jueves, 7 de junio de 2018
VALME, POR TI CRISTIANA ES SEVILLA. LA VIRGEN DE DOS HERMANAS
Como ya es tradición en las fechas situadas alrededor de la festividad del Corpus Christi, la sede del Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla en la calle Sierpes acoge una exposición dedicada a una hermandad de fuera de Sevilla, normalmente de la provincia, que aprovecha además su estancia para montar en la calle un altar con motivo de la procesión eucarística de la Catedral.
En esta ocasión, la hermandad que expone gran parte de su historia y patrimonio en pleno corazón de Sevilla es la Hermandad de la Virgen de Valme de Dos Hermanas, en una muestra que lleva por título "Valme, por ti cristiana es Sevilla. La Virgen de Dos Hermanas". Hay además un subtítulo que dice "770 años de devoción mariana", dado que los orígenes de la Virgen advocada como Valme están en la reconquista de Sevilla por parte de San Fernando, como ahora veremos, lo que tuvo lugar en el año 1248. Asimismo, este año se cumplen 45 años de la Coronación Canónica de la Virgen de Valme.
Repasamos todo lo expuesto en esta muestra comenzando por el patio, donde las flechas colocadas nos van marcando la dirección que ha de seguir el visitante durante su recorrido. Lo primero que nos encontramos, por tanto, es la fotografía de una pintura mural situada en la capilla sacramental de la Parroquia de Santa María Magdalena de Dos Hermanas, donde tiene su sede la hermandad. El fresco, de 1950, es obra de Braulio Ruiz Sánchez y se titula "San Fernando en oración ante la Virgen de Valme".
Para comprender el origen de la advocación de la Virgen de Valme lo mejor es leer el panel que lo explica con detalle y que dice lo siguiente:
"El origen de la devoción a la Virgen de Valme se remonta, según una antigua tradición, a la época de la conquista de Sevilla por el rey San Fernando. Autores como Diego Ortiz de Zúñiga, Leandro José de Flores, Fernán Caballero y José Alonso Morgado recogen en sus obras cómo durante el asedio a Isbilia, viendo el Santo Rey el abatimiento de sus tropas, invocó en el cerro de Cuartos a una imagen de la Virgen que llevaba consigo pronunciando estas palabras: 'Valme (Valedme), Señora, que si te dignas hacerlo, en este lugar te labraré una capilla en la que a tus pies depositaré como ofrenda el pendón que a los enemigos de España y de nuestra fe conquiste'. Y la piadosa leyenda añade que entonces ordenó al maestre de Santiago, Pelay Pérez Correa, que clavara su espada en el suelo, brotando al momento un manantial, la Fuente del Rey, que sirvió para calmar la sed de los soldados cristianos.
Una vez que San Fernando tomó Sevilla el 23 de noviembre de 1248, cumplió la promesa hecha a la Virgen y construyó una ermita en Cuartos, donde entronizó la imagen que había invocado, que se llamó Valme en recuerdo de la súplica del monarca, y a sus pies, el pendón arrebatado a los musulmanes.
La Ermita de Valme, situada en una encrucijada de caminos y equidistante una legua tanto de Sevilla como de Dos Hermanas, se convirtió pronto en lugar de peregrinación. En 1380, según relata Vera y Rosales, fue recibida en el sitio de Cuartos la imagen de la Virgen de la Hiniesta, llevada por Mosén Per de Tous, quien la había descubierto en Cataluña, trayéndola hasta Sevilla para restituirla a la iglesia de San Julián. Por otra parte, hay documentos del siglo XV que mencionan la iglesia de Cuartos, los diezmos que le correspondían y la existencia allí de un beneficiado eclesiástico. En 1543 Baltasar Montero, alcaide de Cuartos, dispone en su testamento ser enterrado en dicha iglesia y deja constancia del culto a Nuestra Señora de Valme.
Ya en el siglo XVII aparecen los primeros datos sobre la Hermandad: el 6 de agosto de 1628 se inició el 'Libro de los hermanos que se van admitiendo en la cofradía y hermandad de Ntra. Sra. del Valme', con el ingreso de veinticuatro personas de relevancia, como los curas y otros clérigos de Dos Hermanas, el alcalde ordinario por el estado noble, el escribano de la villa, el corregidor de la ciudad de Guadix, el alcalde mayor de Sevilla y el alguacil del señor arzobispo".
