Nuestra Madre y Señora de la Merced, de la Hermandad de Pasión, se encuentra este fin de semana expuesta en devoto besamanos en la capilla sacramental de la Iglesia del Salvador, a los pies de Nuestro Padre Jesús de la Pasión.
Para este culto, que el año pasado se celebró en el exterior de dicha capilla (ver), la dolorosa de Sebastián Santos viste el manto de camarín de terciopelo azul bordado en oro que en 2018 diseñó y confeccionó Jesús Rosado, así como la saya de salida de Carmen Capmany, de 1930, realizada a partir del vestido de novia de María de las Mercedes, madre de Juan Carlos I. Luce igualmente la corona procesional y un emblema de la Orden de la Merced en el pecherín junto a un puñal de oro.
La Virgen de la Merced, que está elevada sobre una sencilla peana de madera dorada, ofrece a los devotos la mano derecha y ni en ésta ni en la izquierda sujeta rosario o pañuelo alguno.
A ambos lados de la dolorosa se sitúan los antiguos candelabros de su paso de palio, dos a su misma altura y los otros dos más atrás. También detrás hay hasta seis altos blandones de madera dorada con cera blanca, y otros cuatro de menor tamaño se sitúan en el propio retablo de plata de la hermandad y sobre las peanas donde habitualmente reciben culto tanto la Virgen de la Merced como San Juan Evangelista, el cual, por cierto, ha sido retirado de la capilla durante el besamanos para mantener la simetría del conjunto.
El exorno floral se compone de centros de nardos colocados en distintos puntos del altar y en sendos pies de terciopelo y base cuadrada. Finalmente, en el extremo izquierdo del montaje vemos la bandera concepcionista, mientras que en el derecho están la bandera de la Virgen y el estandarte corporativo. Las dos banderas están sujetas por sendas tallas de ángeles mancebos.
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