La Hermandad de la Pura y Limpia realizó en la mañana de este domingo el traslado de su titular desde la pequeña capilla del Postigo hasta el cercano Monasterio de la Encarnación para la celebración de sus cultos anuales en los próximos días.
Bajo un limpísimo cielo azul y un sol que bañaba cada uno de los recovecos de la imagen y de su recientemente dorado paso procesional, adornado para la ocasión con antirrinum, el breve cortejo se dirigió hacia Almirantazgo y Tomás de Ibarra para, tras cruzar la Avenida de la Constitución, atravesar el pasaje que la comunica con Miguel de Mañara. Fue precisamente aquí donde se vivieron algunos momentos de tensión debido a la escasa altura de los techos, que rozaron en numerosas ocasiones con la ráfaga, resultando ésta dañada en algunas de sus puntas.
Fue necesario retirar los zancos para que los costaleros, de rodillas, pudieran culminar la operación. Una vez superada la dificultad el capataz, Javier Díaz Espinosa, comentó que las medidas que se habían tomado previamente para ver si se podía atravesar este pasaje serían incorrectas porque de otra manera no se explicaba lo sucedido.
Posteriormente, por la Plaza del Triunfo y la Plaza Virgen de los Reyes la Pura y Limpia alcanzó el Monasterio de la Encarnación, donde por la tarde tuvo lugar el primer día de la novena que se desarrollará hasta el próximo día 5 de diciembre. Al día siguiente se celebrará la procesión desde la Catedral hacia su capilla acompañada por la Banda de Música Nuestra Señora de la Victoria, de Las Cigarreras. Finalmente, durante todo el día 8, el de su festividad, la Pura y Limpia Concepción estará expuesta en besamanos, junto a un buen número de imágenes marianas de la ciudad.