Junto al panel, en la primera sala de la muestra, comenzamos ya a ver las obras que forman parte de ésta, como es el caso de una pequeña talla de San Fernando del siglo XVIII, realizada en madera estofada y policromada. Fue donada a la hermandad por los duques de Montpensier en 1859 y actualmente se sitúa en la hornacina superior del retablo de la Ermita de Valme.
A su lado, un óleo sobre lienzo del Santo Rey, pintado por Gabarre, copia de 1853 del cuadro de Murillo que se encuentra en la Catedral.
Seguimos con un relicario de San Fernando, que contiene una reliquia 'ex indumentis', es decir, el resto de alguna prenda que perteneció al rey. El Cabildo Catedral de Sevilla se lo regaló a la hermandad, y el taller de Orfebrería Marmolejo fue el encargado en 2017 de realizar este relicario en plata y oro de ley.
Seguimos con otro óleo sobre lienzo, éste de Luis Oñate, donde vemos también la escena de San Fernando orando ante la Virgen de Valme. Fue pintado en 1894 para el retablo de la Ermita de Valme.
A su lado, vemos un dibujo a grafito sobre cartulina de la Virgen de Valme, obra de José Carlos González Muñoz del año 2015.
Se muestra también una litografía de 1860, realizada por M. de la Portilla, donde vemos a San Fernando rezándole a la Virgen. Fue dedicada a Fernando de Orleáns y Borbón, hijo de los duques de Montpensier, cuyo nacimiento fue determinante para la reedificación de la Ermita de Valme.
A continuación, podemos observar los restos del pendón que San Fernando habría arrebatado a los musulmanes en la reconquista y que, cumpliendo su promesa, llevó a los pies de la Virgen de Valme. Es, por tanto, una pieza del siglo XIII restaurada por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico entre 2009 y 2011.
Seguimos con una talla de San Fernando realizada en 1895 por el valenciano Vicente Tena Fuster, según diseño del pintor Virgilio Mattoni. Es de madera estofada y policromada, y donada a la hermandad por José Lamarque de Novoa. En 2016 fue restaurada por la empresa Gestionarte.
En el año 1800 hubo una epidemia de fiebre amarilla en Dos Hermanas, por lo que se decidió llevar a la Virgen de Valme a la localidad para que intercediera por la erradicación de la enfermedad. Como agradecimiento por su intercesión, se decidió que la Virgen se quedara con carácter permanente en la población, razón por la que la Ermita del Cortijo de Cuartos quedó abandonada. No sería hasta 1859, por el nacimiento, como queda dicho, de su hijo Fernando, cuando los duques de Montpensier costean la reedificación de la Ermita, dirigida por el arquitecto Balbino Marrón.
Tres años antes, Fernán Caballero mencionó en su obra "La familia de Alvareda" el mal estado tanto de la Ermita como del pendón que antes veíamos arrebatado a los musulmanes. Por este motivo, los duques se encargaron también de su restauración, añadiendo en el reverso una tela de tafetán y damasco carmesí donde se explica, entre bordados en oro, plata y sedas, el proceso de recuperación de esta antigua insignia musulmana. En 1857 fue restituido el pendón a la Parroquia de Santa María Magdalena.
Entre 2009 y 2011, durante la restauración del pendón, se decidió separar ambas partes, al ser obras de diferentes momentos históricos y para que pudieran ser contempladas en el templo al mismo tiempo.
Continuamos la visita con la fotografía de un lienzo de grandes dimensiones de San Fernando con la Virgen de Valme que se encuentra en la Parroquia de la Magdalena de Dos Hermanas. Se atribuye al círculo de Cabral Bejarano alrededor del año 1860.
Vemos ahora enmarcados varios exvotos de entre los siglos XVII y XIX, ofrecidos a la Virgen en la Ermita de Cuartos. En 1990 fueron restaurados y plateados.
Del año 1855 se considera que es el grabado del malagueño Francisco Mitjana de la Virgen de Valme, del que en la exposición se muestra una fotografía.
A su lado, podemos ver una de las primeras fotografías realizadas a la Virgen de Valme entre los años 1860 y 1870, donde la Virgen está vestida como si fuera una talla de candelero, ya que hasta la restauración de 1894 no se le devolvió su iconografía gótica.
Los duques de Montpensier también fueron los responsables de la donación en 1859 de un juego de casulla, capa pluvial y dalmáticas confeccionado en el siglo XVIII.
