunque sí que contaba con una talla de la Virgen en su cortejo. En concreto, la primitiva Virgen del Traspaso de Jerez (actualmente advocada como Virgen de los Dolores y perteneciente a la Hermandad de las Tres Caídas, como vimos en el capítulo XV de "Sevilla en Jerez"), es de mediados del siglo XVIII, época en la que el beato Diego José de Cádiz, vinculadísimo a la Hermandad del Gran Poder, comienza a establecer una fuerte relación también con la Hermandad del Nazareno de Jerez. Hay que tener en cuenta que el mismo año, 1768, en que Diego José de Cádiz escribe la novena al Gran Poder, escribe también el ejercicio del vía crucis del Nazareno jerezano.
No es difícil pensar que, por dicha influencia, la Virgen jerezana sin advocación anterior comenzara a conocerse como Virgen del Traspaso, teniendo en cuenta además que ésa era la advocación de la dolorosa de la Hermandad del Gran Poder, que no añadió la de Mayor Dolor hasta bastante tiempo después.
La primitiva Virgen del Traspaso, hoy como decimos propiedad de la Hermandad de las Tres Caídas, sería sustituida por la actual, obra atribuida recientemente al barcelonés Pablo Rosich, a finales del siglo XIX, y procesiona en un paso de palio, el único que queda en Jerez cargado a un hombro, con bordados de varios autores, entre ellos Juan Manuel Rodríguez Ojeda, autor del techo, y con orfebrería de Villarreal.
Paso de palio de Nuestra Madre y Señora del Traspaso.
Para completar la información sobre los pasos de la Hermandad del Nazareno, hay que apuntar que entre el paso del Señor y el de la Virgen figura en el cortejo un paso propio para San Juan, apóstol que, junto a San Andrés, es titular también de la hermandad.
San Juan, talla anónima del siglo XVII, va en un pequeño paso dorado realizado, como el del Nazareno, por Juan Pérez Calvo, y llevado por los cargadores más jóvenes de la hermandad, que al crecer acaban pasando a alguno de los otros dos pasos.
Paso de San Juan, saliendo de la Capilla de San Juan de Letrán en la Madrugada del Viernes Santo.
Pero, como decíamos al principio, son tres los aspectos que avalarían la vinculación entre las hermandades del Nazareno y el Gran Poder, y que recogió Juan Antonio Vidal en su artículo. El tercero, aunque no tiene nada que ver con el patrimonio, resulta curioso, y es que en 1934 y 1935 la cofradía jerezana, ante la inestabilidad política que vivía España y el clima anticlerical, consulta a la sevillana sobre si salir o no salir aquel año. Ambas hicieron lo mismo: en 1934 no salieron; en 1935, sí.
Son las hermandades que tienen como titulares a las imágenes de Cristo que más devoción generan en Sevilla y en Jerez: el Gran Poder y el Nazareno, el Señor de Sevilla y el Señor de Jerez, o simplemente el Señor en la capital hispalense y Jesús en la ciudad gaditana, que lo tiene todo el año en su céntrica Capilla de San Juan de Letrán, en plena Alameda de Cristina.
Capilla de San Juan de Letrán.
A la memoria de mi padre, cofrade y cargador del Nazareno