sábado, 3 de octubre de 2015
BESAMANOS EXTRAORDINARIO A LA VIRGEN DE LA CONCEPCIÓN DEL SILENCIO
Entre los pasados domingo y martes, la Hermandad del Silencio celebró un besamanos extraordinario a María Santísima de Concepción con motivo del cuarto centenario del voto de sangre realizado por esta corporación en la defensa de la pureza de la Virgen María desde el mismo momento de su concepción.
En concreto, la fecha exacta de celebración de esta efeméride fue el martes 29, día en que tuvo lugar en la Iglesia de San Antonio Abad una solemne función y un Te Deum de acción de gracias, presididos por el Cardenal Carlos Amigo Vallejo.
Para este besamanos extraordinario, ya que la fecha habitual es la del 8 de diciembre, la Virgen de la Concepción se situó en el presbiterio del templo de la calle Alfonso XII, vestida con el manto de salida, saya morada y la corona también de salida. Sujetaba un rosario con la mano izquierda, dando a besar la derecha. Además, estaba elevada sobre una peana de plata, que contaba también con una media luna.
Flanqueaban a la dolorosa los ángeles ceriferarios que acompañan a Nuestro Padre Jesús Nazareno en su paso, mientras que en los extremos había dos jarras doradas del paso de palio con flores blancas y dos candelabros de plata, todo ello sobre sendas columnas doradas forradas de terciopelo azul con el emblema de la hermandad.
Tras la Virgen de la Concepción se elevaba, ante un gran cortinaje rojo que tapaba por completo el retablo mayor, un altar de gran altura rematado en su parte superior por un dosel celeste decorado con elementos que recordaban a los bordados característicos de la cofradía y con grandes letras en las que podía leerse "Quién como María, Madre de Dios concebida sin pecado".
Bajo el dosel se situó una pintura con una cruz dispuesta sobre una representación de la Inmaculada entre nazarenos de la cofradía sujetando el cirio votivo, la espada y la bandera concepcionista. Esta misma bandera podía verse delante de la pintura, siendo portada por la talla de San Miguel existente en el templo.
Un gran número de candeleros con cera blanca iluminaban el altar, en el que también había otras jarras del paso de palio, mientras que en el centro se dispusieron un manifestador de plata y el Sagrario. Finalmente, a ambos lados del altar se ubicaron el cirio y la espada.
Durante la celebración de estos cultos extraordinarios en honor a la Virgen de la Concepción, Nuestro Padre Jesús Nazareno se ha situado en el altar habitual de la dolorosa, con la particularidad de portar sobre su hombro derecho una cruz arbórea, lo que no es habitual en esta imagen.
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