El mismo año de la donación se colocaron en la parte superior del retablo de la Ermita de Cuartos, que procedía de La Rinconada y fue adquirido por los Montpensier, dos cartelas con los escudos de los propios duques, de madera dorada y policromada.
Junto a ellos vemos otros dos conjuntos de exvotos, éstos de los siglos XVIII y XIX, sobre soportes de madera con el anagrama de María. Se encontraban bajo el banco del retablo de la Ermita y fueron recuperados en 2016.
Observamos ahora un crucifijo de madera tallada, dorada y policromada del siglo XVIII, que preside la sala de cabildos de la casa hermandad.
Vemos también varios enseres litúrgicos donados por los Montpensier para su uso en la restaurada Ermita en 1859.
Y también donaron un atril de madera tallada y dorada del siglo XVIII.
En 1853, antes de la intervención de los Montpensier, ya hubo un proyecto de reconstrucción de la Ermita de Valme, del que vemos algunos planos realizados a instancias del deán López Cepero. Este proyecto no llegó a realizarse.
Pero sí se ejecutó seis años después el proyecto del arquitecto Balbino Marrón, costeado por los duques, del que igualmente vemos los planos.
Continuamos con un grabado publicado en 1875 en "La ilustración española y americana" de la escritora Fernán Caballero, cuyo nombre real era Cecilia Böhl de Faber, que por su estancia durante un tiempo en Dos Hermanas supo de la historia de la Virgen de Valme y la dio a conocer en su libro "La familia de Alvareda".
Y también dos litografías de los duques de Montpensier, Antonio de Orleáns y Luisa Fernanda de Borbón, hermana de la reina Isabel II. Las litografías fueron hechas por J. Donon en 1870.
También de Donon es una litografía de 1860 en la que vemos la Ermita de Valme tras su reedificación. La estampa fue incluida en la obra "Recuerdos y bellezas de España".
Seguimos con un antiguo techo de palio anterior al año 1800, de raso celeste bordado en plata. Puede que fuera utilizado en unas andas o paso de la Virgen de Valme antes del año 1894. Junto al techo de palio vemos tres antiguas varas de plata de 1885 y otras tres de metal plateado de principios del siglo XX, restauradas en 2007 por Juan Lozano.
A su lado, un cuadro con las indulgencias parciales concedidas a la hermandad en 1896 por el arzobispo Marcelo Spínola.
Del mismo año es el documento de agregación a la Basílica de Santa María La Mayor de Roma.
También contemplamos la bendición del Papa Pío XII a la hermandad, del año 1950.
Y de 2010 es la renovación del vínculo de unión espiritual de la hermandad con la Basílica de Santa María La Mayor, que concede indulgencia plenaria perpetua, en determinadas festividades y condiciones, tanto a la capilla sacramental de la Parroquia de la Magdalena de Dos Hermanas como a la Ermita de Cuartos.
En esta primera sala también se encuentra el actual estandarte corporativo de la hermandad, bordado en oro y sedas sobre terciopelo rojo por el taller de Caro en 1957. Ha sido restaurado este mismo año por la empresa Cyrta.
Dos vitrinas completan el elenco de enseres expuestos en esta sala. Ambas contienen una serie de documentos y publicaciones sobre la historia de la hermandad. Así, vemos ejemplares de los "Anales eclesiásticos y seculares de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Sevilla", de Diego Ortiz de Zúñiga. En esta obra, referida al periodo comprendido entre 1677 y 1795, aparecen referencias a la Virgen de Valme, a la Ermita de Cuartos, a la conquista de Sevilla y a la vinculación con San Fernando.
Se muestra igualmente el "Testimonio de las visitas eclesiásticas a la Ermita de Valme y del nombramiento de santeros (1656-1725)", libro por el que se sabe que la hermandad ya existía en 1628.
Muy curioso es el poder para pleitos con fecha 23 de abril de 1656, otorgado por el mayordomo de la Hermandad de Valme, Alonso de Ribas, para defender los intereses de ésta en un pleito con el prior de las ermitas del Arzobispado.
Vemos ahora dos ejemplares de "La familia de Alvareda", de Fernán Caballero, libro en el que la escritora habla de la situación en que se encontraba la Ermita de Valme y el pendón ofrecido a la Virgen por San Fernando. El primer ejemplar es de 1856, mientras que el segundo es de 1861 e incluye un apéndice con cartas relativas a la restauración del pendón a instancias de los duques de Montpensier.
