Ahora, sin embargo, los tribunales han tenido que enseñarle a ZP lo que tenía que haber aprendido durante sus muchos años como silencioso diputado en el Congreso. Que los presidentes del Gobierno lo son de todos los españoles y que lo que es de justicia lo es, independientemente de las creencias o posiciones particulares del gobernante de turno. Los tribunales le han indicado que si un Gobierno aprueba una cosa dentro de la legalidad, no puede venir el siguiente y borrar de un plumazo todo lo que no le conviene. Esto, llevado al extremo, es lo que ha pasado con el Plan Hidrológico Nacional. En qué momento se le ocurriría a ZP cargarse también eso...
En fin, lo importante es que, como dijo el hermano mayor de la Hermandad de la Macarena, Juan Ruiz Cárdenas, finalmente se ha hecho justicia. "Teníamos fe en la Virgen. Ella nunca tiene prisa y sabíamos que, antes o después, nos devolverían el dinero". Un dinero que disfrutarán los visitantes que a menudo pasan por la Basílica de la Macarena, los turistas que se interesan por el museo, los hermanos y no hermanos de la cofradía, los devotos... Es decir, decenas de miles de ciudadanos españoles (y muchísimos extranjeros) para quienes ZP también ejerce de presidente del Gobierno, aunque éste tenga aún el reloj parado en épocas felizmente superadas.