Precisamente, al lado vemos el acta de entrega del pendón de San Fernando tras su restauración, fechada el 1 de mayo de 1857.
Volvemos a Fernán Caballero con un ejemplar de 1862 de la "Colección de artículos religiosos y morales", que incluye un texto sobre la restauración de la Ermita y el "Romance popular de la Virgen del Valme".
De 1859 es una de las primeras fotografías realizadas a la Ermita de Valme, tomadas mediante la técnica del daguerrotipo por el fotógrafo Francisco de Leygonier y Haubert.
José Rafael de Góngora pronunció el 9 de octubre de 1859 un sermón con motivo de la reconstrucción de la Ermita de Valme. Dicho sermón fue publicado y en la exposición se muestra un ejemplar.
Coordinada por Fernán Caballero y sufragada por los duques de Montpensier, en 1859 se publicó también la "Noticia y corona poética", escrita igualmente por la reedificación de la Ermita.
De 1885 es un cuaderno de actas conservado en el archivo de la Hermandad de Valme.
Vemos también un registro de hermanos referente al periodo comprendido entre los años 1870 y 1920.
Un tal J. M. O. firmó en 1873 una novena dedicada a la Virgen de Valme.
Seguimos con el libro de reglas de la hermandad de 1888 y con la edición impresa que tres años después se publicó con esas mismas reglas.
En 1897 José Alonso Morgado publica "Nuestra Señora de Valme. Reseña histórico-descriptiva de esta sagrada imagen".
La romería en honor a la Virgen de Valme, durante la cual la imagen es llevada desde la Parroquia de Santa María Magdalena hasta la Ermita de Cuartos, se celebró por primera vez en 1894. Los días 19 y 31 de octubre de aquel año la prensa ofreció las primeras noticias sobre dicha celebración.
Un año antes volvía a la hermandad el pendón que los duques de Montpensier habían restaurado. Una carpeta de la época recoge toda la documentación al respecto.
En el archivo de la hermandad se conserva también un inventario de bienes referido al año 1899, además de un libro de cuentas del periodo 1894-1920 y un libro de actas de 1922-1963.
Se exponen también un programa de la romería de 1927 y una convocatoria de actos y cultos de 1933.
Finalmente, se muestra la credencial del nombramiento de Juan Carlos I, por entonces aún príncipe, como hermano mayor honorario de la Hermandad de Valme en 1973.
El sentido marcado en la exposición nos conduce de nuevo al patio, donde ocupa un lugar muy importante todo lo referido a la romería de la Virgen de Valme, que tiene lugar el tercer domingo de octubre. Como queda dicho, se celebró por primera vez en 1894, aunque en 1900 se suspendió durante quince años por falta de recursos económicos. Después, se ha celebrado todos los años, salvo los de la II República y la Guerra Civil. En 1976 fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional y hoy es una romería en la que participan anualmente más de 200.000 romeros.
En diversos paneles vemos fotografías antiguas de la romería e incluso portadas de prensa relativas a esta celebración multitudinaria en honor a la Virgen de Valme.
Una de las señas de identidad de la romería de Valme son las carretas que portan tanto a la Virgen como a los romeros, así como las galeras, vehículos agrícolas en los que van grupos de amigos y familias. Las carretas se adornan con flores de papel de diversos colores. Sólo para la carreta de la Virgen se necesitan 75.000 flores de papel de seda rizadas a mano. Algunas de esas flores se muestran en el patio del Mercantil.
Las carretas mejor exornadas son premiadas, y las merecedoras de los tres premios del año pasado se pueden ver en sendas fotografías. Además, también se adornan las ruedas y a la exposición se ha llevado la decoración de éstas pertenecientes a las tres carretas premiadas en 2017.
En cuanto a la carreta de la Virgen de Valme, también podemos contemplar diversos elementos, como los frontiles de plata de los bueyes, de 1960; los trajes de los boyeros, que van guiando a los animales; y los fajines y collares para enjaezarlos, con decoración bordada en oro sobre terciopelo rojo, confeccionados en 1963.
También en el patio vemos varias fotografías más actuales de la romería, así como los carteles anunciadores de las ediciones de 2008 y 2011.
Y siguiendo con los carteles, en otro punto del patio se encuentra el cartel que Nuria Barrera ha pintado para anunciar la salida que la Virgen de Valme protagonizará el próximo 23 de junio en conmemoración del cuadragésimo quinto aniversario de la Coronación Canónica.
Junto al cartel se expone la bandera pontificia, con asta de plata labrada por Fernando Marmolejo en 1973 y un nuevo escudo bordado este año por José Luis Sánchez Expósito, del taller de Santa Clara. Se trata del escudo del Papa León XIII, que era el Sumo Pontífice cuando la hermandad obtuvo el título de Pontificia el 24 de junio de 1896.
Y al otro lado está la bandera de la hermandad, de 1976, confeccionada en raso rojo y azul, con asta de Hijos de Juan Fernández.
Seguimos en el patio para ver un conjunto de enseres formado por el manto de terciopelo rojo bordado en oro, plata y sedas de colores por el taller de Sobrinos de Caro en 1968 y donado por el Ayuntamiento de Dos Hermanas; los varales, la peana y la crestería del paso procesional (el que se utiliza para las salidas del aniversario de la Coronación los años en que el 23 de junio es sábado), obra de plata de ley cincelada y repujada por Anastasio Díaz y Emilio Méndez, de Orfebrería Macarena, en 1990; la peana con forma de nube con cabezas de ángeles, realizada y donada por Salvador Madroñal en 2008; y la jamuga sobre la que se sienta la Virgen, labrada en plata de ley por Fernando Marmolejo en 1972 y estrenada el día de la Coronación Canónica.
Y antes de dejar el patio, nos detenemos en el altar que la Hermandad de Valme instaló este año ante la fachada del Mercantil para la procesión del Corpus, y que se encuentra montado con muchos de los elementos que lo conformaban también en el interior. Consta de altar de cultos realizado por Orfebrería Villarreal en 1984 con peana y cinco frontales (aunque en la exposición se muestran sólo dos), un juego de ánforas donadas por el Ayuntamiento de Dos Hermanas en 1967 con motivo del patronazgo de la Virgen de Valme sobre la localidad, y un sillón neogótico de madera tallada y dorada por Salvador Madroñal en 2003 que reproduce el antiguo que tenía la hermandad y que desapareció.
Pasamos a la segunda sala y tercer espacio expositivo de esta muestra. Éste se centra en la imagen de la Virgen de Valme, de la que se explican todos sus detalles en un panel donde leemos lo siguiente:
"La imagen de la Virgen de Valme es una talla gótica de las denominadas 'fernandinas' (por su vinculación con San Fernando), cuya datación se sitúa en la Baja Edad Media, posiblemente en el segundo tercio del siglo XIII. De autoría anónima, su iconografía deriva de modelos bizantinos ya habituales en el románico. Con unas dimensiones de 68x28x17 centímetros, representa a la Virgen en majestad, como trono y madre de Dios, sosteniendo al Niño en su rodilla. Es una de las imágenes marianas introducidas en tierras sevillanas a raíz del primer impulso repoblador llevado a cabo tras la Reconquista cristiana del bajo Guadalquivir.
La composición del conjunto supera la frontalidad y el hieratismo del modelo iconográfico tradicional, avanzando hacia propuestas más realistas al presentarse el Hijo sobre la pierna izquierda y no en el centro de la misma, en actitud de bendecir con su mano derecha, mientras que con la izquierda porta un pájaro, símbolo de la Resurrección y del Espíritu Santo. La Virgen sostiene en su mano derecha una rosa, que en origen pudo ser una flor o fruta tallada. Los rasgos físicos de ambas figuras están suavemente modelados y se caracterizan por tener unas facciones individualizadas, aunque conservan el idealismo propio del gótico internacional; en todo caso, presentan gran refinamiento y solemnidad.
Desde su origen hasta nuestros días, la morfología de la imagen de la Virgen de Valme ha sufrido diversas modificaciones. Entre los siglos XIII y XVII, la talla mantuvo un aspecto similar al actual: un volumen unitario creado a partir de una pieza de madera obtenida del centro de un árbol (chopo o álamo blanco). En esta etapa, el manto de la Virgen estaba policromado en color rojo intenso y su túnica en azul oscuro, mientras que la del Niño era de color gris. En ambos casos la policromía estaba decorada con pequeños dibujos. Al parecer, la cabeza de la Virgen se cubría con una toca o velo blanco, como otras imágenes de la época. Es posible que también tuviera una corona tallada.
En el siglo XVII, la talla sufrió una profunda transformación para adecuarla a la moda barroca. Se mutilaron las manos de la Virgen, se separó la imagen del Niño y se le hicieron notables modificaciones para representarla de pie y vestirla. Así, se le incorporó un candelero y unos brazos postizos a fin de poder colocarle manto, saya, rostrillo, corona y joyas. En una fecha inconcreta se le agregaron los ojos de cristal. Por un inventario del año 1647 se conoce que ya en esa fecha la imagen había sido transformada, si bien es muy probable que sufriera otras intervenciones tanto en esa centuria como a comienzos del siglo XIX. De 1855 es el primer grabado conocido de la Virgen, que la representa en candelero, con corona, cetro y media luna, igual que aparece en las primeras fotografías, fechables en torno a 1860-1870.
En 1894, debido a su mal estado de conservación, la imagen fue restaurada por el escultor Adolfo López Rodríguez (1862-1943), bajo la dirección del pintor Virgilio Mattoni de la Fuente (1842-1923). Le fueron retiradas las vestimentas y se le repusieron las partes mutiladas en épocas anteriores, recuperando su morfología original. Se le aplicó una nueva policromía, con estofado, en la que el manto de la Virgen pasó a ser de color azul y la túnica de rojo encarnado, mientras que la del Niño mantuvo el tono grisáceo. No obstante, parece que esta nueva policromía lo que hizo fue reproducir otra subyacente, fruto de una intervención anterior no documentada".
En esta segunda sala, nos encontramos en primer lugar con dos mantos: el conocido como 'el verde antiguo', donado por Amalia Ramírez y confeccionado antes de 1870; y el llamado 'de rayas', donado en 1870 por la camarera de la Virgen, Refugio del Villar.
Entre ambos mantos se muestra la antigua pieza de cubrepeana de la imagen, colocada durante la restauración de 1894 y sustituida por otra similar en 1990. Junto a esta pieza, hay un clavo de forja que probablemente se le introdujo a la talla en el siglo XVII y que también le fue extraída.
Colgando de la pared podemos ver en esta parte de la sala un conjunto de mangas y pecherines de entre 1870 y 1880 que se utilizaban para vestir a la Virgen cuando estaba de candelero; unos vestidos para el Niño Jesús de entre los siglos XVIII y XIX con la misma finalidad; una media luna de plata de ley con motivos sobredorados de J. Guzmán, del primer tercio del siglo XIX; y una mano del siglo XVII que se le sobreponía a la Virgen cuando era vestida de candelero.
Vemos también un conjunto de manto y saya de brocados de oro y plata, realizados entre 1870 y 1880 para vestir a la Virgen de candelero.
Después de otro panel donde se explica la pormenorizada restauración a la que fue sometida la Virgen de Valme en 2014 por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, vamos a una vitrina donde se exponen unos mantolines de raso bordados en oro y plata de los siglos XVIII y XIX. Algunas de estas piezas fueron adaptadas para seguir usándolas cuando la Virgen dejó atrás su apariencia de candelero y recuperó la iconografía gótica.
Vemos ahora cuatro mantos de la Virgen de Valme: 'el de las flores del campo', de raso de color rosa bordado en sedas de colores por las Adoratrices de Sevilla en 1970; el de tisú de plata, de 1930 y que era el que la Virgen llevaba el día del incendio intencionado de la Parroquia de Santa María Magdalena el 19 de julio de 1936; el 'chinesco', donado por la camarera de la Virgen, María Teresa Fernández-Pasalagua; y el de raso celeste bordado en seda en 2004 por Ángeles Espinar.
En la parte superior se sitúan los carteles anunciadores de las romerías de 2013 (de Juan Miguel Martín Mena), 2015 (de Juan Antonio Aguilar) y 2016 (de Juan Miguel Martín Mena de nuevo).
El amplio ajuar de mantos de la Virgen de Valme continúa con otros tres: el de castillos, leones y flores de lis, bordado en plata sobre terciopelo rosa por las Adoratrices de Sevilla en 1972; el de terciopelo azul bordado en oro en 1957 tras una suscripción popular iniciada por la camarera, Teresa Alonso Rivas; y el blanco bordado en oro por las Adoratrices en 1973 y estrenado el día de la Coronación Canónica.
Vemos también el cartel de la romería de 2014, pintado por Daniel Vaquero Fornet.
A su lado, una pintura con el rostro de la Virgen de Valme, pintado este mismo año por Ángel Alén en técnica mixta.
Contemplamos ahora una toca de sobremanto del año 2011, bordada en plata a realce sobre tul por José Antonio Grande de León.
También se muestra un sillón para situar a la imagen, tallado por Miguel Ponce Bancalero en caoba y plata en 1929.
Seguimos con un templete de la Virgen de Valme, labrado en plata, marfil y oro por Manuel de los Ríos y Salvador Madroñal en 2002. Va en la entrecalle del paso de palio de María Santísima de la Esperanza, de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo de Dos Hermanas.
A continuación, contemplamos las coronas de la Coronación Canónica de la Virgen de Valme (tanto para la Virgen como para el Niño), realizadas entre 1971 y 1972 por Fernando Marmolejo Camargo en oro, esmaltes, perlas y brillantes. Fueron costeadas por suscripción popular.
El mismo año de la Coronación, en 1973, el mismo Marmolejo reprodujo en plata sobredorada el diseño de las de oro, aunque simplificándolo. Fueron enriquecidas con pedrería y esmaltes entre 2014 y 2015 en dicho taller.
Y en 2008 Ramón León hizo en plata unas coronas que reproducían el diseño de unas anteriores que se perdieron en 1975.
Precisamente, en la parte superior vemos una fotografía de la Virgen de Valme con estas mismas coronas.
Continuamos con una reproducción en miniatura de plata y marfil de la Virgen de Valme, labrada en 1989 por Orfebrería Villarreal para la carreta del simpecado de la Hermandad del Rocío de Dos Hermanas.
Otra toca de sobremanto vemos a continuación, en este caso de tul bordado en oro a realce por José Antonio Grande de León en 2010 y donada por el imaginero Salvador Madroñal.
De nuevo se muestran otros tres mantos de la Virgen de Valme: el de terciopelo color cardenal bordado en oro, plata y sedas por Grande de León en 2012, según diseño de Antonio Bejarano; el de raso de color marfil bordado en oro y sedas en 2003 donado por Francisca Noguera Vidal; y el de tisú verde bordado en oro por José Antonio Lineros y Agustín Zambruno en 2007.
Arriba está el lienzo que sirvió de cartel anunciador del rosario procesional celebrado en 2017 con motivo de la Misión Popular que tuvo lugar en la Parroquia de Santa María Magdalena. Fue pintado por Pedro Castro Rojas.
A su lado se expone el cartel anunciador de la romería de 2006, realizado a partir de una composición de fotografías de Juan Cristóbal Velasco ("Haretón").
Otra jamuga vemos ahora, siendo en este caso realizada y donada en 1953 por Manuel Cerquera Becerra, quien la talló en caoba con apliques de plata y bordados en oro fino. Sobre ella está el manto de castillos, leones y flores de lis, bordado en oro sobre terciopelo granate en 1920 y costeado por suscripción popular a raíz de la iniciativa de la camarera de entonces, Elena Molina de la Muela.
A continuación, observamos un retrato del perfil de la Virgen de Valme, pintado a bolígrafo por Juan Miguel Martín Mena en 2011.
Y a su lado, el óleo sobre tabla titulado "Váleme, Señora", de Ricardo Gil Lozano y pintado en 2017.
En un panel se explica la devoción que en Sevilla capital se tiene por la Virgen de Valme, destacando que su romería es considerada también la romería de los sevillanos. Además, una calle del barrio de San Bernardo tiene el nombre de Valme; la misma Virgen salió por las calles de Sevilla en la procesión extraordinaria celebrada el 23 de noviembre de 1948 en el séptimo centenario de la reconquista de la ciudad por San Fernando; en la Parroquia del Sagrado Corazón de Bellavista hay una réplica de la Virgen de Valme y una hermandad, actualmente suspendida; el hospital situado en dicho barrio, cerca del Cortijo de Cuartos, se llama Nuestra Señora de Valme; en la Parroquia de San Lorenzo hay una pequeña reproducción en madera de la Virgen; y en el frontal del palio de la Virgen del Dulce Nombre de Bellavista hay otra reproducción en orfebrería. Por otro lado, la corona de oro de la Virgen de Valme tiene en el frontal el escudo de Dos Hermanas, y en la parte trasera el de la ciudad de Sevilla.
Volviendo a la Coronación Canónica, vemos también un cuadro con una foto de la Virgen y el decreto del Cabildo de la Basílica de San Pedro del Vaticano concediendo dicha Coronación el 10 de octubre de 1971, después de que el 8 de septiembre de dicho año lo solicitase el cardenal de Sevilla, José María Bueno Monreal.
Debajo, vemos en una vitrina un buen número de joyas, broches, medallas e incluso exvotos que forman parte del ajuar de la Virgen de Valme.
Asimismo, se muestra el programa de la Coronación Canónica, oficiado por el Cardenal Bueno Monreal y con la presencia como padrinos del entonces vicepresidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco, y su esposa, Carmen Pichot.
Junto al programa se puede ver un manuscrito de Joaquín Romero Murube con su poema "Valme", escrito en 1968. Al año siguiente, un mes antes de morir, pronunciaría el pregón de la romería.
La primera edición de dicho pregón tuvo lugar en 1954 y fue pronunciado el 17 de octubre por José Luis de la Rosa Domínguez. Dicho texto mecanografiado se expone también en esta vitrina.
Observamos ahora distintos modelos de medalla de hermano, todos ellos del siglo XX, incluyendo la de la Coronación Canónica, de mayor tamaño que el resto.
Y de finales del siglo XIX es el escapulario que, según las reglas de 1888, debían llevar las hermanas.
Seguimos con varias estampas y pequeñas publicaciones relacionadas con la Virgen de Valme pertenecientes a décadas anteriores.
La devoción a la Virgen de Valme no sólo es importante en Dos Hermanas, donde fue declarada Protectora de la ciudad en 1897 y Patrona en 1964, donde tuvo lugar su Coronación Canónica en 1973, y de la que recibió la Medalla de Oro en 1995, sino que en Roma existe una Parroquia de Nuestra Señora de Valme donde hay una imagen que es réplica de la de Dos Hermanas. Desde ahí, la devoción se está transmitiendo a países donde se realizan misiones, como Sudán del Sur o Nepal.
Así se refleja, por ejemplo, en los siguientes documentos expuestos, que son la distinción de la Medalla de Oro de Dos Hermanas por parte del Ayuntamiento y la carta del Vicariato de Roma donde consta que desde 1981 la Parroquia de San Bernardino de Siena, en Roma, pasa a llamarse de Nuestra Señora de Valme.
Seguimos el recorrido de la exposición contemplando el capote de paseo del torero Emilio Muñoz, que tiene bordada en oro y sedas sobre terciopelo la imagen de la Virgen de Valme. Esta pieza, de 1982, la donó el propio torero a la hermandad.
Sobre el capote hay un cuadro con tres antiguas fotografías de la Virgen de Valme.
En otra vitrina vemos más joyas pertenecientes a la Virgen de Valme y donadas a lo largo del siglo XX, entre las que se encuentran unas llaves de oro de ley que representan las de la ciudad de Gerona y que fueron donadas en 1964 por Juan Aulet Torrens. Igualmente, hay un cayado para el Niño de oro de ley, estrenado en la Coronación Canónica, la Medalla de Oro de la ciudad de Dos Hermanas y un relicario de oro, plata, perlas, brillantes, zafiros y rubíes, labrado en 2014 por Orfebrería Marmolejo y que contiene un trozo de la talla de la Virgen que se da a besar a los devotos en la víspera de la romería.
La Virgen de Valme suele portar unas rosas en su mano derecha. En la vitrina vemos unas de tela que son como las que después de llevarla la Virgen se entregan a enfermos para que reciban su protección; también vemos otras dos rosas, una de plata sobredorada de 1945 y otra de plata policromada de 1968, donadas ambas por grupos de romeros; y una tercera de oro de ley de 1971.
En un rincón de la sala vemos el banderín de la Coronación Canónica, bordado a realce sobre tisú de oro y plata, y donado por José Caro en 1973. Junto a él, están las varas de presidencia, realizadas por Antonio Pérez Barrios en 1958.
Y llegamos al último de los enseres expuestos, como es el antiguo estandarte de la hermandad, bordado en oro y sedas sobre damasco rojo por Elena Molina de la Muela en 1925. Fue restaurado y enriquecido en 1990.
Con este estandarte finaliza la que es una completa exposición sobre una antiquísima devoción que, como hemos visto, hunde sus raíces en la reconquista de Sevilla por parte de San Fernando y que además viene a reforzar los lazos de unión de la capital hispalense con la cercana ciudad de Dos Hermanas. Hasta el próximo domingo aún es posible visitar la muestra "Valme, por ti cristina es Sevilla" en la sede del Mercantil. Y el próximo día 23 los devotos de la Virgen de Valme tienen una cita en Dos Hermanas para verla por las calles en su salida procesional.
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